-Entrevista a la banda chilena en el camerino del Quito Fest, diciembre 2007-
Cuando respiro en tu boca, ese fue el primer tema que se escuchó de Lucybell en nuestro país; o más bien, que se le pudo ver. Eran tiempos buenos. El MTV latino llegaba a nuestras casas sin pagar por ver; corrían los noventas. La música de cientos de bandas de todo el planeta inundaban nuestras mentes, dormitorios, cuartos de estudio, cocinas, salas de estar, terrazas; en cualquier lugar donde quepa un televisor, y todo sitio era bueno para conectarse a la programación de la cadena de videos.
Oír o ver por primera vez a un grupo era un ritual casi mágico y, por sobre todo, básico: o te gustaba y lo recomendabas a tus amigos o le cambiabas el canal y nunca le mencionabas en público, cual verdugo. Lucybell era de los primeros.
Saber que eran de Chile le daba un aditamento especial. Estábamos tan familiarizados con bandas argentinas y mexicanas que buscábamos algo nuevo, otro sonido diferente a Soda o Café Tacvba. Lucybell tenía más de Soda que de los Cafeta, pero con un estilo propio marcado por la voz, la de Claudio Valenzuela.
A finales de la década, el canal de videos MTV se nos fue, y con él los alucinantes sonidos atesorados en años.
Gracias a la pobreza de la radio nacional, Lucybell -que nunca sonó en una radiodifusora en nuestro país- pasó a ser una especie de grupo de culto en el Ecuador… pero todavía quedaban destellos de su luz.
En 1999, el rock en el volcán Pululahua -el concierto más desconcertante que se haya organizado en el país- traía a importantísimas bandas, entre ellas a los chilenos Lucybell. Para esto, muchos ya habíamos conseguido música de la banda en tiendas piratas, y la discografía del grupo ya se regó por internet. A muchos les resultaba curioso que haya público rocker en nuestro medio que se interese tanto por esta banda, pero no era nada raro: fue uno de los primeros grupos que crecieron por el fenómeno «radio bemba» (pasar de voz en voz o recomendar su música).
En el valle del Pululahua, su actuación no fue del todo memorable, pero sí precisa. Lucybell brindó un show apoyado por secuencias, sintetizadores y la fuerza de la voz, con una sincronización propia de una banda con -en ese tiempo- ocho años de rodar por su país y Latinoamérica.
En sus líricas, desde sus inicios hasta hoy, aún son recurrentes los cuatro elementos primigenios: luz, tierra, agua y aire. El amor, aunque pasa a un segundo plano, forma parte esencial en sus siete trabajos discográficos, en 16 años de trayectoria. «Peces» (1994), «Viajar» (1996), «Mataz» (EP) en 1997, «Lucybell» (1998), «Amanece» (2000), «Sesión futura» (en vivo, 2001) «Lúmina» (2004), «Comiendo Fuego» (2006) y «Primitivo» (2007).
El miembro original es Claudio Valenzuela, líder por antonomasia, quien ha visto pasar a varios amigos por su banda, aunque, según cuentan chilenos que siguen la banda desde sus inicios, no fue él quien la formó.
Una amiga, Ruth, que casualmente tiene el mismo apellido del líder de Lucybell, era vecina de Claudio, en Santiago. En palabras de la Ruth: «el Claudio era de la pobla vecina a la mía, se le conocía por su facha estilo depeche (mode), que igual era rara para esa época (mediados de los ochenta). Iba a la U. en su escarabajo (Volkswagen), y siempre llevaba una guitarra bien grande atrás, pero no le gustaba llevarse con la gente de ahí de la pobla, igual tu cachai que es media rasca (pobrete) y él tenía amigos cuicos (aniñados) en la U., pero no era mala onda, solo que prefería hacer sus cosas por otro lado», me contó la amiga chilena que estuvo un par de años por acá, en Quito, y continúa: «Eran esos amigos los que tenían una banda, ellos tenían los equipos y eso, que igual son costosos. Según creo, el Claudio se les unió a ellos que ya estaban formados y tocando y entre todos decidieron llamarse Lucybell».
