En formato blog, quienes conforman la redacción de Plan Arteria presentan de forma personal sus mejores discos 2011.
Para este post invitamos a Carlos Mario Tobón de Colombia para que nos de su no-listado de discos 2011.
-¿Sabías que los paramilitares hacen listas? ¿Que llegan con un papelito numerado, como los que vos hacés, a buscar a quién extorsionar, a quién violar, a quién matar? ¿Lo sabías? Odio las listas. Me causan pánico. ¡Sacáme ahora mismo de tu maldita lista! –terminó S. y, extraño en ella, se despidió sin un beso.
Los paramilitares son, en pocas palabras, ejércitos privados al servicio de las clases dirigentes del país, que desde los años ochenta funcionan como guardianes, rápidos y efectivos, del orden y las buenas costumbres –entiéndase en contra de los grupos de izquierda, etcétera–, y que gracias a la indulgencia y el apoyo de ciertos gobernantes han derramado la mayor cantidad de sangre en la historia reciente del país.
Me sentí mal. De verdad muy mal. Dejé entonces de hacer listas y eliminé las que tenía. Ahora sólo recuerdo comprar cerveza y cigarrillos en el mercado, no sé a quién le presté dinero ni cuánto, y a fin de año no tengo idea de si es más importante comprar una olla para arroz, o esas baterías recargables que, aunque tengo dos pares iguales y no veo televisión, aumentarían hasta un diez por ciento la duración del remoto.
Igual no sirvió de nada. Siento, sigo sintiendo, un vacío en el pecho, como si yo mismo hubiese sido el responsable, el colaborador, de alguno, algunos, muchos o todos esos asesinatos. Lo recuerdo en las mañanas y al mediodía. Me siento pésimo todo el tiempo, incluso en los sueños. Además –ahora con menos frecuencia que hace, calculo, seis meses–, me llegan correos electrónicos: amenazas en Arial, con mi nombre subrayado y en distinto color, rojo regularmente.
En este punto, como respuesta a la convocatoria de Adrián, gracias a él, y a propósito, presentaría una compilación sin puntuar, sin jerarquizar, una no-lista de los álbumes que considero indispensables del año en curso.
Sin embargo, tengo más problemas. Líos de verdad serios: sumemos al sentimiento de culpa y la tristeza expuesta, que el fin de semana, justo antes de comenzar estos apuntes, una situación, digamos ‘prometedora’, tuvo mal término; un desastroso final representado en diez letras: te e ene ge o espacio ene o uve i y o… bueno, once si contamos el espacio. Como último y desesperado recurso para sentirme mejor, para una recopilación –no una lista– de buenos álbumes de este año sin dolor, sin tanto dolor, en medio, estuve sábado, domingo y lunes ‘disponible’ en los sistemas de mensajería instantánea (MSN, Gtalk y Skype), buscando una conversación agradable, algún buen amigo o una ex con ganas de un trago. Tuve sólo tres resultados: S. dijo ‘el miércoles no’, E. dijo ‘¿para cuándo la guía del sur del Perú?’, y D., por último, ‘¿Me recomendás lugares del norte de Colombia? Y, si no es mucha molestia, ¿me prestás un lente bien versátil para el viaje?’.
Demuestro entonces, con esta confesión, que hice todo lo que estuvo en mis manos, en mi computadora y en el internet para agrupar, debidamente, las buenas producciones de este año… Pero fue inútil. Me siento mal. Estoy destrozado. Estos últimos días han sido, sin que suene a queja, absolutamente trágicos.
