Han pasado 10 años del origen de una de las bandas más fundamentales del metal de nuestro país: Descomunal. A pocos meses de iniciar una gira por EEUU y editar un nuevo material discográfico, en formato split album con la banda francesa The Walking Dead Orchestra, en Plan Arteria rendimos un homenaje a esta agrupación capitalina y presentamos, uno de los textos más extensos y completos que se publicó en nuestro medio en el año 2008, a propósito del lanzamiento del primer disco de la banda: “Invalorable”.
En la tarde, al norte de Quito, en un edificio aledaño al parque La Carolina, es el punto de encuentro de tres integrantes de Descomunal antes de dirigirse a su lugar de ensayo. Este será el primer repaso de la banda completa, luego de un receso de tres meses por la ausencia de su guitarrista. En el departamento de Miguel Vinueza bajista de la banda, el sitio de espera es su cuarto; sus paredes se encuentran forradas de afiches, fotos, un par de booklets de discos de A.N.I.M.A.L y recortes de revistas como Revolver o Hit Parader. La televisión esta prendida y muestra, en un canal local, como una locutora de radio se ha convertido importunamente en presentadora de videos, dando a conocer a una nueva “banda promesa ecuatoriana”, que practica uno de esos géneros inclasificables de cumbia, ska, reggae y lo que haya que mezclar para convertirse en la última propuesta bailable alternativa. De este modo la espera se aligera.
Creciendo en una ciudad donde la escena ‘under’ empezaba a consolidarse, cada miembro de Descomunal fue reconociendo su espacio, identificando gente con la cual compartirían música y pronto se relacionarían. “Cuando comenzabas a ir a conciertos te topabas con gente, te hacías pana, empezabas igual a cruzarte discos y ese tipo de cosas. Me acuerdo que en ese tiempo era muy preciado tener el material de ciertas bandas nacionales. Era como muy preciado tener cassettes como los de Notoken, o el demo de Muscaria antes de sacar su disco. Era complicado tenerlos, pero conseguirlo era bacán.”, recuerda Miguel Vinueza fundador de Descomunal. En otra época y bajo diferentes circunstancias se encontró Gustavo Dueñas, vocalista de la banda, que tras ir de intercambio a Nueva York en 1994, pudo identificarse y vivir el apogeo hardcore de esta ciudad, generó que lo marcaría de por vida, y que tras su regreso lograría dar vida y rumbo al sonido de Misil.
Repasando la historia antes de Descomunal.
En 1999, Miguel se encontraba en Resistencia, su primera agrupación a la que luego rebautizaría como Sumo Cannabis. Resistencia practicaba un género híbrido mezcla de hardcore, metal, funk… “Buscamos encontrar el hardcore a nuestro modo” comenta el bajista. La banda logró sacar un demo, darse a conocer en varias tocadas y rotar en los pocos medios alternativos que difundían su música. En la alineación de Resistencia también se encontraba Roberto Muñoz, vocalista y gran amigo de Miguel. Tras una discusión entre estos dos integrantes, Roberto se apartó de la agrupación justo en una época donde Miguel Vinueza se encontraba en busca de un nuevo guitarrista y baterista. Esos fueron los motivos para buscar a los próximos integrantes de su banda y con los que daría espontáneamente vida a Descomunal en el futuro. “Necesitábamos un baterista, por azar de destino llegamos con Juan Carlos Granda. Me acuerdo claro que fuimos con Jason De La Vega donde Juan Carlos para ver qué tal tocaba la batería. El brother no tocaba, pero ahí le conocía a Canguil. Le vi, un chiquito ahí con unos piercings. El man no decía nada, no hablaba. Pero luego Canguil cogió la guitarra y se toco temas de Metallica y Deftones, yo con Jason cachamos que, ¡oye este man si toca bien!”. Con esta impresión, Miguel contacto a Carlos para invitarle a tocar con él. “Yo le llame al Carlos y le dije «¡quieres tocar, te ahuevas!», el man de una aceptó. Canguil en ese tiempo tenía 16 años. Me acuerdo que él llego a mi casa, yo le estaba esperando abajo y él venía caminando con dos compañeros cargándole el uno la guitarra y el otro el amplificador, algo que siempre ha sido así, nunca carga sus cosas. Estaba ahí, sus compañeros le dejaron en la puerta de mi casa y les dijo, «ya… chao», y los manes se fueron. Subimos, yo tenía “Realidad”, el primer tema que hizo Descomunal. Le enseñe el tema, a él le gustó full, le sacamos, le organizamos, y nos vimos unas dos veces más. Ya lo le teníamos listo. Luego de eso él insistió mucho en que volviéramos donde Juan Carlos para seguir trabajando con él en la batería. Volvimos donde el Juan Carlos, y ahí ya se forma Descomunal”.