De eso ya pasaron 16 años, y Lucybell llega a Quito por segunda vez en su carrera. Con la formación actual, Claudio (voz, guitarra líder), el bajista Eduardo Caces y José «el Cote» Foncea -quien fue también baterista de Dragma-, son invitados a cerrar el festival QuitoFest 07.
Una semana antes, Cristian Reyes (don Cri-cri), un amigo conocedor de la movida, me pasó en mp3 el Cd Comiendo Fuego, que estaba rodando en el MTV (ahora ya pagado). Yo percibía al mismo Lucybell de siempre: simplemente bueno.
La entrevista la había pactado con dos días de anticipación con Jalal Dubois (Gloria del Campo), ahora convertido en todo un management de concert. No tuve tiempo ni de preguntarle de quién fue la idea de traer a los chilenos, pero me la sospechaba.
Tras una larga espera en las entrañas del Itchimbía, Jalal me decía cada media hora que en 20 minutos estaría con la banda, en su camerino. El encuentro fue corto ya que se les venía encima la tocada, pero en verdad resultó de una naturalidad abrumadora.
Los chilenos Lucybell llevan desde finales de 2004 viviendo y trabajando, o viceversa, en México: una fórmula que sus compañeros de patio La Ley, utilizaron para internacionalizarse. En el caso de Lucybell, ellos dicen que recibieron «una propuesta (de una productora mexicana) que nos pareció muy importante en nuestras carreras, y nos fuimos».
Entramos al camerino y vemos a los tres de negro tomando unas Pilsener, «cómo tiene que ser, pensé yo». No había mucho tiempo y debíamos hacerlo todo al apuro, algo que te presiona a forzar las preguntas, pero en este caso no fue así, los Lucybell andaban de buen humor y relajados, pero sin dejar de ser profesionales. Pararon la “talla” (que es como en Chile se les dice a los chistes cortos o a la especie de sal quiteña) que hubo al presentarnos y luego de hablar del clima y el viaje, etc… Iniciamos.
Comienza el último integrante que llegó a la banda, el Cote (bajista). «Llevo ya casi tres años con la banda y es como si llevara más», dice de una, y todos reímos, pero él, también entre risas, aclara: «En verdad, fue cosa sorprendente de ver cómo nos llevamos de inmediato. La anécdota resumida es que me llaman un martes, recuerdo, y me dicen vente acá y apréndete 30 temas. Yo viajé jueves a México y dejé un proyecto en Los Angeles donde me había ganado una beca para un estudio de grabación, que nunca la pude aprovechar. Dragma se había disuelto en octubre del 2004, y yo entré a la banda el 21 mayo del 2005».
¿Te gustaba Lucybell antes de que seas parte de ellos?
Mucho, y además mucho respeto. Nos habíamos encontrado en varios festivales en Chile y alguna vez estuvimos juntos en Colombia cuando yo andaba con Dragma, y siempre hubo buena onda con el Claudio y el Eduardo. Yendo para atrás, ya había una buena onda cuando la banda eran cuarteto… y Claudio añade: Y, yendo más atrás, nosotros (los integrantes de Lucybell) teníamos una banda llamada «La Máquina» y el Cote, con 12 años de edad, tocaba en otra banda con la que compartimos escenario en esos tiempos.
¿Cuando el Cote tenía 12 que edad tenían ustedes?
Como 20 años, más o menos (afirma Claudio).
¿Cómo te sientes en la banda? (continúo preguntándole al Cote)
Ha sido una increíble jornada de trabajo: harta risa, hartas lágrimas, ha sido increíble. Pasamos por todo un espectro casi de familia, yo les digo a los chicos que son mi familia.
¿Y ese convivir entre ustedes cómo les ha servido?
Tratar de llevar eso a la música es lo que ahora tenemos con Primitivo (el último cd de la banda) es un producto de la confianza, de la entrega, del apostar por la música más que por otras cosas más: compañía de discos, fama o nosotros. Nos gusta empezar de nuevo y es entretenido. Es una banda que tiene más de 16 años de historia pero con el espíritu de una banda nueva. Nos paramos en cualquier escenario y sin probar sonido o con probar sonido, con la parafernalia enorme o con una parafernalia ínfima, nos paramos los tres y todo bien; como que fluye las cosas entre los tres y eso es lo que más me gusta de la banda: la amistad que hay por medio de hacer música y con complicidad absoluta
(Le pregunto al vocalista y único miembro original de la banda) Están radicados en México ya varios años, y a pesar de eso ustedes regresan a Chile y es como que no se han ido. No han perdido el contacto con la gente que los sigue desde 1991. ¿Cuál fue la formula?
