enero 25, 2016

Las siete cadencias de Bowie: ‘La número cinco te hará llorar’

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Lo primero que pensé a horas de la muerte de David Bowie fue: ‘Hay siete momentos en los que él me impactó en la vida’. Seguramente hay más, pero quise dejarlo en siete por ser un número vendedor.

No quiero hacer una de esas enumeraciones clásicas de página web contemporánea (‘la número cinco te hará llorar’), me basta con decir que ‘Modern Love’ ocupa ese primer momento en el que escuché al ‘extranjerito’ aquel de cabello súper rubio y pasito ochentero de moda.

Es la canción más popular de Bowie, por más de que se rasguen las vestiduras los ultrafanáticos; así como ‘Creep’ siempre será la más famosa de Radiohead o ‘Another brick in the Wall part 2’ la de Pink Floyd. Y claro, Bowie lo hizo todo, hasta tener una de esas ‘cheesy songs’ ultra pop.

Ah, casi lo olvido, yo era un niño de cinco años y la melodía me hacía delirar de la alegría; cuando busco un referente de baile ochentero no puedo pensar más que en aquellas imágenes del video. ‘Modern Love’ es canción obligatoria de todo ‘playlist’ arcaico de radio ecuatoriana que se respete.

Pasaron los años y MTV se volvió un canal ‘gratis’ en el espectro televisivo nacional. En plena adolescencia mía asoma David luego de tantos años y se pone a cantar ‘Little Wonder’, en un video de la genial Floria Sigismondi (la misma que le hizo a Marilyn Manson ‘The Beautiful People’).

Recuerdo claramente que Bowie decía en una entrevista “es música ‘jungle’, algo que escuché en las discos europeas, bla, bla, bla…”. ¿Qué cosita? ¿Jungle, qué diablos es eso y por qué me fascina tanto? Mientras todos hacían grunge, post grunge o brit pop, este tipo sale con ‘jungle’. Maldito genio, me hice fan instantáneamente.

Recuerdo otro día, ya había salido casi de la adolescencia, cuando mi hermana mayor me regala un disco ‘quemado’ por ella misma (costumbre hoy en día casi extinta), ahí dentro se encontraba ‘Space Oddity’. La escuché y me volví a enamorar del británico aquel de cabello perfecto. Esa guitarra acústica y la voz, que parecía despedirse melancólica y solemnemente, hicieron que no deje de repetir el tema por días, fue la primera vez que lo escuché a conciencia, pero debo confesar que la parte del saxo nunca me cuadró mucho, igual no me importó. Aquella ‘rareza espacial’ para mí es una de las mejores cosas que se han escrito a finales de los 60’.

Una noche, hace muchos años, me di cuenta de que ‘Under Pressure’ también la cantaba Bowie. El tema es de Queen pero la colaboración del ‘Duque blanco’ siempre me da escalofríos. Sobre todo ese coro final que es indescriptible, donde se escucha la parte en la que, por tomar aire, se retrasa una milésima de segundo del compás. “Cause love’s such an old-fashioned word… and…”

Soy fan de Arcade Fire y sucede que casualmente una tarde me entero, gracias a mi amigo Roberto Ramírez Paredes (el tipo más fan de Bowie que conozco y que le gusta que lo nombren por los dos apellidos), que en la canción ‘Reflektor’, de la banda canadiense antes mencionada, hay una pequeña colaboración del fallecido héroe de esta crónica. “Thought you were praying to the resurrector. Turns out it was just a reflector”. Ese tema nunca más me sonó igual, siempre espero aquella estrofa impaciente y emocionado.

En 2013 se publica ‘The Next Day’, un disco que -luego de una década de creer que Bowie nunca más iba a grabar álbumes de estudio- nos sorprendió a todos. La canción, que lleva el mismo nombre del CD, tan solo me envuelve en una especie de ganas de bailar y mover la cabeza mientras en el videoclip veo a un Bowie que emula a Jesucristo y su ‘ascensión’ a los cielos, terminando con la frase “thank you everybody”.

Finalmente ‘Blackstar’, su última producción de estudio, puso a circular en las redes sociales ‘Lazarus’, el video donde nadie se dio cuenta de que el ícono musical se estaba despidiendo. Todos estábamos embelesados de ver y escuchar algo nuevo del ‘camaleón’ y, en nuestra ‘borrachera auditiva’, no percibimos el adiós que se materializaría tres días después.

Claro, letra e imágenes luego tomaron sentido, un sentido macabro, artístico y hermoso, propios de una leyenda que no supo hacer otra cosa de su vida que un extendido performance, hasta después de su muerte.

Hoy, me acabo de enterar de que Bowie lanzará progresivamente en el futuro cinco canciones nuevas, la primera en 2017. El tipo sabe que aún no puede irse de este mundo, no del todo.

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