Con una alineación conformada por Miguel Vinueza en el bajo, Juan Carlos Granda en la batería y Carlos Rodríguez en la guitarra compusieron temas durante 8 meses. Cuando se encontraban en busca de vocalista, Roberto Muñoz se interesó por la banda. “No teníamos letras, estábamos buscando vocalista, probamos con muchos: el de Nadie, pero el man nos decía que estaba muy ocupado, también con el de Vaho tuvimos una reunión media chistosa. Nunca fue. A Roberto después de que los temas estaban hechos, yo le hablaba mucho de Descomunal, entonces el cómo que se arrepintió por haber salido. El tipo se prendió full, quería vernos y toda la huevada. Le invite a cantar y hubo química”.
La banda en el 2002 logró consolidar su sonido y ensamblarse fuertemente como un grupo. Sin embargo, la historia de Descomunal dio un nuevo giro que casi atentó con la continuidad de la agrupación. “Lo que sucedió fue que Juan Carlos se gano una beca para estudiar en Estados Unidos y Roberto se iba a casar, también se iba a ir para ese país. La banda estaba sonando bien, pasaba por buen tiempo. En esos momentos Alexa, la actual esposa de Roberto, nos dijo que debíamos de grabar, que confiaba en nosotros y que iba a poner la plata. Grabamos “Instinto” ya sabiendo que se iban a ir. Grabar el demo era súper indispensable, porque era la forma en que la banda existiese, y si se iban por lo menos otros músicos podrían ocupar su lugar. Entramos al estudio, grabamos esos ocho temas que tiene el demo y le mandamos a La Latina. En si la Radio Latina se enamoró un tiempo de Descomunal, los manes hacían sus cuñas con música de Descomunal, nos metieron al listado de las 21únicas, y ganamos. Estábamos participando con Rocola, Muscaria, Tanque, Mama Vudú, Pulpo 3… un montón de bandas grandes, y Descomunal ganó esa cuestión. Ese premio lo fuimos a retirar el Canguil y yo, cuando no había una banda realmente establecida, recibimos ese premio, y esa radio nos hizo existir durante ese tiempo.”
Instinto fue el demo que abrió el camino y dio a conocer a Descomunal, sin embargo la banda todavía carecía de autenticidad, tenían una clara influencia del metal de los 90 y su propuesta se apegaba mucho a otros grupos de ese tiempo. “El Instinto es un demo de full buen gusto, mas que de técnica, melodía o demás, es como que riffs chéveres pegados de una forma chévere. Eso es el Instinto”.
Pasaron alrededor de 10 meses paralizados luego de que Juan Carlos y Roberto partieron de la banda. Con Carlos y Miguel como únicos integrantes, los dos comenzaron a crecer musicalmente, abrirse, encontrar más influencias, llevar más allá el sonido de Descomunal. En la búsqueda de nuevos miembros, por un tiempo Andrés Ortiz los acompaño en la batería, pero después se desvinculo de Descomunal, ya que quería centrarse en su banda, Kangagua. Así se encontraron de nuevo los dos solos, en la tarea de buscar otros bateristas.
Cuando las propuestas para vocalistas también se consideraban, Miguel ya pensaba en Gustavo Dueñas como una de las mejores alternativas para conformar la nueva alineación. “Yo siempre había pensado que Gustavo era la persona indicada para la banda porque yo le vi cantar en Misil, lógicamente me encantaba Misil, pero también le vi cantar en Dentro de Helena que era otra cuestión, donde él hacia otras cosas que igual eran interesantes. Descomunal siempre tuvo una idea de no ser encasillado, sino siempre probar cosas, entonces me pareció que Gustavo podía encajar mucho en la cuestión. Era en el 2003 cuando fuimos a una tocada de Misil con su última formación, en la Cantina. Creo que fue la última tocada de Misil. Me acuerdo que Gustavo estaba saliendo del camerino, yo me acerque y le dije algo así como, «¿te acuerdas de mí?», no sé si se habrá acordado. Entonces íbamos caminando hacia fuera y le comente que tenía una banda, que se fue el vocalista y necesitábamos otro. Le propuse para ver si quería tocar, yo esperaba un: no puedo o algo así. Pero que cuchas, la peor gestión es la que no se hace. Le dije al man, él dijo que si, que le interesaba, me dio su teléfono y dijo que le llamé” recuerda Miguel. Por su parte Gustavo cuenta su versión de este primer encuentro “Yo estaba caminando y le dicte el teléfono, él se aprendió de memoria, pensé que tal vez no me iba a llamar. Sin embargo él me llamo a las 2 semanas de eso, teníamos que ensayar, pero recuerdo que sólo me invitaba y me llamaba porque había una tocada”.
