Tres años de vida para El Útero, un foco de cultura quiteña que se ajusta a la virtualidad en la pandemia para sobrevivir, o más bien: resistir.
Texto: Adrián Gusqui / Fotos: Cortesía El Útero
El día que El Útero tenía que festejar su segundo aniversario, el gobierno ecuatoriano impuso cuarentena en todo el país. Habían preparado una gran exposición para festejar otro año de vida. No pasó y el ambiente quedó en pausa. La pandemia enfrío los planes del El Útero y el mundo. Sin embargo, la resistencia por no desaparecer jamás claudicó.
Esta fundación nació hace tres años, como un espacio cultural de la mano de varios hermanos, entre ellos Luz y Esteban Albán. Su objetivo se radicó en reunir varias disciplinas artísticas dentro de un espacio físico, que sorprende por su intrépida apariencia de casona patrimonial, con ese encanto de vejez que el pasado recupera. En su breve historia han impartido más de 240 talleres y 181 eventos. En 2020 las actividades se truncaron gravemente, como en todo el mundo, debido a la pandemia del COVID-19.
Sin embargo, el espacio regresó con relativa rapidez a las actividades. Aunque el panorama estaba cambiado, los planes volvían a surgir de nuevo. Sobre ese regreso a la “normalidad”, Luz Albán, coordinadora general de la fundación, lo recuerda así: “Fue súper raro. Porque estábamos acostumbrados a ver mucha gente en el espacio y de pronto pasábamos a un lugar abandonado. Al volver encontramos a la casa con el montaje de ese aniversario que nunca se dio, con esa energía… súper fría, helada. Se sentía mucho esta energía de abandono. Pero aunque nos tomó tiempo la repoblación de El Útero fue rápida”.
Luz cuenta esto como un recuerdo amargo que no duró mucho. La solución fue no dejarse llevar por esta mala energía, o como ella dice: “resistir y no bajar los brazos”. Agrega que “obviamente surgieron las dudas y deudas. También siguen pendientes esas problemáticas pero creo que lo más importante desde aquí ha sido esta actitud de seguir resistiendo”.
Y en esa actitud de resistencia, El Útero revivió la cultura a su alrededor, sirviendo como el foco de creación que siempre fue. Talleres en línea, shows presenciales y con aforo limitado, fueron las primeras pruebas de riesgo para que el espacio no pierda el equilibrio. Ahora mismo están en medio de un circuito de eventos en línea al que llaman iEl Útero grita!, un proyecto que ganó fondos dentro del programa Cultura en Movimiento, del Ministerio de Cultura y con la ejecución del Instituto de Fomento a la Creatividad y la Innovación (IFCI).
Participaron con cinco proyectos pero quedaron tres: Curanderas, Metal y Contrastes y Antigua Hoy. Obras que se mudaron a plataformas de streaming porque era uno de los requisitos del programa.
En estas propuestas, cuenta Luz, “la motivación fue mostrar que el mundo artístico puede ser muy variado. La idea era crear esta diversidad y que las obras tengan un hilo conductor pero sean muy diferentes a la vez”.
Curanderas fue la primera obra virtual presentada. El concepto de esta fue el de reunir a nueve mujeres creadoras en un show de 90 minutos, que incluyera ‘números’ de poesía, música, clown, circo y danza. Todo esto enfocado a brindar un homenaje al potencial femenino de fuerza y transformación.
Para el desarrollo del espectáculo participaron Sr. Maniquí y Cristina Echeverria en la parte musical, Tremenducha y Pez-Eta en clown, Sofía Pavón y Luna Hoop en circo contemporáneo, Alejandra Nuñez y Sofía Barriga en danza contemporánea y Sarawi Andrango en poesía.
Tras este show el siguiente será este 28 de febrero, con Metal y Contrastes, un episodio que, según Luz, “busca representar más al espacio alternativo”. Esta vez la fundación busca que el teatro y la música describan al desarrollo del espectáculo. Para el primer espacio habrá una obra del colectivo Pata de Cabra llamado ‘De cómo entró un rico en el reino de los cielos’. La intención del grupo es conectar el clown dentro de este contraste de la diversión y oscuridad, con un lema particular: “el bufón es el rock and roll del teatro”.
Incluido a esto, estará Icaza’s Trio, la agrupación conformada por Igor Icaza (baterista de Sal y Mileto) y sus dos hijos: Zak y Jofiel Icaza. Bajo la bandera de ‘rock libre’, la agrupación da algunos pasos muy cerca de su primer disco. Estas presentaciones estarán en el escenario ‘La Chapelle’, un lugar donde se realizan artesanías y el trabajo a mano, como en los metales, es el día a día.
Antigua Hoy es la obra que cerrará el 7 de marzo. Esta serie de espectáculos. Será, según Albán, “para un grupo de gente más adulta”, refiriéndose al estilo con el que se desenvuelve la obra. Sin embargo, no se cierra a cualquier edad. Lo que veremos en este evento será un recorrido por la casona patrimonial donde se ubica la fundación, con conciertos y danza contemporánea sucediendo en su desarrollo. Para la música estarán el proyecto Inconcerto, Gabriela Cobo y Simón Gangotena, además de Julio Andrade, Daniel y Paco Pacheco, como Trío Suyai.
Sumado a la música estará la mencionada participación de la danza, que correrá a cargo de Doris Castillo y Fabián Cornejo, en Elementos en Movimiento que, según información proporcionada por la fundación, “despiertan las memorias del arte indígena en un diálogo profundo y actual”. A este dúo se le suma Javier Cevallos Perugachi, del proyecto Quito Eterno.
El Útero no piensa parar. Aunque los problemas no faltan, la resistencia es más fuerte. Si quieres disfrutar de los últimos dos eventos, puedes comprarlo aquí. Un show cuesta $7, dos shows $12 y todos por $15.