Músico en constante ley de fuga. Referente de una década olvidada del rock local. Desde sus inicios Luis Rueda demostró a su público, disco tras disco, que la actividad de mutar es un deber, y que para lograrla todo era válido: desde abusar de los excesos que permite los clichés del rock and roll, hasta confinarse fuera del país en búsqueda de nuevas propuestas.
En medio de la gira “La Mala Reputatour”, Luis Rueda habla en retrospectiva de Trifullka, la realidad de ser un músico en Ecuador y los detalles de su nuevo material “Caldo de Cultivo”.
Ya empezó tu gira, y con esto, el reencuentro tuyo con el público de otras ciudades fuera de Guayaquil. Muchos van a ir a verte por tu etapa anterior con Trifullka. ¿Cómo te imaginas que va a ser ese encuentro de tu antiguo público con tu nueva propuesta musical?
La cosa resulta interesante, porque yo no le hago asco a mi pasado musical. De hecho estoy muy orgulloso de todo lo que hice en esa etapa y como es normal en mi show, incluyo mucho de ese material (aunque el pelo quinto si me da una paja terrible tocarla). Todo eso, mezclado con la nueva propuesta, que en definitiva soy yo mismo con unos años más, hace del concierto una experiencia intensa, a la que resulta bien fácil engancharse.
El tema ‘El pelo quinto’, es muy chocante para vos. ¿Por qué te sigue molestando tanto una canción que a final de cuenta popularizo a tu banda?
Mira, digamos que el pelo quinto es Rueda para dummies. Fue una broma que se nos escapó de las manos en su momento.
En este país muy pocos artistas son reconocidos por su trayectoria, o en general por su propuesta. Siempre ha existido una subestimación al músico local, por lo cual esperar algo de parte del estado o incluso muchas veces de tu público puede terminar siendo una mala jugada. ¿Alguna vez esa realidad pudo llegar a ser frustrante para vos como músico?
¿Alguna vez fue? jajá… esa es la historia de mi vida! Yo en todo caso estoy curado de espantos, y tengo claro que lo que hago es independiente de la reacción que cause. Siempre es grato recibir una respuesta afirmativa a tu trabajo, pero nadie mejor que yo conoce el trasfondo de las canciones que escribo. En todo caso, con el trayecto recorrido, he tenido muchas satisfacciones, de parte del público más que nada… del estado no espero nada. Para mí, ni el país, ni el estado me representa.
Todavía no se devela tu nuevo material “Caldo de Cultivo” por completo; pero de pronto ya se presume por tu sencillo ‘La mala reputación’ que lo que viene no tiene nada que ver con tus discos pasados, ya que incluyes diferentes géneros como la polca o nuevos instrumentos como el trombón, que juega un papel muy singular. ¿Cómo definirías esta nueva etapa sonora?
Bueno ‘La mala reputación’ creo que es un punto aparte del resto del disco. Digamos que es el tema más alegrón. Antes ya había coqueteado con la polca en “Asciéndeme a marido» (cover de Aladino, en “Calamidad domestica”). El trabajo del Caldo de Cultivo, persigue un sonido decididamente más rock que lo que hice en mi álbum anterior. Todo ha tenido una razón de ser, desde la metamorfosis que sufrieron los integrantes de la banda, además de una amistad devocional que genero entre nosotros este proyecto. Hay una confianza mutua, muchas horas de vuelo, mucha fiesta de banda que se puede sentir en el material. Es como llevar al extremo (a veces hasta el ridículo) esa postura decadente del rock. Y aunque ahora mismo estoy un poco frustrado por no encontrar la manera de terminar de mezclar el disco, y estoy otra vez con ganas de irme para fuera a buscar la calidad que necesito, el ir soltando el material aunque sea en vivo me llena de satisfacción.
Háblame de esa postura decadente del rock que mencionas. De lo que leo y escucho sobre vos, te gusta coquetear mucho con los clichés de rockstar. ¿O me equivoco?