Tras el ingreso de Gustavo, el cambio del sonido y la composición de la banda eran inminentes. “Gustavo llegó con un millón de música más que nos habría un panorama enorme, comenzó a cruzarnos discos que nosotros nunca hemos escuchado y que nunca íbamos a escuchar. Era imposible por nuestros panas conseguir la música que él tenia, gracias a que había vivido en Estados Unidos justo en esa época del auge hardcore. Conocía bandas que aquí nadie cachaba, que los medios no traían y que nadie te hacia escuchar, entonces él comenzó a darnos esa música y eso cambio totalmente la idea de composición de Canguil y mía, se hizo súper rico el sonido. En ese sentido crecimos totalmente”.
Sin baterista fijo, Descomunal encontró un fuerte apoyo en José Vergara (Alicia se tiro x el parabrisas), primo de Gustavo, quien los acompaño en varios conciertos. Se quedaron un tiempo tocando con José, quien los apoyó en varias tocadas. En esos días, Andrés volvió a contactarse con la banda, quería involucrarse de nuevo. Como las puertas de Descomunal estaban abiertas para bateristas, Andrés Ortiz volvió para consolidar una alineación estable, con la cual se mantienen hasta este momento trabajando.
Luego de varios conciertos, el cuarteto comenzó la producción de su segundo material, que llevaría el nombre ‘De obscuro final. Este EP de cuatro temas fue determinante para consolidar y dar firmeza a la banda dentro de la escena ecuatoriana, siendo invitados por dos años consecutivos al ‘QuitoFest’, el festival de música independiente más grande del país, al igual que para abrir a Fear Factory, una de sus principales influencias.
“De obscuro final tuvo una buena repercusión por su sonido, tiene un muy buen sonido, yo confié mucho en ellos. A pesar de que les llevo por más de 6 años de edad, cachaba mucho de lo que hacían, veía mucho compromiso y pude aportar con un poco de influencia mas que nada, tenia full confianza en lo que hacían, ellos tienen un muy buen gusto en lo que es la composición”, comenta Gustavo sobre el De obscuro Final, material que salió a finales del 2005, bajo la mezcla, grabación y masterización del “quinto integrante de Descomunal”, considerado así Juan Pablo Rivas por la banda.
En el camino hacia el lugar de ensayo (la casa del guitarrista Carlos Rodríguez que se encuentra ubicado en el valle), 7 personas nos subimos en un auto que por su estructura angosta se encuentra apto sólo para 4. En el volante, Gustavo Dueñas busca el lado positivo de la situación “entraron 9 personas una vez” comenta. A mi lado se encuentra Joel, el pequeño hijo de Gustavo, que mientras llena un álbum de cromos con la ayuda de Canguil, emite una visión única del metal y da unas opiniones invalorables. Enfoques demasiado puros y auténticos donde no hay cabida para ese metal prototipo de autodestrucción propio de algunos “verdaderos” y antiguos defensores de dicho genero; sino traduce ese estilo de vida, donde la familia y la camaradería son el diario vivir, conceptos hardcore por naturaleza; aunque él se declara abiertamente “blackero”, miembro único de su banda que practica el genero, llamada “Gorgojo” (en tributo a Gorgoroth), fan de Inmortal y de todo el “metal pintado” que le pongan en frente.
Seguimos en la ruta y Miguel habla sobre la escena hardcore, esa organización que nació con la finalidad de generar un espacio para su banda. Comparte varias anécdotas, una de ellas sobre una de las giras que más esfuerzo requirió, como fue la de los italianos The Orange Man Theory junto a Antón de México, gira en la cual tuvieron varios inconvenientes: empezando desde la frontera entre Ecuador y Colombia, donde la banda Antón estuvo detenida un tiempo; hasta terminar en Portoviejo, ante un organizador despreocupado que no supo manejar la presión de armar un concierto.
