Texto y fotos: Adrián Gusqui
Pedro Bonfim habla un 13 de febrero del 2023 sobre ‘Muchachito Roto’, la quinta pata del gato en el grupo.
Publicada originalmente en Indie Criollo en algún día del 2023.
La entrevista fue hecha un mes antes de la salida del disco, cuando sus únicas existencias eran audios MP4 incompletos y links de Google Drive que se convirtieron rápidamente en tesoros. El quinto disco de Lolabum representó una época en donde las rupturas fueron más claras que antes, no solamente emocionales, sino físicas, discretas y explosivas.
El grupo retomó la alineación del primer disco y se diferenció de procesos anteriores con un sonido pop atrevido, sin deudas a nadie, según palabras de Bonfim.
El álbum se presentó como una propuesta gregaria y monumental. Su intención fue la de convertirse en un tributo en movimiento de la música nacional, recuperando samples, referencias e inspiraciones ambiguas de leyendas musicales ecuatorianas, como el ya conocido para el grupo y los fans de la banda ecuatoriana: Polibio Mayorga, ̶l̶a̶ ̶ú̶l̶t̶i̶m̶a̶ ̶b̶a̶n̶d̶a̶ ̶d̶e̶ ̶r̶o̶c̶k̶ ̶e̶n̶ ̶e̶l̶ ̶p̶a̶í̶s̶ Biorn Borg, Macho Muchacho, Neoma, Esmarive, Los Hermanos Diablo y muchos más.
Esta conversación sucedió en Quito, una semana antes del viaje de Pedro a Colombia para grabar su disco de solista (lo que hoy es Corazón de Guagua). Nos acompañan uvillas y claudias que el músico compró minutos antes en la tienda de la vecina. La escena se completa con dos gatos rompiéndose la piel a garrazos y caricias durante la charla, como lo hizo su dueño en algún momento de su vida.
1
¿Cómo te sientes ahorita mismo?
P: Tranquilo, la vida está muy movida pero estoy sereno.
Así te sientes un mes antes de lanzar el disco entonces…
P: Sí.
¿Estás nervioso?
P: Un poco, pero no sé si estoy nervioso totalmente, creo que también se debe a que el disco estuvo listo en agosto y ya lo conozco muy bien, a pesar de que no he vuelto a escucharlo últimamente porque es cuando, ahí sí, me pongo nervioso. Siempre que haces algo lo revisas y quieres cambiar cosas. Todo lo que he hecho lo he querido cambiar, entonces como todavía no sale, no siento esto de que no hay nada qué hacer. No estoy exactamente nervioso, me da un poco de curiosidad ver qué pasa. Fue un periodo raro, para medir las cosas, igual y las reacciones a canciones que ya salieron me parecen bacanes.
¿Estas sensaciones son diferentes a lo que sentiste con discos pasados?
P: Absolutamente. Las intenciones son diferentes con el disco y la vida. Creo que en el 2020 yo estaba muy emputado, era más joven y no sabía manejar bien mis emociones. No es que ahora lo sepa…
¿Qué edad tienes ahora?
P: Tengo 26. En 2020 sentía más la rabia. Eso ha sido un descubrimiento reciente, el que yo necesite crear algo para entender lo que me estaba pasando. Si me peleo con alguien es probable que no entienda bien qué chuchas hasta que escribo o hago una canción o dibujo algo. Es mi manera de entender el mundo. En ese momento había mucha confusión, el 2020 fue una temporadita bien confusa, no sólo por la pandemia, sino también porque volví de Guayaquil y salí de una relación. Estaba en medio de un caos afectivo. Eso, reubicándome en Quito, aprendiendo a vivir solo. Era una época de muchos cambios y de mucha incertidumbre, entrando ya a la vida adulta. No sabía manejar muchas de esas cosas y creo que se reflejaba en la música, estaba más desesperada por atención y de alguna manera quería herir algo.
¿Algo o a alguien?
P: Algo. Quería generar un impacto cueste lo que cueste y creo que ese fue un gesto bastante adolescente, que está bien y me gusta lo que salió de ahí, pero creo que era esto de sólo estar lanzando disparos a todo lado y apuntando con el dedo. Siendo caótico. Agarradazo del caos. Justo buscando eso, que eso sea lo que se reciba, no importa nada. También eso te hace un poco más soberbio. Al final todo eso se regresa como inseguridad y necesitar algo, que te lo aprueben o querer ser algo y eso es muy estresante. Muy exigente. Y honestamente, es innecesario en algún punto, como que creo que no estás haciéndole bien a nadie y tampoco a ti. Es un caos artístico, bonito para una biopic, pero no para vivirlo.
¿Este disco sería la solución a esa etapa o es más una extensión de ese caos?
P: El disco es esquizofrénico de alguna manera, mucho más tranquilo y popero en algunas cosas. Tiene esta cosa de saltar de un estado a otro, a veces muy abruptamente. Pero me sentí y me siento mucho más bajo control de esa situación porque, como te digo, no es que ahorita puedo manejar mis emociones de manera perfecta e ideal, sino que intento llevarlo mejor. Sigo teniendo el caos y todo, sigue ahí, pero ahora me relaciono mejor. Es como si antes estuviese manejando un auto en el asiento del copiloto y ahora yo soy el piloto.
¿Llevas control de lo que haces?
