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Por: El Musikólogo

Hablar de géneros musicales puede ser un poco tedioso, más aun si hablamos de un género cuasi incomprendido como lo es el Shoegazing. Si bien es cierto este género no es nada nuevo (surgió en los 80), si lo es aquel revival a manera de “Nu-Gaze” que están haciendo muchas bandas jóvenes, entre ellas “Sexores”; dueto ecuatoriano que se atreve, ¡y vaya de qué manera!

 Adentrarse en los terrenos del Shoegazing es divagar en una espesa composición sonora. Capas de genial ruido de guitarras superpuestas sobre efectos reverberantes, matizadas por voces suaves, susurradas, casi ininteligibles, llenas de eco, elementos que al juntarse forman lo que sería una secuela del “Wall of Sound” que Phill Spector manufacturó en los 60’.

“Sexores”, dueto conformado por 2046 (Emilia Bahamonde) y 606 (David Yépez) en Quito, llevan un tiempo afincados en España lo que les ha permitido desarrollar su música en un ambiente propicio y presentarla a un público mucho más heterogéneo. Tardaron poco más de 3 años en madurar este proyecto y 2014 vio llegar su larga duración debut “Historias de Frio”, que desde el viejo continente se revela como uno de los trabajos mejor logrados en la floreciente historia de la música independiente ecuatoriana.

Si hay algo que caracteriza aún más al shoegazing – y a su primo hermano, el noise pop – es el acervo de melancolía en las letras y aquel ambiente espacial, brumoso, que por sí solo crea todo un escenario; y es así, con ese linaje sideral que “Historias de frio” reúne todos los elementos que podrías esperar de un álbum enmarcado en esta tendencia y se constituye como un manual para las generaciones futuras.

Cada una de las 8 canciones que conforman este album es una parte de ese viaje cósmico imaginario. El ritmo confuso que imprime la batería en “Historias de Frio”, canción que abre el álbum, muestra la versatilidad que puede manejarse y habla del cuidadoso proceso de estructuración y grabación que “Sexores” imprimieron en esta placa. “Below the Rainbow” quizá la más melancólica, te lleva en un solitario viaje por un blanco horizonte polar, donde nada es lo que parece. “Plain” tiene chispazos de intensidad a tono con el enigma, mientras que “Dahmer” es de una estructura guitarrera sumamente densa como bruma del altiplano, pero te deja ver las luces a lo lejos.

La adecuada base rítmica y los arreglos secuenciados, nos hacen pensar en la coordinación que requiere tener este dúo para cada uno de sus temas. Cabe destacar la exquisita belleza de piezas como “Ballad of a girl named Nothing” y “Techos Rotos” que no piden favor a banda alguna, pero transmiten la esencia de lo que exudaban gente como Ride, Pale Saints o My Bloody Valentine y que causó conmoción en su momento.

“Sexores” captura la magnificencia de este género aparentemente simplista y lo convierte en algo sin precedentes en el país. Lejos de favoritismos patrioteros “Historias de Frio” se vuelve esencial para comprender ese salto generacional en la música ecuatoriana, y como elegantemente puede hacerse música cosmopolita e inteligente, sin caer en el esnobismo.

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