De esta conexión musical entre pasado y presente, entre tradicional y moderno, ha nacido en los últimos años un levantamiento sudamericano, que comparte la búsqueda de hacer música con un componente espiritual, con consciencia, explorando la cosmología indígena y afro de la región.
La música de Nicolá Cruz, invoca los rituales y espacios de su tierra, Ecuador, un país que es hogar tanto de la cordillera de los andes, como de la selva amazónica. En su proyecto, busca incluir fuentes de muy distinta naturaleza, en particular la pasión por los paisajes de su tierra, con sus culturas, rituales y ritmos, todo esto adaptado a un arreglo contemporáneo. Nicolá , de padres Ecuatorianos, nació en Limoges, Francia. Su formación musical fue marcada por ritmos tradicionales, involucrándolo en el mundo de la percusión.
En 2015 sale ‘Prender el Alma’, su primer álbum de larga duración editado por el mítico sello ZZK, con el que busca consolidar sus exploraciones sonoras, que van más allá de hacer música. Todo acompañado de 2 giras por USA, 2 por México y 1 por Europa antes de terminar 2015
Colibria es el femenino de colibrí, e instrumento/resonador artesanal usado para grabar esta canción. Un tema que hace alusión a los orígenes primitivos, al agua, a sobrevivir, a cosas muy básicas que nos hacen quienes somos. “Colibria nace cuando vivía en la selva en las faldas de un volcán activo que a diario lo veíamos sangrar, este tema para mí es un viaje hacia adentro, un viaje donde sentí renacer”. Esto relata Huaira, mi eterna colaboradora, cantante y flautista, siempre buscando elevar su voz a otros niveles. La letra está a cargo de ella. La canción fue grabada en un espacio peculiar, una especie de galpón antiguo en Quito, de techo alto muy reverberante, propio para recrear esa resonancia del agua fluyendo en el tema.