P: Ajá. Tengo control y puede ser caótico, pero sé lo que estoy haciendo. En otro momento estaba fingiendo lo que hacía. Por eso ahora me puedo relacionar mejor con eso porque ya no sólo estoy destruyendo cosas.
¿Cuál fue la primera idea o intención que recuerdas de este disco?
P: Es chistoso, porque yo estaba haciendo canciones, como mi intención era escribir mejor y mejores canciones, siento que eso necesitaba, sentir que podía escribir una buena canción, estructurar bien, hacer melodías que me gustaran cantar. Estaba haciendo esas canciones y un día fui donde el Wipo (Felipe Lizarzaburu / La Máquina Camaleón) y le mostré algunas canciones que tenía, muchas que, de hecho, no quedaron en el disco. Le puse las canciones para mostrarle porque…eso hacen los amigos. Era una playlist de SoundCloud de varias canciones, se acabó y me dijo “está buenazo el disco” y yo me pregunté: “¿disco?”. Me pasó esa cosa bacán, que antes sólo me había pasado muy desde el caos, de estar lanzando cosas a la pared y comenzar a ver qué imagen se me presentaba al frente y esta vez encontré la imagen a través de algo mucho más ordenado, de repente vi al frente mío un disco, una coherencia, una historia. Acá había algo. Ahí me planteé en serio hacer el disco. Comencé a pensar las canciones como eso. Le mostré al Techo las canciones porque me dijo que parecía que las canciones eran para ellos: los chicos de la banda. Eso también me dejó muy tocado porque eran canciones medio como de dolor y creo que yo he sentido mucho tiempo con eso. Por mucho tiempo no logré relacionarme bien con el grupo, siento que ninguno sabía entender lo que el otro estaba pidiendo. Con el Techo logramos resolverlo de una forma bacán, a través de la música. Que es otra cosa que he estado pensando. Es chévere como se han estado moviendo últimamente las cosas, los últimos años, ver cómo los músicos son más pros y lo que quieras, pero es una pena ver cuánto se va ignorando la música y la pasión musical, y con eso no me refiero a que toquemos sin que nos paguen, sino a la pasión de sólo compartir música.
¿Te refieres a algo general o en este sector?
P: A los músicos de mi circuito. Siento que tuvo que ver con eso de no tocar tanto. Cuando salías de vacaciones y no tenías nada que hacer y te pasabas haciéndote la paja o viendo cualquier cosa en la tele, tienes tanta energía, pero no haces algunas cosas porque no puedes o no sabes. La pandemia nos permitió estar mucho tiempo en nuestras cabezas dándole y dándole a cosas que no importan. De repente te juntas con músicos y nadie habla de música, nadie para bola a lo que salía. Es, al menos, mi percepción.
Es verdad, pero hay épocas donde el interés es diferente, ¿no?
P: Y es una pena, porque como creadores y creadoras eso te va corrompiendo, te va quitando la atención a lo que podrías estar haciendo.
Hablemos del disco, ¿cómo explicas su concepto?
P: Es un disco de ruptura. Me gusta cuando hay palabras así, ‘ruptura’ o ‘duelo’. ¿Te acuerdas cuando te decía que soy un detective subido en un burro era un duelo? Era en doble sentido, porque era un duelo que tienes que atravesar cuando alguien se muere o algo se muere y era un duelo de espadas. Una pelea. Y acá es un disco de ruptura en todos esos sentidos, un disco roto porque también es eso, un punto de quiebre, las rupturas son algo que se abren, se dañan y cambian. Eso me interesa mucho. Me gustó ver qué me decía la gente. ¿Cómo saber qué fue lo último que se les rompió? Sólo me parecía divertido. Eso. Es un disco de ruptura y, de alguna manera, de rupturas amorosas, pero si bien está esa parte amorosa de pareja, también lo era con la banda, una ruptura interna que tuvimos y lo que encontramos. Es como esta uvilla. Dulce y ácida.
2
Ahora cuéntame, ¿cómo fue trabajar con Ernesto Karolys y cambiar de productor?
P: Creo que fue la mejor decisión que se pudo tomar y esto en ningún sentido hace que el Felipe Andino sea malo, porque es buenazo, es más, una cosa: el cambio es bueno. Es bueno cachar nuevas formas de trabajar sobre todo con un man como el Karolys, que es una puta máquina. Es absurdamente bueno en todo y con la mejor de las actitudes. Este disco ha sido el que más he disfrutado, nunca nos peleamos, nos divertimos mucho. El ambiente en el estudio era tan divertido para probar y jugar que eso ya era full. Ernesto es un muy buen tipo, súper humilde, muy honesto y con una buena manera de decir las cosas. Además, es el baterista original de Biorn Borg que, creo yo, ha sido una banda muy importante para nuevas generaciones. Para mí fue un punto de quiebre escucharlos. Con él nos hicimos buenos amigos y es el nuevo baterista, de hecho.
Hay canciones con detalles de música ‘sucia’ pero también es muy popero…
P: Es que el Karolys también es un popero, le gusta que los elementos funcionen de manera súper popera, no le gusta irse por las ramas.
En el master trabajaron con Dave Cooley, quien estuvo involucrado en producciones con Tame Impala, Paramore, Madvillain y más. ¿Qué los motivó a inversión?
