La banda de rock libre ecuatoriano abrió una nueva temporada de conciertos, junto a músicos invitados e icónicos temas que recorren sus 28 años de carrera.
Texto: Carlo Celi | Fotos: Ana Lucía Zapata
La fuerza musical de Sal y Mileto regresó en su show Elektro Akústiko. Un formato ya conocido por los seguidores de esta mítica banda ecuatoriana integrada por Igor Icaza (voz, batería, guitarra), Franco Aguirre (Bajo) y Lucho ‘Pelucho’ Enríquez (guitarra principal) que juntó a más de 10 músicos invitados.
El renovado Teatro San Gabriel abrió sus puertas para que el concierto, que tuvo un pequeño retraso, empiece a las 21:00.
El escenario adornado con figuras geométricas poligonales colgadas sobre el techo y una gran pantalla LED posterior, que proyectaba animaciones retro-futuristas, recibió a la banda y a sus primeros invitados, Zak Icaza (batería), Carlos Sánchez (percusión), Felipe Aizaga (violín), Gerson Eguiguren (viola y voz), Paola Viteri (violín) y Mario Martínez (chelo).
Con un aire místico y las primeras notas de ‘Anaís’, el espectáculo dio inicio. Entre ovaciones y gritos de decenas de fanáticos, Sal y Mileto regresaba a esta puesta en escena más progresiva y psicodélica, que tuvo su origen en una producción de 2008, cuando por primera vez la presentó al público.
“Muchas gracias por estar aquí. Este es un sueño que nos permitimos Franco y Lucho, al tener junto a nosotros la energía de diez músicos invitados”, fueron las primeras palabras de Igor Icaza hacia los presentes.
Un arreglo solista de violín y figuras de luces sobre el techo del teatro recibieron a ‘El viaje’. Después llegó ‘San Kamilo’, una de las primeras producciones de la banda fundada por el fallecido Paúl Segovia. “Este tema tiene un aire de las planicies hermosas de Los Andes y Latacunga”, recordó Icaza, refiriéndose a la ciudad de origen de la banda.
En ‘Panelita’, la guitarra acústica de Lucho ‘Pelucho’ se desató, “es un honor tocar para ustedes”, exclamó el guitarrista al finalizar la canción.
Para ‘El Principito’ la descarga de energía de la banda estaba a tope. Franco se dirigió enérgico al público e hizo referencia a la reciente ola de violencia que azota al país. “¡Hijueputa! ¿Qué está pasando?”, exclamó.
El bajo de Franco Aguirre sobresalió en ‘Soledad’ y ‘Cessio 134’, canciones que dieron paso a una nueva invitada de la noche, Claudia Aizaga, quien desenfundó su flauta traversa para ‘Polución nocturna’. “Sangre joven pero con la misma esencia”, fueron las palabras de Igor para la artista.
Entre las pausas de cada tema, varios fanáticos no dejaban de pedir a gritos por sus canciones favoritas pero que no formaban parte del setlist. “Aguanta, loco, dame chance”, le decía Igor, con ironía y un poco de humor, a un fanático que no paraba de exigir sus preferencias, como si se tratase de un concierto a la carta.
Luego, Icaza dedicó el siguiente tema, ‘Mi fusil’, a Víctor Narváez ‘Narviko’, ex Sal y Mileto y uno de los fundadores de la agrupación. “Él ha regalado fantásticas composiciones a esta banda”, recordó.
Pero las referencias no pararon, Franco Aguirre enfatizó que ‘Mal komún’ se la dedicaba a “la asquerosa clase política ecuatoriana” -y continuó- “aprovechó el local (Teatro San Gabriel) para decir que vale verga la religión católica”.
Santiago Jiménez puso el saxo en ‘Resplandor’, un tema icónico junto a este músico que ha colaborado con la banda desde hace varios años y que también tuvo la participación de Gerson Eguiguren, quien dejó la viola para regalar un espectacular solo de voz que se fundió con el prolongado final de la canción y que explotó en una fuerte aclamación por parte de los presentes. “Hacen llorar estos guambras”, agregó Icaza luego del emotivo performance.
“¡Somos de Los Andes, este es el rock andino, carajo!”, puntualizó Igor, antes de ‘Mi llakta’, donde la percusión de Carlín Sánchez se desató y cerró la primera parte del espectáculo.
Más elektro que akústico
Luego de una primera pausa de diez minutos, la banda regresó, Lucho se paró y agarró su guitarra eléctrica, había permanecido toda la primera parte del concierto sentado. “Disculparán que a esta edad no se puede tocar todo el tiempo parado”, bromeó el músico.
Igor Icaza reemplazó a su hijo Zak, en la batería y la pianista Kateryna Romero entró al escenario para interpretar ‘Vieja con feedback’.
La siguiente canción, ‘K-Lindou’, la dedicaron al perro Ciro, inseparable compañero del saxofonista Santiago Jiménez, “el perro más roquero del planeta”, en palabras de Igor. Para este tema también se unió el hermano de Zak, Jofiel Icaza, al piano.
Ante la emotividad de un show redondo, Franco no pudo contenerse y exclamó “¡qué lindo tenerlos esta noche, qué lindo!”, para dar paso a su tema ‘Hiperkubo’.
Claudia regresó con su flauta traversa para ‘Avisos klasifikados’ y la mayoría de músicos invitados cerraron el espectáculo sobre el escenario con un despliegue energético que invitó a todos los asistentes a levantarse de sus asientos.
“Quiero agradecer a toda la gente que ha hecho posible este concierto y en especial a este público ‘miletero’, desde hace 28 años. Hace dos días recordamos la partida de Paúl, ya son 18 años sin él”, exclamó un emocionado Igor, antes de que el telón se cierre por segunda ocasión.
Pero el show no terminaría ahí. La gente no se quiso ir sin un tema más.
Varios minutos después, Franco, Lucho e Igor se volvieron a subir. En la intimidad del trío musical interpretaron la reconocida ‘Mi vida es un yahuarlocro’, canción que dejó satisfecho a un público que no dejó de corear todas sus canciones desde el principio del espectáculo.
“Estamos aquí, estamos cerrando este año con Elektro akústicos. Luego del Minipony Fest, regresaremos a componer nuevas canciones y en septiembre nos vemos en el concierto de Ilegales”, reveló Igor. “Este es mi ñaño Franco y el maestro Lucho ‘Pelucho’. Gracias, ñaños, por venir. Es hermoso ser ecuatorianos”, concluyó.
Dato
Sal y Mileto será parte del Minipony Fest, el sábado 11 de junio, en Soundgarden (Tumbaco)