Los años han pasado y Juan Pablo Cobo lleva más de la mitad de su vida siendo Guanaco. El tipo de Ambato que, con voz nasal, desarrolló un estilo que empezó como hardcore rap, ahora presenta su cuarta placa con requinto en primera línea y un mestizaje entre el rap y la música rockolera.
Luego de Raíz, álbum que incluyó dos temas de alta rotación radial que encandilaron a un público masivo que encontró en el dancehall, moombahton y rap con dejos reggae a un artista fresco, bailable y digerible, para muchos el camino a tomar para su próxima producción parecía predeterminado por la tentación mediática, las fiestas, las marcas, los halagos genéricos o la fama. Pero en un juego de honestidad artística, Blasfemia es la otra cara de esa posible realidad.
Guanaco presenta 6 temas que se alejan de la radio fórmula. La fiesta callejera con sound system se convirtió en una suerte de monólogo autorreferencial, honesto y crudo que busca un desahogo en una lúgubre taberna. Un disco de un artista que llega a la madurez y que en un acto sincero decide relatar su estado actual, reflexionar sobre sus anhelos y culpas, ahondando en la historia de su familia, sus relaciones personales y la música como ese camino de vida que demanda una entrega absoluta.
Las letras de esta producción mantienen aquella impronta inconfundible de Guanaco: una voz propia al rapear que se distingue al primer fraseo. Pero en ocasiones, justamente esta característica que muchos Mc’s ansían y que únicamente se gana con los años, genera un agotamiento de estilo. Canciones como ‘El original’ o ‘Soledad’ manejan un despliegue de versos efectivos, pero que pierden fuerza por la falta de novedad y experimentación, tanto en su temática como en la composición de sus rimas. Por su contraparte hay momento de lucidez en los cuales Guanaco juega con su propia narrativa. Tal es el caso de ‘Lejos’ y de forma más destacada en ‘Canción para Juan’, uno de los mejores temas del disco y que, de forma ágil, nos sumerge en un entorno, para luego retratar de forma íntima la vida de Juan Cobo, su padre.
A nivel musical, Guanaco logra llevar a otro nivel el rap rockolero, aquel subgénero que agrupaciones como 38 que no juega y miembros de La Quito Mafia supieron traducir y filtrar en los oídos de muchos seguidores del hip hop local varios años atrás. Blasfemia es una producción sobresaliente, con cuidado en los detalles y que desde el rap logra una inmersión sincera en la música popular de este país, vinculando a voces tan potentes como la de Roberto Calero y Marylu Muylema. Un cruce de caminos cuyo resultado final es un viaje sonoro con canciones que se sostienen la una a la otra. Un disco que por la crudeza de sus letras en ocasiones funciona como un espejo tan poderoso que llega a ratos a incomodar. La producción más honesto y visceral que ha presentado Guanaco. 7.5
Por: Darío Granja | @darioxgranja