P: Este ha sido el disco más caro que hemos hecho en la vida. Fue mucho más caro que cualquier otro. Para mí eso es bueno, porque de alguna manera te cambia la perspectiva de cómo te acercas al trabajo. Y bueno, también antes no pagamos más porque no podíamos, no estábamos en condiciones económicas, pero esta vez dijimos: “sí, es importante”. Este man, el Dave Cooley…voy a hacer una declaración polémica, pero es la primera vez que me llega un máster y entiendo lo que es un máster. Sólo puse play a la primera canción y dije: “qué hijueputa, esto suena diferente” y no en el sentido que suena a otra cosa, sino que mejoró todo y no hicimos ninguna revisión. La versión que nos envió fue la que se quedó.
Es de otras ligas este disco, ¿no?
P: Es de otras ligas.
Háblame de la portada del disco.
P: Tengo aquí (busca una foto pixelada en su celular). Es una foto que me tomó mi amigo Rigoberto Lequerica. Esto es en La Boca, en Manabí. (Me muestra la foto) Es divertida y siento que contrasta con muchas cosas.
¿Qué influencia tuvieron los discos africanos, la estética asiática, las autopistas quiteñas y Brasil en este disco?
P: A mí me gusta escuchar música en canales de Youtube que suben vinilos digitalizados. Me encanta eso, porque siento que ahí puedes encontrar texturas que no sean las de siempre, eso es algo que a mí siempre me preocupa y cada vez, más conscientemente, evito caer…hacerme genérico. Me gusta saber cómo se mezclaba en África, en Japón. Para mí, mucha de la referencia de mezcla fue Polibio Mayorga. Este tipo de música que no tiene esa estética a la gringa y por eso puede sonar raro y en que algunas cosas pueden ser chocantes desde un punto de vista técnico son súper importantes. Saco muchas ideas de ahí y…las autopistas. Eso es otra cosa también porque yo siento que este es un disco para escuchar en el bus, me gusta pensarlo así, porque no sé si hay un mejor lugar para escuchar música. Me encanta la idea de estar en la calle y escuchar este disco, porque como también es un poco corto, te dura un trayecto. Ajá. Me gusta esa idea.
¿Y Brasil?
P: Brasil siempre. Últimamente he estado cachando que hay una necesidad identitaria mía por ubicarme, porque yo me siento súper ecuatoriano. El otro día vi que alguien tuiteó: “hoy amanecí más ecuatoriana que Lolabum”.
¿Has visto los Tik Toks de Lolabum con collages de fotos de Quito y ‘El Ecuador’ de fondo?
P: Sí sí, ya sé cuales dices. Claro, es raro porque de repente esa es una canción de turismo (risas) y es chistoso porque vuelvo a escuchar ‘El Ecuador’ y no me parece tan buena, no me gusta tanto. No sé si es una buena canción en sí. Y todo bien, pero la mitad de mis genes no son ecuatorianos y, honestamente, me vale un poco de verga eso, porque no digo como: “ah, puta. Mi papá es brasileño, por tanto, yo soy igual de brasileño que ecuatoriano”, porque no. Crecí acá, me crié acá, mis amigos son de aquí y mi cultura es esta. Pero siento que hay un conflicto para mí, personal, casi íntimo, de querer hacer música que representa mi identidad, de tener esta cosa un poco doble.
La música y cultura brasileña me han ayudado a valorar la cultura ecuatoriana, porque el problema de esta, desde un punto de vista, es que no sabe valorarse o verse a sí misma y la cultura brasileña en cambio está un poco obsesionada consigo mismo. Entonces, esa manera de entender su propia cultura me hizo entender esa cultura también así, por lo cual esto va más allá de lo musical. Como que Brasil sí está ahí, hay muchas referencias brasileñas, no sólo de los clásicos sino también lo moderno, como Marina Sena…el Gutto que es una de las pocas personas que he conocido en la misma situación que yo. Eso fue chévere también, compartir esta búsqueda identitaria, que está en ‘Penitas’, ‘Tristes… y sigue, yo creo.
¿Por qué el disco dura 33:33?
P: Esto vendría a ser el Better Call Saul de la historia del sad boy en la canción con la Neoma. Este es un spin-off de ese man, entonces en este universo todo está pasando dentro de la radio rota 66.6 am que está inspirado un poco en Radio Galaxia. Para mí la mejor manera de escuchar el disco, en teoría, es dos veces, o sea 66:66, se acaba y le pones inmediatamente a la cola al disco y cuando se acaba comienza de una de nuevo y de ahí se acaba otra vez.
¿Cómo fue que Alex Alvear hizo parte de ‘Ciudad Espanto’?
P: Fue un cague, porque uno mismo cree que: “ah, ya, he crecido full y como que cacho estas cosas y no es la primera vez que estoy en un estudio y no sé qué” pero puta, entre el Techo y yo le decíamos al Alex: “¿quieres papitas? ¿quieres unas yuquitas?”. Los dos parecíamos niños de colegio, intentando hacer nuestro mejor esfuerzo en parecer manes todo bien. Alex Alvear, a fin de cuentas, es una leyenda viviente de la música ecuatoriana. Como está en el PDF que te envié (se refiere a un boletín de prensa), esto sí es una especie de tributo a la música ecuatoriana, por eso también es la radio, que pasa música nacional por la AM. No en tan buena calidad, pero bueno.