En este punto –el último, espero–, no recuerdo más que estados, momentos de mi agonía y ritmos y voces, como compañía, como fondo, de éstos. ¿Ambient? ¿Chris Owens junto a Damian Abraham es Bon Iver? ¿EMA, bajo los loops de Lopatin, hacen Shabazz Palaces? No sé, ¡no tengo idea! Sólo puedo, como mencioné, decir con qué sonidos, sentimientos, historias, de este año –supongo, porque ya perdí, incluso, la noción del tiempo– acompañé las diferentes etapas de mi llanto: los primeros contienen el sentimiento de culpa (agrupados como ‘La Realidad’); los segundos, la pesadilla (‘Los Sueños’); y los últimos nos llevan, lentamente, por esa resaca sentimental (‘La Vigilia’). Adjunto además, haciendo un esfuerzo sobrehumano, unas líneas, cortas, de qué significa y cómo abordar, vivir y disfrutar –miserablemente– cada disco.
Escuchálos y acompañáme: me sobra espacio.
LA REALIDAD
Un viaje. Un viaje, lento y doloroso, dentro de sí, y una limpieza, una desintoxicación guiada por la increíble y versátil voz de Vernon, los cientos de instrumentos y los miles de arreglos articulados casi geométricamente.
KURT VILE / Smoke Ring For My Halo / So Outta reach EP
Melancolía –reciente, quizá, por el tono de la voz y ese formato de monólogo, de confesión–, y un deseo, una aspiración por superarla, por descansar de ella, aunque sea de momento, con sonidos simples y ritmos repetitivos que, aclaro, se sienten, envuelven.
Una historia en retrospectiva y un análisis sombrío, desesperado, de sí mismo, de una crisis existencial, del aislamiento, y, finalmente, de una lenta y agónica muerte.
GIRLS / Father, Son, Holy Ghost
Variedad musical de géneros, de estilos, e historias de romances, rupturas, reconciliaciones, vacíos sentimentales y espirituales, con un punto en común, una línea guía: la sensibilidad, trágica de la voz de Chris Owens.
OKKERVIL RIVER / I Am Very Far
Energía oscura, densa, con sonidos que parecen provenir de afuera, lejanos, fúnebres, en medio de una oda al amor y una razón, más fuerte, al desamor, al llanto, y, por último, a la soledad hasta la muerte.
FUCKED UP / David Comes To Life
¿No es suficiente con el nombre de la banda? No, hay mucho más: una historia de destrucción y redención en formato Rock-ópera de 78 minutos con, mínimo, tres guitarras fuertes en cada canción, y una voz tan potente que estalla en los oídos.
LOS SUEÑOS
ONEOHTRIX POINT NEVER / Replica
Canciones como espacios y sonidos –cuando llegan, porque el silencio ocupa un papel fundamental–, como seres que respiran, que viven, y se mueven –canciones y sonidos, juntos ahora– en un universo que oscila entre la paz y el caos.
Una visión, una experiencia, desorientada, melódica, agresiva, y por momentos frágil, del apocalipsis –a propósito de la frase ‘A vision of apocalyptic humanism’ de Hunt-Hendrix–.
LA VIGILIA
Quizá es la música. O la voz suave. O las letras sobre drogas, sexo y nightclubs. O los coros. O, mejor, la suma de todo lo anterior, lo que genera la sensación, la vivencia incluso, de descomposición, decadencia y destrucción.
Coros mareados de niños y mujeres, loops asimétricos e impredecibles, líricas encriptadas, canciones con inicio y fin aparente, y títulos como ‘Endeavors for never (The last time we spoke you said you were not here. I saw you though)’. Guía para un viaje sicótico al limbo.
EMA / Past Life Martyred Saints
Memorias y recuerdos tan fuertes, tristes y profundos, expresados con tanto esfuerzo físico, con tanta presión emocional, y en una atmósfera tan oscura… Una condena y su rechazo. Una caída en picada. Un disco a un paso, sólo a uno, del infierno (o del cielo).
Por: Carlos Mario Tobón |about.me/carlostobon
«…sigue faltando una media vuelta de tuerca, en apariencia fácil pero riesgosa, y que no me corresponde hacerla girar». Media vuelta de tuerca, Juan Carlos Onetti.