Ya dentro del cuarto de ensayo, y mientras se preparan todos los equipos, se conectan cables, y se modula adecuadamente el sonido, Miguel hace una observación “siempre estoy en desventaja en esta banda” mientras coloca su amplificador a lado del cabezal de Canguil, donde una desproporción obvia de tamaños resulta graciosa. Antes de empezar su repaso, Carlos coloca el disco de D-mente, la actual banda de Andrés Gimenez, el ex integrante de A.N.I.M.A.L, para hacerle escuchar a Gustavo Dueñas. Con todo listo, la banda empieza, cumple rigurosamente el orden del tracklist de su disco Invalorable, para luego pasar con los cuatro temas del De obscuro final. Cada cierto tiempo Gustavo comparte el micrófono con Joel, que al parecer, conoce perfectamente todas las letras de la banda y emite una voz gutural muy llamativa para su edad. Luego del repaso, mientras la banda descansa, nos sentamos en una pequeña sala para empezar un conversación extensa, dispersa e histórica.
Tratar de definir y dar un concepto a su nuevo disco, es difícil, pero logran concretarlo: “El invalorable tiene esa portada, porque nosotros estamos dando exactamente lo que nosotros somos. No estamos ni inventándonos nada, lo que oyes en el Invalorable es Descomunal. Creo que esa es la razón por la que ahora Descomunal suena a Descomunal, porque no intentamos parecernos a nadie, somos muy consecuentes con nuestras influencias y con las ideas que tenemos, siempre intentamos buscar nuestro sonido. En eso mucho tiene que ver la forma tan a lo bestia en la que Canguil compone y hace los temas. La exigencia que podemos tener con Andrés, que le hemos exigido un montón, hasta el cansancio y el tipo responde súper bien. En la creatividad de Gustavo, que tiene su estilo especial y tiene su sazón al momento de escribir, y al final también muchísimo la identidad que le ha dado Juan Pablo a nuestro sonido. Juan Pablo cacha muy bien a la banda, si hubiéramos trabajado con otra persona, no lograríamos el sonido que logramos”.
Al momento de desarrollar ‘Invalorable’, como su primer disco completo, la agrupación se planteó una exigencia interna: no sonar demasiado repetitivos ni esquematizados “En el momento de la composición si tuvimos mucho cuidado. Yo siempre pongo el ejemplo de As I Lay Dying, que es una bandota, es chévere y todo, pero vos oyes un disco de ellos, y la primera canción es como la onceava, usan la misma formula en todos los temas. Hay una formula establecida y durante todo sus temas juega con eso. Invalorable, tanto en sus riffs como en sus letras, muestran varias facetas. Es un disco que habla de muchas cosas, que tiene muchos riffs y que tiene muchos sentidos. Es un disco muy abierto” comenta el bajista. También la banda busco un sonido que sobresalga, proponiendo un estándar de trabajo dentro de la escena “Se que va a sonar un poco pretencioso, pero Descomunal, ahora, sí marco una línea de sonido, de composición, de trabajo. Seria bacán que empecemos a ver bandas, con ese tipo de esfuerzo, sonando bien, con un arte del putas, intentando mejorar su show, sonar mejor en vivo, intentando salir, haciendo contactos. Moviéndose”.
En este momento mientras la entrevista ya termina y faltan un par de horas para la media noche, la última pregunta surge: ¿Qué es lo que espera Descomunal después de lanzar ‘Invalorable’?
“Yo no espero absolutamente nada, que no lo pirateen mucho y que si compren el disco. Al decir esto de que no espero nada de nadie, ha sido lo bacán de Descomunal, porque por eso existe Alarma, y Descomunal a llegado a estar donde esta. Eso ha sido de las reales cosas que ha hecho que Descomunal tenga y vaya a tener un lugar relevante, ya que simplemente aplicamos la formula del hardcore, que no es nada del otro mundo, sino el do it yourself, hazlo tu mismo. Vende tu mismo tu música, produce tu mismo tus cosas. Mientras hay bandas que se han ido a gastar mucha plata afuera, nosotros trabajamos aquí, lo hicimos con Juan Pablo Rivas. Como productores estuvimos todos, haciendo los temas, cortando partes, poniendo partes, mejorando las tocadas, todos haciendo esa cuestión. Si de alguien puedo esperar algo, seria del público, que la goce, que el público sienta este Cd, sienta lo que nosotros sentimos cuando tocamos las canciones” responde Miguel. Gustavo concluye “Que sientan esa pasión que nosotros ponemos a lo que hacemos. Lo cual no ha sido fácil, esta época para nosotros ha sido bastante complicada, ya que implica full tiempo. Estos meses para mi sacar este disco ha sido bien duro, quedarse a altas horas de la noche, pedir favores, armar cosas…, no es nada fácil pero eso es lo que somos y tenemos. La pasión que emerge es combustible que arde eterno”.
Por: Darío Granja | @darioxgranja