Que esté el Alex también fue bacán porque está en una canción en la que mandamos un saludo a Polibio Mayorga, el Alex hace un solo, tiene un sample de Eduardo Zurita, tienes este chistecito a lo Tierra Canela…habla de Carapungo. Fue algo tan bonito que el man esté ahí. Y él es súper buena onda, relajado, no en estos planes de estar por encima de absolutamente nada, más bien es súper abierto y, sobre todo, él llegó al estudio porque era vecino de Karolys. El disco lo grabamos en el Centro (de Quito) y el Alex vivía a una cuadra. En ese entonces estuvimos pensando en un solo de guitarra y él (Ernesto) dijo: “digámosle al Alex” y cayó.
¿Eres consciente de qué mucha gente se ha acercado a algunos músicos históricos, como Polibio Mayorga, gracias a su trabajo?
P: Sólo fui consciente de eso cuando el Polibio me dijo en un saludo que me mandó el año pasado (fue un regalo de la ex pareja de Pedro). Entonces cuando él dijo eso y me mandaron su último disco, diciendo que gracias por difundir el trabajo de Polibio, como que ahí dije: “wow, ellos lo están viendo así”, ellos están viendo que llegan a través de mí, es lo menos que puedo hacer, admiro mucho esa música, a él. Estoy eternamente agradecido, tengo un cuadro de Polibio en la sala. Entonces es algo que me apasiona mucho y si yo puedo sumar un granito de arena para que se escuche esta música, puta, con más ganas. Y si nadie tiene idea de mi nombre ni nada, para mí no es una cosa egoísta, como decir: “yo estoy haciendo esto”, sino que si es que a alguien le llega esta música, que es increíble, ya está hecho mi trabajo.
Te nombraré a algunas personas que agradeces en el disco. Empiezo por Gabriel Valenzuela. Si bien no hace parte del disco siempre lo mencionas en cada producción que haces. ¿En este caso, donde estuvo?
P: Puta, que bueno que siempre le agradezca porque siempre tengo que agradecerle a ese man. Es, tal vez, de las personas más raras que conozco de largo y también con la que más me entiendo. Podemos conectar de una manera tan profunda e inmediata. Tengo conversaciones que sé, sólo podré tener con él probablemente en toda mi vida y siempre sus perspectivas de lo que él me dice de la música me instruye mucho. Es un tipo que ha sacado 50 discos que bueno…al principio me frustraba un poco que no se profesionalice, pero ahora admiro tanto eso, sólo veo ahí una decisión tan comprometida con algo que él ve y no importa si nadie más lo mira. Y es poco utilitarista, en un sentido de que no está aportando a la sociedad en un sentido de: “vamos a generar industria, a hacer que esto cada vez sea mejor y suba el nivel”, sino una cosa como que él se expande en profundidad. Todo el mundo está concentrado en construir resorts en la playa y él está en el fondo del mar. ¿Y qué hizo en este disco? Nada, escuchar las canciones, darme sus perspectivas, animarse, joderme con lo de ‘muchachito roto’, ayudarme a pensar en eso. Ajá. Ser un amigo.
¿Quién es Genoveva Rodríguez?
P: Es la doña G, la que vive acá al lado.
¿Por qué le agradeces?
P: Es quien me hizo reír en esa parte (el final de la canción ‘Muchachito Roto’). Siempre cuando nos vemos me hace reír un montón, nos molestamos mutuamente, como que ese día me animó mucho y me encanta que esté grabada esa carcajada que nos pegamos juntos porque siempre nos reímos así con ganas.
¿Ha escuchado el disco?
P: No, le debería mostrar.
¿Potolo?
P: El Potolito, que está aquí (es un gato).
¿Taco?
P: El Taco es el gato de Karolys.
¿Stevens?
P: El otro gato de Karolys.
¿Wasabi?
P: La gata de Karolys.
¿Y Nessa Terán?
P: Ella es la esposa de Karolys. Me regaló un disco de Bob Dylan y de vez en cuando entraba al estudio y daba comentarios. Pero ajá, falta gente, siempre van a faltar.
¿Algo que le tengas que decir al Sindicato del Buenfin sobre el disco?
P: Sí, tengo varias cosas que decirles, porque como ustedes son dedicados, dedicadas y dedicades, sé que les puede interesar adentrarse más. Bueno, pueden acompañar la escucha de este disco con la playlist de Radio Rota, que les puede ayudar a descifrar algunas cosas. Este es un disco que tiene cosas muy políticas, pero también que es uno de los descubrimientos que he tenido en este tiempo, que, para hablar de político, a veces es mejor hablar de alegría, por ejemplo, no de ‘ya no veo noticias’ o cosas así, sino mostrar otra cosa. Hay mucho de eso. Hay referencias y samples en casi todas las canciones. Y sí, hay una historia lineal. ‘Ciudad Espanto’ es importante para esta historia, ahí pasa algo importante. Le mandé esa canción a Polibio Mayorga en su cumpleaños, el 19 de enero y me dijo que era ‘una cumbia siniestra’ y me dio su perspectiva sobre la muerte. En ‘Tú y yo desapego X100pre / Vivo, casi’ hay un consejo de parte de alguien específico, ya, lo demás descúbranlo ustedes…y gracias siempre, eso siempre se lo quiero decir al Sindicato, gracias siempre para siempre.
