Tom Yorke es el John Lennon de hoy
“Soy un militante de la independencia, un soldado de la música”, no es falsa modestia, viniendo de un músico que ha vivido en la autogestión por más de una década, que condujo un programa de radio donde ha tenido como invitados a músicos también ligados con lo independiente, sin haber estudiado comunicación o radio, y que lidera una “banda solista”, pero con genios musicales como compañeros de militancia. Además, un soldado de la música que lidera el proyecto Música Sin Fines de Lucro, en apoyo a músicos que tienen tantos sueños como canciones en su cabeza.
Lo conozco desde siempre, y es la primera vez que converso con él. Es como presentar a un viejo amigo, al que acabo de conocer.
Este cantautor es un argentino diferente y único. Ustedes me dirán: todos somos únicos y diferentes; de acuerdo, sin embargo pocos lo admitimos de frente y con la única herramienta de la honestidad con nuestro arte.
Nació al sur, al sur del sur, en la inmensa Patagonia, la parte más austral del Continente. El plug del sur tiene su encanto, el viento inmenso, el vendaval. Abrieron las puertas del cielo y el azul pinta desde el pavimento hasta el sendero. El azul turquesa debe ser su cielo particular, su verdad; todo eso leyendo entre líneas sus líricas.
Cuando oí su música por vez primera, me dejé cautivar al intentar adivinar qué es exactamente lo que interpreta. Si una de sus canciones es una obra teatral, un álbum puede ser una película independiente, sus cinco trabajos discográficos es una colección de un director ecléctico, oscuro y azul.
Advierto una ola de psicodelia Pink Floyd, electrónica cruel Brian Eno; el charango firme me evoca al Runrún de Violeta Parra y el bombo es Atahualpa Yupanqui; tonalidades Fito Páez o Spinetta son básicas, tomando en cuenta su origen. Le pregunto: ¿qué relación tienen todos estos sonidos?, y su respuesta no puede ser mejor: “Hay demasiados colores en la vida, es como ser un pintor y tener todos los colores a tu disposición y al final, terminar utilizando solo uno, la música la entiendo a partir de pinceladas extremas con matices sutiles; no hay una manera más honesta de luchar en al arte, que luchar desde mi trinchera”.
Sigo en la música no solo porque su respuesta me da en la sien, sino porque siempre me pregunté: debe escuchar mucho Radiohead; y disparo: ¿Te gusta Radiohead? “Es lo mejor, y no solo Radiohead soy adicto a lo que hace Tom Yorke, para mí es el equivalente actual de John Lennon”; ¿Tanto así?, le increpo, sin dudarlo lo afirma.
Si tu plan es vivir de tu arte, tu mayor reto es pisar tierra y tener un plan b. “En mi caso fue el de ser maestro de música de primaria; para mi hubiera sido como vivir de la música pero de manera diferente. Si mis composiciones no eran oídas por alguien aparte de mis amigos, creo que hubiera vuelto a intentar, pero consciente de que de algo debo vivir”.
Atrás queda el cliché de que las letras de trovadores deben hablar de cambiar el mundo, canciones para objetores de conciencia o vegetarianos, eso es por demás trillado y siendo realistas, es falso. Sin embargo me llama la atención que sus letras sí cambien el renglón de “salvar el planeta” por el de sálvate a ti mismo con el amor a la vida y los privilegios de respirar hondo el cielo azul turquesa.
“Darle la espalda al sol, treparme en la madriguera, ¿acaso también se paga? Dormir fuera de estación, rezar a quien yo más quiera, o ¿acaso también se paga?”.
Si quieren saber de Lisandro pueden buscar en Wikipedia, pero si quieren conocerlo es indispensable dejarse llevar por sus canciones en estado natural; no solo las letras -al fin y al cabo, lo que el cantautor quiso decir es interpretado a la manera del oyente- sino escuchar su música, que es transportarte a tu propia raíz. Talvez, y solo es una probabilidad, termines no por saber más de Aristimuño sino por conocerte más a ti mismo.
Escucha le entrevista completa a Lisandro Aristimuño realizada por el programa Yendo a la Casa de Polo Damían Rodríguez:
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