Fabrikante no ve TV desde 2004. [Y, además, es vegano].

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Plan Arteria

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Foto por Guido Bajaña Yude, @Guidoba


Fabrikante -o Paco Valdivieso, como también le dicen- es famoso por tener encerrado en su boca a Biz Markie. Pero no es eso lo que me trae acá: Paco decidió apagar la televisión hace ocho años y yo solo puedo decir, vía Skype, ¡¿por qué, Dios mío, por qué?!

Ay, la televisión y yo: la quiero y ella lo sabe. Hemos pasado grandes momentos juntas: Video Power, Dazed and Confused «en el 14», Tal para cual, los videos de MTV Clásico que grababa en VHS, el mundial 1994, The Towering Inferno en Gamavisión, Eastbound & Down; etcétera, etcétera, etcétera.
¿Por qué decidiste dejar de ver televisión?
Fabrikante: No recuerdo exactamente los motivos, pero después de descubrir el placer de la lectura, sentí que me habían estafado toda la vida. Me pareció que la información que podía extraer de un libro era mucho mayor que la que podía extraer de un programa de «tele». Cuando pasó eso, reflexioné un poco sobre mi consumo de la televisión, y me sentí peor, porque yo fui prácticamente criado por un televisor, por canales que eran manejados por empresas y mi cabeza ahora tiene mucha más información de productos, películas y series gringas y chismes de famosos, que sobre los problemas de mi realidad circundante. Algo que me pasaba hace mucho tiempo era que, cuando me ponía a ver televisión, me deprimía, pero era tan cojudo que nunca me cuestioné el dejar de verla. Cuando dejé de verla, tuve más tiempo para recorrer mi ciudad, leer, practicar guitarra y beatbox.
Por otro lado, creo que en la actualidad la guerra real no es con la televisión, sino con los monitores en general que nos suspenden en una nube, alejándonos de nuestro mundo próximo, dejándoselo libre a los sabidos -generalmente empresas- para que vengan a violarnos sin vaselina y sin que nadie se dé cuenta.

Para mí, la televisión es como la comida: puedes elegir comer frutas y vegetales orgánicos, cultivados por comunidades de pocos recursos o puedes atragantarte de M&M’s, nachos con tocino y Coca-Cola. Quiero decir: hay programas y programas. ¿Qué tal si filtrabas «lo malo» y nada más te enfocabas en lo positivo?
F: Yo lo veo así: los medios de comunicación masiva, en la mayoría de los casos, son privados. Es decir, son empresas. La premisa básica de una empresa es generar lucro; al ser así, sea el canal que sea, sea lo que te estén pasando, ellos no están pensando en ti, sino en generar lucro como empresa. Así que no sé qué tan bueno podría ser realmente lo «bueno» de la televisión.

OK, ¿entonces no estás en contra del contenido de la televisión, sino de quienes están detrás del negocio?
F: Sí. Tampoco me gusta que las personas acepten el consumo de productos televisivos como si fuera algo de Dios, que nos vino dado y que no hay que emanciparse de ella porque eso sería «un retroceso» o algo «raro». Pienso que la televisión y la mayoría de referentes que ella nos comparte –o mejor dicho, impone-, son una ilusión para hacernos creer a todos que formamos parte de algo, pero en realidad si les quitas los referentes televisivos a la gente, medio mundo se quedaría sin nada que los relacione a los demás.
Es decir, lo que te relaciona con el otro, de lo que puedes hablar con el otro, es lo que una empresa decidió darte porque consideró que eso era lo que le iba a dar más dinero. Es triste eso.
Creo que ver televisión es algo que te puede aportar cosas mínimas en comparación de otras cosas como la lectura o la experiencia de vincularse con el entorno.
Tampoco te digo que no disfrutaba cosas de la televisión. La vida moderna de Rocko era increíble, tenía una crítica social bien fuerte de fondo.

El Nickelodeon de los 90 era bacansísimo. Y estoy de acuerdo, no me quedaría en casa por ver un programa de TV. Para eso está la grabadora: lo dejo grabando y llego a verlo, jajaja.
F: Jajaja, ¡creo que hay una teleadicta por aquí!

Yo disfruto verla, me entretiene. Bueno, te preguntaba: en el almuerzo del TEDxPeñas, el viernes 19, alguien mencionó «lo de Boston» y tú preguntaste que qué había pasado. No sabías lo de las bombas caseras que hirieron a más de 100 personas. ¿Cómo te enteras de lo que pasa? ¿Cómo te llegan las noticias? Parece una escena de La laguna azul, jajaja.
Aclaro: no digo que la TV sea el único medio para saber lo qué pasa, pero ha hecho una gran cobertura de ese evento.
F: Las cosas pasan así: cuando estás con la gente, siempre hablarán de lo que ven en la televisión, en Facebook o en Twitter o de lo que les pasó en su trabajo. Entonces si hablas con la gente, te enterarás tarde o temprano. Ahora, hay gente que me dice «pero es importante estar enterado de los sucesos de trascendencia, etc. Bla, bla». Al respecto pienso que estar «enterados» no sirve de nada porque nunca nadie hace nada con esa información que tiene. Creo que es mejor vivir enterado de poco, pero tratar de hacer algo con eso, que estar enterado de lo que pasa en todo el mundo y ni siquiera levantarse de una silla para hacer algo.

Touché. ¿Se la tienes jurada a algún otro medio de comunicación?   

F: No. Bueno, ahora estoy tratando de alejarme de esto del internet. Lo uso porque es inevitable para comunicarse con la gente y difundir mi obra, pero trato de recordarme mucho que el internet nos enreda en la ilusión de lo infinito y no hay que embarcarse en eso: nos hace creer que podemos conocer todo lo que necesitemos mientras estemos en él, pero eso no tiene fin; entonces, ahora las horas de nuestras vidas se pasan conociendo todo lo que queremos sobre un hecho o una persona, una banda, una guerra, una conspiración, una serie, una película, pero nuestra capacidad de acción se limita a «clickear» o teclear frente a un monitor.

En una edición de BUTT entrevistaban a un tipo y él decía que no tiene internet en casa, pues el internet de banda ancha o unlimited access, «pudre el cerebro», así que cuando salía de su departamento, se conectaba no más de una hora al día para revisar su correo, y listo, seguía andando en bicicleta.
Bueno, me voy. ¿Algo más?
F: Creo que no, jeje :). ¡Gracias por el apoyo!

Oye, cierto: ¿nunca te da por encender la TV, ni siquiera por curiosidad? ¿Si ves DVDs?
F: La «naple» que no. De hecho, cuando veo una cerca me deprimo pensando «¡¿por qué existen tantas?!». Tampoco veo DVDs ni voy al cine, pero la verdad sí creo que ciertas películas te aportan. Hay una película que se llama Blak Mama de Alex Alvear que me he querido ver hace tiempo, pero ya es como la falta de costumbre del consumo audiovisual.

Hay películas que disfruté mucho y quisiera volver a verlas, pero como te digo, es ya la falta de costumbre. Aún así, a veces veo películas junto a mi novia o amigos. A las películas no odio, sólo no tengo la costumbre ya de buscarlas.

Hay malas costumbres que hay que eliminar. Paco, me despido, voy a seguir viendo Cheech & Chong en Netflix.
F: Dale. «Pilash», nos vemos en un futuro.

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