En una entrevista anterior dijiste que después de este disco vendrán dos más. Uno de música tradicional y otro de ambient. ¿Eso sigue en pie?
P: Sí, o sea, no sé si con Lola. Ahorita…de hecho es un cague. Siempre me entrevistas antes de un viaje. Me voy a Colombia a grabar mi disco de solista. Como que ahora no sólo habrá dos discos sino tres. Veamos qué pasa. Pero sobre todo ahorita con Lola…estoy aprendiendo de la paciencia. Siempre he sido muy impaciente.
A mí, de hecho, me pone triste hablar sobre más discos. Siento que es irreal e injusto. Y no sé de cuánto sirve saturar.
P: Justo estaba pensando eso la otra vez. Cuando saque este disco que voy a grabar en Colombia, habré sacado más de 100 canciones en mi vida. ¿Será que alguien quiere escuchar más de 100 canciones mías? Muchas veces esa desesperación viene de una cuestión laboral y económica, necesito hacer música para poder vivir de esto. No puedo aguantarme 6 años con un disco. Entonces, viene de ahí. Pero ahorita no tengo planes concretos con Lola, quiero ver qué pasa, que salga el disco primero. En Tristes Trópicos, el disco estaba listo en junio y en julio salió. Verte Antes de Fin de Año estuvo listo en junio igual y en julio salió. O Clarividencia fue en septiembre y salió en octubre. El Cielo estuvo listo en enero y salió en enero. Y este disco estuvo listo en agosto y recién va a salir en marzo, entonces como que he aprendido a poder distanciarme del proyecto y concentrarme en otra cosa. Y sí, tengo cositas y todo, pero también quiero sentarme a escuchar música con el Techo y ver qué pasa, si algo nos inspira.
¿Después del disco que vendrá para ti?
P: Tocar, grabar, tocar, grabar. Eso es lo que quiero. He estado pensando que quiero reconectar con mi lado más artístico. La otra vez fui a la casa de mi mamá y encontré unos cuadernos míos en los que vi que pintaba con acuarelas todo el tiempo. Vi y me pregunté por qué había dejado de hacerlo. Quiero volver a hacer eso. Estoy haciendo documentales personales, quiero tener estos proyectos no tan serios pero artísticos y vivir cada vez mejor de la música. Estoy viendo que las cosas se están presentando bien para hacerlo cada vez mejor. Y si es que se acaba Lola, estoy más tranquilo con eso, no creo que pase pronto. El Techo y yo estamos muy entusiasmados. Tenemos ganas de hacer esto juntos y arriesgarnos más. Dar el todo por el todo. Este año lo es.
¿Cómo son los días en los que no eres músico y Lolabum pasa a un sexto plano?
P: A ver, paso aquí (en casa). A veces soy muy ermitaño. No me llevo muy bien con socializar, lo que comencé a ver es que para estar bien entre tanta gente comenzaba a tomar y eso me hace entrar en un ciclo turro. Y no me interesa eso. Pero bueno, me encanta tocar, que vengan mis amigos y mis amigas. He pasado full tiempo con Rafa Valarezo, hemos estado mucho tiempo haciendo música y tocando juntos.
¿Hace parte en el disco?
P: Ella, de hecho, me ayudó a escribir ‘Ciudad Espanto’. Al final la única palabra que se mantuvo de lo que hice con ella fue ‘Carapungo’ pero me parece fundamental.
Ciudad Espanto me parece una gran reunión…
P: ¡Sí! Es como de todo. Lo más viejo y lo más nuevo. Y nada, eso es lo que me encanta: escuchar música. Salir por aquí a caminar me inspira mucho. Pero si quieres que te diga algo concreto. Me despierto tipo 7 de la mañana, pongo el noticiero de BN Periodismo, es una buena compañía, hago el desayuno, tiendo la cama. Me gusta tener rutinas así, porque soy fácil de distraerme. A veces toco un rato, tengo reuniones…es que no creo que haya un momento en el que Lola pueda pasar a un plano tan secundario, pero…también me pongo a hacer mis canciones. Ahora me estoy tomando en serio mi lado solista, el disco que voy a grabar en Colombia es el primero que hago como solista realmente.
Que bueno que te pongas en serio con el proyecto solista
P: Si, quiero tomármelo en serio porque también siento que mi relación con Lola se puso un poco tóxica, porque era lo único que yo tenía y me tomaba en serio, entonces todo lo que pasaba con Lola para mí era gravísimo. Ahora tengo este otro lugar de desfogue, emocional y musical, que pueden nivelarse bien las cosas. Y también necesito un lugar para ser raro. Como que me gusta el ruido, ser cantautor, pero bueno, eso. De ahí hago el almuerzo, me encanta cocinar. A veces voy al Arenas (un mercado en Quito) a vender cosas. En otras ocasiones estoy dedicado a la locura y las emociones fuertes.
Es tan ambiguo lo que acabas de decir…
P: Sí, mejor. Me gusta ir a Guayaquil cada que puedo.
Ecuaboi. Amor loco por alguien. ¿Un ecuaboi es un muchacho dramático?