Una cosa clara a diferenciar al menos para mí, es el escenario del resto de la vida. Yo tengo clarísimo que esa expresividad es parte de un juego, del que me gusta dejarme llevar cuando subo a tocar. De todas formas con el paso de la vida me va sorprendiendo menos. Antes me parecía que era parte de un «poder», pero ahora lo entiendo como demagogia pura. Todo depende mucho de los ánimos o como reviente la cosa, para sacar al tiranosaurio a escena. De ahí el rock and roll trae una fiesta in situ que trato de disfrutar cada vez menos por la factura que pasa. Pero más allá de las posturas o clichés, lo realmente importante son las canciones. Sin esa conexión no hay nada. Además con la guita que ganamos haciendo esto… más rockstar es Delfin Quishpe!
¿Cuál es el vínculo que tienes con Aladino? Con ‘Penas’ y ‘Asciéndeme a marido’, es casi imposible desvincular esa… simpatía, si se puede decir de esa forma, que tienes con su música.
Aladino me parece totalmente rock and roll… Te dispara lo que piensa con un desenfado brutal. Yo encuentro mucha más actitud en él que en muchos cantantillos del rock local. Y esa autenticidad que ostenta es para mí un camino a seguir.
Vamos observando el retrovisor. Quizás a mucha gente le interese saber de tus primeros discos y lo que piensas acerca de ellos. Empecemos con “Mucha Rabia”, ¿Qué observaciones tienes sobre este disco que entre el pequeño círculo de la música local ya alcanzo el calificativo de “clásico”?
Ese disco apareció en un momento propicio. MTV en esa época era un canal de aire (al menos por acá) y dominaba sobre los gustos de esa generación. Aparte es la cuna del pelo quinto y con la aceptación que tuvo ese tema se vendió un montón. Nos hizo tocar por todas partes, y bueno esta clarísima la frescura de un proyecto nuevo. Sangre ansiosa que corrió entre los temas; aunque el sonido y la producción con el paso del tiempo es un desastre.
Si no me equivoco con ese disco fueron invitados al Rock al Parque. Lo cual es un importante reconocimiento de tu carrera como artista ¿Algún recuerdo que compartir sobre este festival?
Bueno lo más curioso fue, que al bajar del escenario del parque Simón Bolívar, después de tocar delante de 80.000 personas, vino alguien de la producción al back stage y nos dijo emocionado «Como se nota que son una banda internacional…». Nosotros, que veníamos tocando para 50 gatos en Guayaquil, al día siguiente tocábamos en la media torta para «solo» 20.000 personas y como que ya entrabamos mas cancheros y sin pánico escénico. Fue un gran momento que espero con esta nueva formación se repita.
Luego de “Mucha Rabia” viene “El efecto placebo” y con eso una metamorfosis que recién empezaba. Tus letras parecen tornarse más personales e introspectivas, mientras que musicalmente se experimenta mucho. ¿Qué puedes contarnos acerca de este disco?
Esa etapa fue de un nivel artístico increíble. Nos enclaustramos 7 meses, fumamos toda la marihuana que estaba a disposición en las bodegas guayacas y rompimos de lleno con el estilo del disco anterior. El sonido creció un montón y la producción no tenía nada que ver con lo que habíamos hecho antes. El disco salió independiente y sin la organización debida fue un fiasco a nivel comercial, de hecho, al salir directamente no gustó. Pero es increíble ver que con el paso del tiempo, hay muchos re-enganchados con este trabajo, gente que recién lo descubre y que encuentra su sonido actual, cuando ya tiene 9 años. Linda experiencia de banda, un poco parecido a lo que vivimos estos 2 años con el feroz tren expreso.
En “Calamidad Domestica” Trifullka cambia de nuevo, y es el disco menos rock y quizás el más accesible. ¿Qué acotas sobre este último disco que saco Trifullka?
Ese disco fue mucho menos banda que los anteriores. Yo me había ido a vivir un año a Madrid, podrido de todo, o mejor dicho, de lo nada que me daba el medio, y allá como que descubrí un apego por otro tipo de sonido. Ese disco yo lo traje en mi cabeza hecho… hasta el orden… y la Trifullka ya se había separado, pero creo que no me sentía capaz de enfrentar una carrera solo, así que reuní otra vez a los originales, pero poco a poco fueron desertando hasta el punto que en un show en Loja me di cuenta que era yo con unos músicos que se hacían llamar la Trifullka, ahí entendí que debía seguir mi camino por mi cuenta. Y en esas ando.
