Propaganda
Por Juan Fernando Andrade
Hace rato que queríamos hacer una canción como esta, una canción que se pueda escuchar a todo volumen, cabeceando frente al espejo, una canción que sirva para tocar air guitar y levantar los brazos en señal de victoria, esperando el rugido de un millón de almas que no están ahí pero como si lo estuvieran, voces que no existen pero acolitan igual, las voces de esa gente a la que nunca conoceremos, de esa gente a la que siempre hemos conocido, las voces de nuestros hermanos, de todos los que han rockeado en privado como si estuvieran en el estadio de Wembley.
De los diez temas del disco, Propaganda fue el primero que compusimos y no suena descabellado decir que sin ella no existiría nuestro tercer álbum, o que nos gustó tanto que quisimos hacer un disco que la acompañe. Es la canción que más hemos tocado en vivo, la más nuestra, la que nos levanta cuando el show está ya muy avanzado y empezamos a tropezar de cansancio. Entonces viene esta canción y viene el embale y nos viene esta sensación anfetamínica de estar demoliendo hoteles. Es como si la canción fuese un avión y nosotros pasajeros de un viaje cuyo destino es, ciertamente, lo de menos.
La música la hicimos pensando en un pelado que está aburrido, en caleta, como la gaver, que siente que la vida le está debiendo ya demasiadas cosas, y quiere reventar. Las estrofas corren a propósito, corren o persiguen a alguien que corre, como quieran, y esa pausa antes del coro es el momento preciso para tomar las armas y abrirse camino hacia las frases que nos ayudan a botar el odio que sentimos por la clase política. ¿Cuánto quieres? / ¿Cuánto hay? / ¿Cuánto tienes? / ¿Cuánto hay? Esas parecen ser las únicas formas de expresión verbal que los políticos ecuatorianos son capaces de interpretar, eso sí, con menos facilidad que un asno.
Para nosotros no hay político bueno y quien se meta en ese circo de mendigos vanidosos y mesías desempleados será siempre una persona sospechosa: mucho más si habla de revolución como los pastores dementes hablan del apocalipsis, buscando en sus gritos histéricos la salvación. La política es un juego sucio por naturaleza y es imposible que las piezas salgan del tablero ilesas o con las manos limpias. A lo mucho habrán buenas intenciones e incluso puede que haya hasta una vocación de servicio, pero más temprano que tarde los ideales se venden, los principios se tranzan, los discursos se vuelven la hierba que camufla la maldad, los proyectos se convierten en negocios y las personas que defienden a los pobres se compran carros de lujo para no sentir los huecos en la calle.
Venimos de un lugar maltratado por generaciones y generaciones de administradores públicos, cuyo único interés ha sido engordar su patrimonio hasta la gula y la náusea. Venimos de una ciudad y de una provincia y de un país donde político es sinónimo de delincuente. Venimos de una sociedad que viendo lo que ve y sabiendo lo que sabe premia el ridículo con dignidades y acude a las urnas para tener su certificado de votación cuando lo que debería hacer es prenderle fuego a cualquier cajero de banco que le pida ese puto certificado de estupidez. Además, nunca como ahora hemos sufrido las consecuencias del fanatismo y la propaganda repulsiva. Parecería que nada escapa a la vulgaridad implícita en una campaña, y si no podemos escapar tampoco nos vamos quedar parados mientras nos pintan la cara con colores ajenos.
Los políticos son el enemigo y para ellos va esta canción, nuestra canción más dura, más revolucionada, más ándate un poco a la mierda. Y para ellos también las ganas de volver a tocarla y partirles la guitarra en la cabeza y meterlos en el bombo y enterrarlos veinte mil metros bajo tierra.
PROPAGANDA
Alza la mano y ponte de pie
Están buscando gente de bien
Pinta tu casa de un solo color
Cuál es el jefe
Cuál es el patrón
Propaganda
Caras de papel
Manos largas
Esperan fin de mes
¿cuánto quieres?
¿cuánto hay?
¿cuánto tienes?
¿cuánto hay?
Ya es de noche
Ya puedes salir
Los gorilas no llegan hasta aquí
Y todos duermen en el hogar
Y sólo escuchas a tu padre roncar
Propaganda
Caras de papel
Manos largas
Esperan fin de mes
¿cuánto quieres?
¿cuánto hay?
¿cuánto tienes?
¿cuánto hay?
Dame un arma para jugar
Tal vez ya no vuelva jamás
Arriesga tu comodidad
Desconecta tu radar