P: Sí, Ecuaboi es un poco un muchachito roto. La Nessa dijo que debería decir ‘damiboi’. Esa canción, de hecho, es ese amor loco. Es un poco como ‘Nidi’, de estar en ambiente de mucha farra y de repente tener este ambiente súper íntimo de: “ah, verga, estoy enamorado” y esa guitarra es un sample de música ecuatoriana. De ‘Triste y sin Rumbo’ de Los Hermanos Diablo.
¿Canción autobiográfica?
P: Sí. Como que ya, me da un poco igual lo que diga la gente, voy a hacer la música que yo quiera hacer porque esto es lo que a mi me gusta. Puedes interpretarlo también como enamorarte de una canción en medio de una fiesta. Querer ser libre. Y también está la parte del medio que es como un infierno realista.
¿Qué es un diablo boy?
P: El Loco Diablo. Es chistoso porque, literalmente, dije eso por el Loco Diablo.
Ocho años hundidos en este hueco, ¿lo dices por Lolabúm?
P: Es un poco el lado pesimista de todo esto. La idea de hacer música y voy ya mucho tiempo hundido en esta mierda, así que es un poco este ambiente. Siempre mis discos empiezan con un ambiente en el que no quiero estar, porque mi vida es un poco así.
Hablar del futuro como si fuera el pasado. ¿Por qué?
P: A veces el pasado te pisa y yo soy el suelo. En ocasiones somos esclavos de nuestro pasado y también artísticamente tengo que cumplir con cierto estándar que yo mismo me puse.
¿Y el significado de 2055?
P: Es el trailer de mi próxima película.
¿Cómo recuerdas el día que hicieron la primera versión de Nidi?
P: Con mucho cariño. Me acuerdo de que dijimos, con el Techo, hagamos una canción de dos acordes, no queríamos que tenga más que eso y sea lo más simple posible. Que podamos mantener la atención y sea divertida con sólo eso. Estábamos borrachos. Habíamos filmado el video de ‘Cuando Quieres Jugar Conmigo’ y llegamos a la casa del Techo cansados y él sólo sacó un vodka de su primo. Hicimos la canción, pero rapidazo. Fue la primera canción en la que le decía, abiertamente las cosas, a la persona con la que estaba empezando a salir, entonces era chévere porque era la primera vez que me atrevía a decirle que ‘me muero por ti’, ‘me fascinas’. Fue muy liberador y divertido. Además, estábamos full idiotas, teníamos esos acordes de teclado y era todo medio R&B. Grabamos todo súper gamínmente y muchas de esas cosas quedaron en la versión final. Y al siguiente día me desperté y dije: “verga, que tal vez esta canción era demasiado…porque había mandado esta canción a esa persona”.
¿Qué cambió sobre esa canción de ese día a hoy, musicalmente?
P: Se relajó. La versión inicial era muy punkera.
¿En esta versión del disco Ariana Grande todavía fue importante?
P: Sí, hay más sobre Ariana Grande…porque ese disco, el thank u, next y el Positions me encantan. Ah, ya. ¿Sabes dónde está Ariana Grande también? En ‘Salgo en la tele’, me robé una melodía de ella, porque ella canta ‘i’m so fucking grateful for my ex” y yo canto “muchachito roto donde estás” y de hecho en el demo yo cantaba la parte en inglés, entonces Ariana Grande si es importante.
¿La portada de este disco y del sencillo de ‘Nidi’ están inspiradas en Sharon?
P: Sí. Que ponte, para mí es otro gesto político, el explorar otras estéticas sin sarcasmo. Yo me veo mucho más ahí que tomarme una foto como VOGUE, cualquiera de esas revistas. No me gustan. Pero Sharon, hasta musicalmente, el usar ciertas texturas o técnicas no gringas. Es lo que a mi me emputa de cierta manera, sobre el sonido inglés, el sonido americano y es como que ni siquiera nos planteamos qué es el sonido ecuatoriano y que justo está tal vez en lo que intentamos ocultar todo el tiempo, en esas grietas en esos sonidos. Y a mí me gusta enfatizar las falencias.
Descubre más sobre las portadas de Lolabúm aquí.
¿Cuál es la relación entre Shorty 2 y el Shorty de Midfug, además del título?
P: De hecho, ese día fue la primera vez que yo le caí al Gutto, a su estudio, estábamos ahí y le pregunté si cachaba a Midfug y él me dijo no. Yo le mostré la canción (Shorty) y el man se fue a la verga. Se murió. Le encantó. Estaba cantando hasta que nos pusimos a hacer nuestra canción y, de hecho, la melodía me la robé de otra canción, Abre Alas.
¿Por qué citar al panecillo en otro disco?
P: Porque está ahí e igual es un panecillo roto. Era más como que mi cabeza es un poco el panecillo con la virgen de aquí. Es también una canción un poco molestocita, con un coqueteo medio jodón. Más divertido, tontito. Además, como: ‘un panecillo roto se parece a mi coco’ y comienza a sonar esos ‘tu tin tin tu tu tin tin tin’, es la gran campana dentro del panecillo.
¿Por qué el Gutto para esta colaboración?
P: Ehm, es la única persona con la que pude haber hecho esta canción. Además, yo le mostré full música ecuatoriana el día que nos conocimos. Y le dije que estaría buenazo que cache como en Brasil pasó esto y puedes traducirlo acá en Ecuador. Hablamos mucho sobre eso y cuando empezamos a hacer música eso ya estaba medio como en la mesa. Fue como encontrar una especie de hermandad.