Creo que tiene que ver con lo que pasa dentro del espíritu de Lucybell de ir evolucionando, ser súper honesto con lo que tienes que expresar y lo que tienes que hablar en un disco y lo que quieres mostrar. Básicamente yo creo que la gente lo va aceptando, sintiendo, transmitiendo y lo va viviendo con las canciones. A mí eso me parece súper interesante, que la banda se mantiene con cada disco. Si quieres encontrarle alguna “fórmula” sería evolucionar. Es abrir los ojos, abrir la piel y darse cuenta de lo que realmente está pasando.
¿Se sienten cómodos viviendo y trabajando en México? (me contesta Eduardo)
Sí. Yo creo que el producto de esta vivencia en México se manifiesta íntegramente en las seis canciones, los 32 o 35 min que dura el disco (lo dice Eduardo con el disco Primitivo en sus manos) Un poco nos dejamos llevar por lo que estaba pasando en ese minuto en nuestra vida, en ese lugar y creo que más latente en nuestra sala de ensayo. Creo que éste es por primera vez el disco más conceptual de la banda y por lo mismo, el más claro en sonoridad.
¿Existe diferencia entre Norteamérica (México o EEUU) y Sudamérica en cuestión de sonoridad?
Sí. Grabamos Lúmina en Los Angeles (EEUU) con Adam Moseley (ingeniero de sonido británico, responsable de trabajos con The Cure y Kiss, entre otros) y sabes que no se si la máquina hace el resultado o buscar la máquina, porque el ser humano es el que juzga si el nivel está más alto o el nivel está más bajo, si este tiene más potencia o si le ponemos más distorsión. Pero con este nuevo trabajo estamos muy contentos porque es un resultado producido enteramente por nosotros y es el tercero (que lo hacen ellos, Lucybell, como productores), ya habíamos producido Comiendo Fuego y lo mismo el disco rojo.
La verdad fue un disco muy especial, porque creo que no estábamos preparados en ese minuto para un disco histórico dentro de Lucybell, que produjo la salida de dos integrantes pero que también produjo un cambio, y eso fue interesante. Es como decir algo medio vivo, como poder ir evolucionando, como ha ido creciendo y va siendo algo cada vez más maduro
Cuando uno escucha los primeros acordes de una canción de ustedes reconoce que es Lucybell, ¿cómo lo han logrado en 16 años… tienen influencias de nuevas bandas?
Supongo que lo que ha cambiado de la banda es el sonido. De Peces a Primitivo hay un espíritu de Lucybell creo que se percibe si escuchan Peces y Primitivo hay un hilo conductor, hay una poesía hay una lírica por decirlo de alguna forma, una letra escrita, pero el sonido ha evolucionando de la forma más natural. Es crear e ir rompiendo lo que nosotros creamos. Nuestra intención para este último disco era superar el Comiendo Fuego, pero superarlo en emoción, superarlo en la entrega, que si sudaste 7 poleras (camisetas) hay que sudar 20 camisas y mojarla y mojarla hasta que entregues la última gota de lo que estás haciendo. Supongo que Primitivo es muy parecido a Peces y es muy parecido al disco rojo y muy parecido a Lúmina pero tiene un enganche que no es parecido a ninguno de los otros; que sin los otros no habría existido esto (y señala el Cd de Primitivo) sin ningún lugar a dudas, pero esta energía es única es primitiva es como te decía anteriormente: en la sala de ensayo con mínimos artefactos electrónicos hicimos un disco muy potente.
