El festival más esperado de la capital arrancó con mas headbanging de lo que se esperaba. Entre gritos y multitudes ataviadas de negro, llegába mientras era el turno de Onírica sobre el escenario (problemas logísticos propios lamentablemente me impidieron disfrutar de la presentación de Chernobyl y Replica). Las chicas se tomaron los amplis y descargaron su dosis de buen metal, presagiando un primer día de festival muy acelerado, caracterizado por una puntualidad inusitada y un sol quiteño a tope.
Onírica subió y cumplió. Me emocionó ver la progresión de las chicas y su despliegue. Presentaron sus nuevas composiciones mientras la gente ya se hallaba enganchada a lo que acontecía; era el turno de Bajo Sueños.
Los cuencanos, veteranos de estas lides metaleras con sus viejos éxitos, solo dejaban espacio para que una sensación de ‘deja vu’ haga cantar a una enorme muchedumbre de seguidores que coreaban los temas heavy-románticos de la banda. Y es que Bajo Sueños le dio el toque clásico al show.
Presentarán en vivo – pronto – su nuevo material en una gira nacional.
Notoken se llevó los mayores aplausos de la tarde. Su propuesta vertiginosa y vacilona llevaba de la mano a un público entregado a su denuncia social y protesta a ritmo de hardcore punk. Mientras nos regalaban su “buena onda” en la rueda de prensa, de fondo escuchaba el inicio de la descarga de Confronto. Estos brasileños son pura energía: sus once años de carrera ratifican el poder que tiene esta banda en vivo. Entre intensos riffs de hardcore metal y un buen español por parte del cantante, los Confronto arrancaron aplausos e invitaron a un moshpit incesante.
El primer día del Quitofest 2011 cumplía su cometido: hacer el delirio de los asiduos a los más potentes sonidos del metal; lo que sucedió luego fue un tanto extraño.
El Quitofest 2011 recibió con una inexplicable lluvia de botellas de plástico a Mortero. Su propuesta con tintes Hip Hop, al parecer, molestó a ciertas parte de la audiencia que involucró su intolerancia y la disfrazó de agresividad. No obstante, Mortero se enfrentó al disgusto disparando decibeles y actitud en escena, algo que resaltó la gente “Ultramotora” durante la rueda de prensa de la banda.
18h00 y mi ánimo no decaía, Colapso hacia su aparición en escena mientras el público ya repletaba el parque Itchimbia. Y es que así lo exigía una presencia tan importante como era el plato fuerte de la noche, los norteamericanos Testament. Luego de mucho hardcore metal en los oídos, la verdad hasta El Musikologo sufre de lapsus de inapreciacion musical y la mitad de la actuación de Colapso tuve que recluirme en la sala de prensa a riesgo de sufrir un verdadero “colapso” hardcoriano; sin embargo, en las afueras, el publico disfrutaba sin reservas del impetuoso sonido de los quiteños que no bajaron la energía en ningún momento.
Luego de una espera que se sugería interminable, al final 19h15 salian los californianos; Testament estaban al fin sobre el escenario del Quitofest. Se sucedieron temas como The New Order, The Preacher o Electric Crown, pero el momento de Souls of Black fue inolvidable con un Chuck Billy en plena forma vocal y Alex Skolnick desgarrando los riffs más inclementes de su guitarra.
Un show de casi dos horas no parecía suficiente para el abarrotado parque pues seguían aplaudiendo y pidiendo más de aquel thrash metal old school.
Headbangers por doquier, Chuck no paraba de animar a la gente y entre gritos guturales anunció el último tema. Una sola de encore y el público disfrutó a mil de una de las bandas más subvaloradas de la escena de la bay area. El primer día del Quitofest llegaba a su final.
Me sorprendió lo multitudinario del evento, cosa que no muchos esperábamos. Pude ver gente de Cuenca, Guayaquil, Ambato y hasta de Perú, mezclada entre las huestes metaleras quiteñas. El cordial Chuck Billy dio una rueda de prensa súper informal y hasta hubo tiempo de firmar un par de autógrafos.
Esperamos con mucha expectativa el segundo día del festival, en donde se ofrecen magnificas propuestas, y allí estaremos.
El primer día del Quitofest fue apoteósico.
Por: El Musikologo