Escucha más sobre la historia de Shorty aquí.
Radio Rota 66.6. ¿En quién te inspiraste para componer este interludio?
P: A ver, aquí tengo que agradecer a ciertas personas y a un gato. Lo que suena de fondo como ‘tin tun tun tun tun’, ese arpegio, en verdad yo fui a grabar con un amigo donde el Felipe Andino este amigo quería producir conmigo y el Feli, él se llama Santiago Hidalgo y viene más como del metal. Y él me llevó allá. El gato del Feli se llama Igor, él se acostó encima del Juno, que es un sintetizador suyo, se levantó, el Feli le subió el volumen al sintetizador y sonó ‘tin tun tun tun tun’. De hecho, son notas que el Feli puso, pero el sonido lo hizo el gato sentándose encima del sintetizador y yo grabé eso para usarlo en la canción. Y ajá, quería esta parte, este momento. Siempre me ha gustado escuchar voces, siempre voy sapeando las conversaciones de la gente en el bus. Si me subo a un Uber de ley grabó la conversación con el conductor, siempre que puedo, porque me gustan ese tipo de registros.
¿Por qué elegiste a esta gente para la canción?
P: Es que verás, a veces cuando yo estoy metido en trips y ya me vale verga comienzo a hacer esto…lo hacía en la calle, estaba caminando y le decía a alguien: “perdón, ¿me puedes ayudar diciéndome qué fue lo último que se te rompió?”, a gente que jamás había visto en mi vida. Entonces era buenazo porque, a veces, me veían como qué chuchas le pasa a este imbécil o me decía cosas como: “no sé, un vaso”. Había mucha gente. En una reunión familiar les decía: “bueno, ahora todo el mundo aquí me va a ayudar en una cosa” y les comenzaba a preguntar. En fiestas, conciertos. Está José David de Still Anonymous, Mauro Samaniego, Karolys, Alex Eugenio, José Fabara, el Techo, la Valen, mucha gente, panitas y gente que ni idea.
¿Por qué dejaste la respuesta del corazón tantas veces?
P: Porque me daba chiste como era lo que más me respondían. También era la respuesta obvia.
‘Alegrías Computables’. ¿Es sobre intentos fallidos?
P: Alegrías es un poema, por eso tiene un título que no está en la canción. Es un poema que escribí. No cambié mucho, tiene ciertas cosas que si modifiqué, sobre todo en el segundo verso. Ese día tenía full ganas de escribir una canción y estaba sentado en mi mesa a lado de la ventana y jugaba el Ecuador. Sólo me puse a tocar y, te juro, esa la hice en 30 minutos. Me senté y revisé lo que había escrito y la melodía me salió muy natural. Es un poco como ‘QYY’, como esas canciones, previamente escritas y luego recogidas.
Acá creo que te mandas una de las mejores frases que has escrito: “para que nos sirven los fuegos artificiales cuando tú y yo quemamos nuestra casa para ver fuegos reales”.
P: Es que era un poema, entonces tenía que esforzarme más en las palabras que escogía. Y es un poema que escribí en un estado emocional muy afectado. Sentía lo que escribía. Es una letra que sí me enorgullece porque sí le puse ganas, estaba atento, además me gusta como suena.
¿Acá vemos tu peak como escritor?
P: Sí.
¿Por qué computables?
P: Se me hacía esto de computar alegrías, como organizar de esta forma la alegría, que todo esté tan mal y que tengas que racionar tu alegría para sostenerte.
Cerca de mí. ¿Cómo llegaste a la conclusión de que Valentina Albornoz era la persona ideal para la canción?
P: Es que esa canción, en realidad, la escribí para la Valen. Esa es otra canción que hice una mañana. Me desperté y pensé en hacer una canción para que ella la cante. Ella me dijo que quería cantar y estrenar su proyecto, pero no sabía hacer canciones, entonces me dijo: “hazme canciones”. Esa mañana comencé a las nueve y a la una ya la tenía. Se la mandé y como que no me pararon bola el Techo y ella. Los dos me dejaron ahí nomás y yo dije: “ya, a la verga”. De eso pasó un año o más, estábamos en la casa del Techo sacando arreglos también con el Chino y entró Valen. Yo le dije: “loca, yo te hice esta canción, canta un verso, veamos qué tal suena”. Y fue súper rico cantarla. Estábamos los cuatro tocando juntos, la Valen y yo cantando. Fue lo que pasó, estuvo destinado desde el comienzo.
¿Acá pensaste en Kiruba?
P: CLARO, obvio. Esa era la referencia. Yo al colegio iba escuchando Kiruba, siento que es música que la dejamos un poco de lado.
Tú y yo desapego X100pre / Vivo casi, ¿porque construiste así el título?
P: Porque es la séptima canción del disco, igual que los del 2020. Es una canción doble porque el 7 es un número importante, entonces es un punto de quiebre como en ambos discos. En O Clarividencia es el inicio del fin e igual en VAFDA, por ejemplo, el personaje se ruquea. En esta pasa lo mismo, es una canción en dos partes. ‘Tú y yo desapego x100pre’ fue un chiste con una amiga. Ella me mostró que tenía una máquina de escribir electrónica y estábamos escribiendo cosas, ella escribió ‘tú y yo’ y yo ‘desapego x100pre’. Porque es esta ilusión del poliamor, amor libre, de amores modernos.