¿Están sonando en el circuito mexicano, se están midiendo con las bandas de ese país? (responde Claudio, con su característica voz ronca)
Hemos hecho el teatro Metropolitan solos, hemos hecho dos o tres salones 21 (teatros reconocidos en México), desde que estoy yo, con una recepción increíble todos los días llenos. El público es un público gigante y tiene todo el arco iris de bandas que tú pudieras escuchar: de lo más pop, lo más clásico hasta lo más vintage, todo. Las mejores bandas latinas, las mejores bandas gringas pasan por allá. Es como que hay una cultura rockera, digo rockera sin segmentar, es una movida musical gigante, entonces en ese sentido tocar para un público así es bastante top. Se podría decir que son como muy fans, así como nos pasa en Chile que son fanáticos fanáticos de Lucybell y van a todas en todos lados: todas las premiaciones, los programas de televisión. Nosotros tocando es donde nos medimos con las bandas y en el fondo no es una competencia pero a nosotros nos deja satisfechos. Como lo que va a pasar más ratito (refiriéndose al gran concierto que cerraba el Quito Fest 07) o como lo que pasó ayer y como lo que a pasado desde hace tres años con la banda.
Lo de ayer fue un concierto en un festival donde cerraba Iggy Pop y los Stooges y tocamos con Aterciopelados, Bengala, Volován, Plastilina Mosh y con varias bandas de allá de México que habitualmente nos topamos en el circuito. Tuvimos la oportunidad de tocar en el escenario principal. En realidad la gente ya conoce parte de este disco aunque todavía no ha salido y eso nos deja muy feliz, que la gente corea las canciones antes que nosotros y se saben mejor las letras que nosotros; es increíble lo que pasa con el fanático. México termina siendo como casi la capital musical a nivel latinoamericano y por eso es muy interesante tocar y poder estar comparándose con otras bandas allá.
¿Les llamó la atención que les hayan convocado al Ecuador, no habían venido desde el Pululahua?
Teníamos muchas ganas de venir, yo creo que por eso estamos acá sencillamente. Por eso no lo pensamos, dijimos ¡vamos, vamos! Supongo que era algo que hace tiempo nos debíamos, ocho años es harto tiempo.
Irrumpen el manager de la banda y los productores del concierto la tertulia. Ya es hora de subir al escenario. Escuchábamos los aplausos que le daban a Sudakaya, que era la banda que sonó antes de Lucybell en el cierre del Quito Fest 07. Unas fotos rápidas con los integrantes, un estrechón fuerte de manos y abrazos, deseándoles suerte cuando suban al frío escenario del Itchimbía, y ¡a perderse! (como el título de una canción del Cd Comiendo Fuego).
Al otro día, la crónica breve del evento en el diario Hoy de Quito:
Lucybell cautivó en el Itchimbía
La banda chilena, con 16 años de trayectoria en el rock alternativo, cerró el festival en el parque Itchimbía ante un público fiel. Los seguidores de Lucybell aguardaron impacientes a escuchar en vivo las canciones más importantes de la banda, y a decir de muchos “¡valió la pena!”
El vocalista y guitarrista Claudio Valenzuela es el único miembro original, luego se le unió el bajista Eduardo Caces y hace un par de años José “Cote” Foncea, en la batería, para formar el trío que ahora se muestra sólido en sus discos y, sin duda, en vivo.
“Se siente la vibra entre los tres en escenario con o sin prueba de sonido, nos sentimos muy bien tocando juntos, todo fluye. Aparte que el Claudio y el Edu son como mis hermanos” parte diciendo con emoción el “Cote” en un diálogo con HOY.
Radicados en México desde hace dos años, Claudio explica el éxodo del grupo: “Es parte de seguir evolucionando. Hemos mantenido el contacto siempre con nuestro país y nos sentimos más conectados también con el resto del mundo. La música es una constante evolución y ese cambio es súper natural”.
Y, con su nuevo trabajo en la mano “Primitivo”, el bajista Eduardo Caces añade: “El producto de esta vivencia está contenido este trabajo. Creo que nos dejamos llevar por lo que estaba pasando en ese minuto en nuestras vidas”.
“Cuando respiro en tu boca” fue el tema que abrió el concierto, uno de los clásicos de Lucybell, al cual le siguieron más canciones ícono de sus siete discos. “Sálvame la vida” y “Viajar” sonaron también en las voces de los miles que nos quedamos con ganas de ver de nuevo en vivo a Lucybell de Chile. (PR)
Por: Polo Rodríguez