La noche prometía. Era una de esas noches despejadas, de esas noches que esperaban acoger a una caterva de muchach@s, y no tanto, para escuchar gratis a la banda de los cuervos ambulantes.
Por las calles asomaban entre la gente, unos cham@s con pinta de alternativos, de punks, de unders. Era obvio que iban a Tanque.
La Plaza del Teatro que ya contaba con varias sombras que llenaban la ya ocupada plaza por los mismos de siempre, se vio invadida por estos nuev@s ocupantes, venían con un aire más irreverente, con más talante, y se aprestaban a escuchar a una banda que se caracteriza por su fuerza en escena, por despojarse, y dejar todo en el escenario y sobre todo por tener letras cercenantes que desnuda a la cotidianidad.
Fiesta S.A, quién organiza este concierto, es un movimiento que pretende contribuir al movimiento cultural y además fomentar con este tipo de eventos a que los jóvenes, muchas veces relegados y anulados por la sociedad empiecen a tomarse los espacios públicos, que han sido despojados poco a poco por los estereotipos de la sociedad y, en consecuencia, su sola presencia en este tipo de espacios destrozan todas esas ideas enraizadas en la mente de la gente porque demuestran que no son los “vándal@s” como los catalogan, sino solo jóvenes que no están de acuerdo con la forma de regencia de la sociedad.
Llegó las 10:00 de la noche, y raro en este tipo de eventos, empezó a sonar unos acordes y a ese compás también la lluvia imprevista empezó a caer. Un ritmo influenciado por la escena CBGB, del punk old school, y sobre todo por tres mujeres (Linda, Ángela Y María Auxiliadora), y un hombre (Jorge), bendito entre ellas. La lluvia inundaba nuestros cuerpos, la gente llegaba y llegaba, The Cassettes desde el inmenso Guayas llegaron para tocar su material inédito y dos covers de The Clash y The Ramones. Estos últimos hicieron furor. La gente que en muchos casos solo había visto u oído hablar de ellas en el Myspace, o en espacios especializados de música alternativa, que son casi nulos en la onda radial o televisiva nacional, subieron, tocaron y se fueron, dejando a un público interesado en saber más de ell@s y listo para recibir a Tanque.
Lo más rescatable de la presentación de estas muchachas, no fue su música sino su actitud y dinamismo, que a pesar de que varios “bocones machistas” les pedían que se desnuden, les gritaban que están “ricas”, y que las preferían sin ropa, ellas siguieron tocando y no se bajaron. Muchos las apoyaron en el pogo, en especial en los covers mientras revoloteaban por la tarima y disfrutaban de su show.
Para muchos esta banda promete, y promete mucho. Su maldad y su espíritu independiente no espera complacer a nadie solo pretende hacer música.
Llegó lo esperado, después de seis meses de sacar su último disco, y haber recorrido ciudades como Cuenca y Ambato, pasando por el “Quito Fest” y “La fiesta de La Música”. Tanque por fin podía hacer el lanzamiento oficial en la ciudad que los acoge, Quito.
Empezó a sonar bien, hasta que llegó “Dale José” que enloqueció a todos: empujones, por aquí y por allá para llegar al centro, al pogo; y los cables se desconectaron y empezaron de nuevo la canción, otra vez falló el sonido y la gente comenzó a cantar: “Tienes algo que es mío…Yo soy un puñetazo Dale José, Dale José”. Y empezó un karaoke al puro estilo Taque. La tercera es la vencida y sonó bien, todos lo deseábamos, después de esos pequeños desmanes comenzó el conciertazo.
Las canciones del “Pank de cada día” se fusionaban con las nuevas, un repertorio que permitió la fluidez para los que conocían y desconocían las canciones, para que las canten y les echen un oído.
Así se mezclaron “dale José”, “elektrolux”, “ministro muerto”, “dios le pague”, ”Bartolomé, el niñito amanerado”, entre las clásicas y del nuevo disco las que están el www.myspace.com/tanquepunk: “ciudad del chisme”, “bombachira”, ”la última vez”, “en el mar”, y otras como “Febres Cordero me sacó de la bahía”, “La despedida”,” Zoila”, “Choro”, entre otras, las que de seguro se convertirán en clásicas.
Tanque se renueva, va madurando con su música y podemos ver que Xavier Muller produce el disco (en Rana Estudios), que Sebastián Burbano ahora también toca el contrabajo en un par canciones del nuevo disco, mientras se dedica al diseño de joyas; y así sus integrantes van conociendo otros ámbitos de la vida profesional y relacionándolo con su pasión: Tanque.
La temática del disco inagotablemente trata de una realidad que se repite día con día “Hasta la muerte de su titular”, es decir, del trabajador público, de los burócratas (“Te despiertas y te lamentas de tu rutina, te despides de tus cuatro hijos con una falsa emoción, llegas temprano timbras tu tarjeta y pasarás el café a tu jefe para siempre”); de las mojigatas, los medios de comunicación inicuos, de la religión, de las ciudades y del mismo amor; predestina una clase de vida que se multiplica por todas las instituciones y de la cual somos víctimas todos los ecuatorianos.
Luego de varios problemas en la grabación, de casi tres años en su realización, de crear las muchas canciones en el mismo estudio, y de borrón y cuenta nueva, la odisea fue completada y dio paso a 34 minutos en 15 estridentes y rudas canciones llenas de punk, surf rock y unas notas disipadas de Ska, un estilo propio que refleja su cotidianidad, dejando atrás la política por no ser trascendente en la relativización en la que entramos y así aprovechar el ímpetu del punk para hacerlo más divertido, jocoso y digerible.
El arte del disco nos lleva a un paseo por las instituciones burocrática (vacías de sus funcionarios como casi siempre), con notas de venta, recibos y oficios, donde cada letra de las canciones pone su toque de lógica parodia (”Y cuando sueñas en la realidad, te levantas temblando y te das cuenta que es de verdad todo lo que te está pasando”), que permite destapar la alcantarilla de los problemas de la sociedad.
El show terminó con “año nuevo”, y con la petición de” la hija del Sr. Cobijas” (que no regresaron a tocar y que nos la deben), y así la plaza se quedó con el agua, nosotros con Tanque en la sien incrustado y ellos satisfechos por un trabajo bien hecho. “Y como digo siempre, el punk es mejor escucharlo y vivirlo en vivo, en el pogo, bajo la lluvia o soportando el sol escarnecedor.”
Por: Vanessa Bonilla / Fotos: Jose Fabara Rojas