¿Cuál fue ese nuevo sonido que descubriste en tu viaje a España? ¿Qué escuchabas en ese tiempo?
Escuche muchísimas cosas. Fui a conciertos de una banda que se llama «la cabra mecánica», que igual es un proyecto solista con banda. Me quedaba horas en la plaza mayor viendo a músicos rusos que tocaban tangos, también descubrí toda la vena mora que corre por el flamenco, que aunque parezca obvio, no me había dado cuenta. Yo en Madrid viví una locura musical de concierto en concierto, había tantas cosas gratis que ver, que me pareció caduco quedarme en la libertad del rock de guitarras y gritos. Es como que entendí mejor el concepto fusión. Y lo incorporé a mis posibilidades.
“Yo lucho y lo demás rueda”, es otra historia, aunque se conecta mucho con “Calamidad Doméstica”, pero no queda mucho de tus otros dos discos anteriores. Consigues formar un nuevo sonido y es el disco en el que más se nota tu postura de cantante y letrista. Háblame de este, tu primer disco como solista.
Madrid fue la antesala para Buenos Aires. Después de este momento decisivo que te comentaba me pasó en Loja, decidí terminar lo que quedaba de la banda. El 2003 fue un año terrible para mí. Me sentía totalmente desubicado, había roto una relación importantísima, la banda se había extinguido… es como que en todos los lugares seguros que tenía, me hubieran cerrado las puertas. Luego salió la oportunidad para viajar a Baires por unas 3 semanas, después un productor argentino con el que había hecho un trato en el Ecuador me dice que me quede para grabar el disco nuevo allá… y yo… pues de repente encuentro la alegría de vivir otra vez. Pero eso dura poco. El hijo de puta desapareció sin dar nunca la cara, y yo que para necio soy el campeón decidí no volver sin el disco bajo el brazo, y viví las de Caín. Me tome 2 años para terminar el disco, y hubieron momentos de una inercia abominable. Pero como toda experiencia, me llenó de nuevas energías. El tema es que dentro de este contexto la producción de los temas termina con ese sonido con una mínima distorsión.
Vamos con las últimas preguntas «referenciales». ¿Cuál consideras que es un disco, si se puede decir de culto o relevante, de la música ecuatoriana?
Buena pregunta. El disco homónimo de Sal y Mileto, para mi es genial.
¿Cuál fue tu último gran descubrimiento musical?
Les savy fav, una banda newyorkina que son como unos Dead kennedys del siglo 21. Por otro lado Paris Combo, que van por un sonido más Jazz Fusión. Tampoco le había parado bola a la banda de Phil Anselmo, Down, que me parece que tiene un poder increíble.
Por último, ¿Qué esperar de tus presentaciones en “La mala reputatour”?; para que el público se vaya anticipando.
Como te decía al comienzo, vamos a hacer un contundente repaso de toda la discografía, así que les recomiendo que se bajen los discos de internet porque les voy a tomar lección, para que la pasen mejor. Son tantos años en carretera que se van a dar cuenta que lo que conocen solo es la punta del iceberg. De mi parte y del resto la banda vamos a sacarnos los pulmones por la boca para que cada fecha sea memorable. Y si no pueden pasar por caja pidiendo que les devuelvan su dinero.
Subiste tus propios discos para que se lo descarguen gratuitamente. Eso es un avance que por ahí muchos músicos te lo pueden criticar…
Que se vayan a cagar, si son mis discos yo los libero como quiera. Sabes, estoy harto de toda esa manga de pajeros que luchan porque les respeten su trabajo. Yo tocando gano el dinero que necesito para vivir, será que no necesitaré mucho, pero hay cosas más importantes que esperar que te compren los discos. Por último el que desee comprarlo lo va a comprar, pero el que se lo quiere bajar pues se lo baja. Entonces prefiero que entren a mi página y se los bajen de ahí.
Por: Darío Granja