Yo decía que esta canción era muy Biorn Borg
P: Sí, de hecho, esta tiene sample de Macho Muchacho con ‘Nunca Me Gustó Salinas’ en ‘Tú y yo desapego X100pre’. Hace meses o un año salí de fiesta con la Sabi Gallegos y el Aldo Vanoni. Estábamos en el carro y yo les dije que pongan Macho Muchacho y lo pusieron. Yo sólo le decía a Aldo que quería samplear esta canción y él me decía: “dale dale”. La batería es de 1980 de Biorn Borg, que grabó el Karolys, quien también grabó las baterías originales en su tiempo. Y la melodía del coro la hizo el Estevan Ricaurte, en la parte de: ‘oh oh oh, no seas perfecto nananananana”. Lo hizo un día, en épocas de paro. Era un día horrible, de los últimos del paro. Yo le dije al Estevan que no tenía melodía para el coro, él le puso play y lo que se quedó fue lo primero que hizo. De ahí ambos hicimos la letra con el Techo.
¿Por qué extrañas tanto Guayaquil?
P: Porque no salió tanto, no mentira. No, porque si extraño. Quería decirlo en una canción primero que nada. Para mí esta canción es el ambiente de bajón al irte a una fiesta en Quito, toparse con la misma puta gente, la misma puta huevada, que sea un bajón y que te vaya deprimiendo y haciendo mal, cada vez más tóxico. De la escena quiteña que tanto estoy intentando huir, pero a la vez siendo el corazón de ella. Tenía que decirlo.
Textra…
P: Tranquilos que hay tiempo. Amemonos despacio.
Ciudad Espanto. ¿Por qué la canción comienza con un frenazo y termina con un choque?
P: ¿Qué puede estar pasando? ¿Qué opinas de esto? Estaba pensando sacar la canción como ‘Ciudad Espanto’ y entre paréntesis ‘Canción para mi muerte’. Porque es eso.
Esta es la canción perfecta de chichapop
P: Ojalá, pero en realidad es una canción que le está cantando a la muerte. Como que te chocas, se rompen los vidrios, llega la muerte y te lleva. Le estoy pidiendo a la muerte que me muerda, que me ame. Que, cuando me vaya, me vaya lindo.
¿Qué más incluiste acá?
P: El Alex Alvear. Ambiente de ciudad que grabé por aquí. El saludo a Polibio. Yo estaba haciendo esa canción y dije como que tengo que apropiarme de Polibio y hacer una melodía que haría el man.
¿Por qué empezar este viaje desde Carapungo?
P: Porque te vas, ¿padonde? Pal norte. Pa Colombia. Y ajá, de Carapungo al mundo, porque ahí está la panamericana que es por donde está toda Latinoamérica. Me imaginaba estar en esa autopista, saliendo de Carapungo y ahí te mueres. Y también cuando te mueres, tu cara en un segundo de Carapungo al mundo.
Salgo en la tele. ¿Acá hablas sobre la presión y de la cantidad de comentarios sobre lo que hiciste o haces?
P: Sí, tengo mucho conflicto con la idea de fama. Porque si fuera famoso en serio tendría conflicto con otras razones, pero tengo conflictos porque siento que no soy famoso. Y hay mucha esa narrativa en mi entorno inmediato. Y es esa cosa, soy famoso para la gente que me conoce, no para…la gente. Entonces estos trips te comen la cabeza y sobre todo ir reforzando más e ir poniéndote más en estos planes. Eso me ha conflictuado mucho también y hace parte de la historia lineal del disco, pero eso ya queda en manos del sindicato.
Crymen
P: ¿Crees que debería llamarse así? Quería que sea Crimen con ‘y’ como Crystal, que es la última de El Cielo y este disco es el sucesor espiritual.
La verdad pensé que se iba a llamar Crimen y te equivocaste
P: Se iba a llamar Crímenes Perfectos pero iba a ser muy Calamaro. Esta canción la hice en una sentada. Me acuerdo de que era viernes y mi pareja de ese momento me invitó a una fiesta pero yo no quería ir, estaba asqueado de socializar. Ella se fue y yo me quedé en el sofá escribiendo. Cuando regresó le dije: “escucha” y le mostré. Un rato me dijo: “Bad Bunny” y no entendí lo que me estaba diciendo
¿Cómo llegaste a la idea de componer esta historia? Porque suena a algo que sí pasó.
P: Me pasa mucho eso que, un poco, lamenta algo que sucedió y luego pasó. Y también cómo puedes construir tú mismo un infierno con tu pareja o un imperio. Pero también hay un factor Lola ahí, que eso me dijo el Sorzano. “Sería bueno que este sea el último disco de Lola” y yo le pregunté por qué. Él dijo que: “esta es la canción que cierra toda la historia con el imperio de Tristes Trípticos”, es como la versión triste de todo eso. Es una despedida, si es una cosa que la estaba sintiendo muy nítidamente. Y es eso. Puede haber catalizadores en cuanto a relaciones, pero creo que es una emoción que sientes en tu vida en general, o al menos lo que me pasa con esa canción. Y esto va para el Sindicato, escuchen esas notas finales, ¿a qué les recuerda? ¿A qué les suena? ¿Y por qué les dije que escuchen en loop esto?
Escucha acá abajo ‘Muchachito Roto‘: