Cuando en un evento la organización toma un protagonismo mayor al que merece puede ser por dos factores: a) su trabajo sobresalió en niveles técnicos y logísticos o; b) su gestión resultó, por decirlo menos, vergonzosa. En Rock N’ Quito lo que primo fue la segunda opción. Cualquier intento de los artistas, tanto nacionales como argentinos, que se presentaron el sábado 1 de Agosto de brindar un buen show se vio desdibujado por un sonido que no cubría los requerimientos básicos para la Plaza de Toros. La saturación y la falta de retorno para las bandas fue el común denominador de todos los actos de la noche.
El preámbulo del evento ya vislumbraba algo desalentador. ¿Quién hubiera pensado que Attaque 77, referente del punk rock latinoamericano con más de 22 años de carrera tendría tan poca convocatorio en la capital?, aquello sin embargo no sería la primera ni única sorpresa con la que tanto público como artistas se encontrarían. Cerca de las 7 y media de la noche, el primer quiebre a nivel de cartel se producía. Mientras Biorn Borg intentaba realizar la prueba de sonido, que inicialmente fue planificada a las 4 de la tarde -pero no se la realizó hasta entrada las 7 de la noche-, la agrupación quiteña se encontró con una realidad infame: se incumplió con el rider técnico provisto por la banda y las condiciones que la empresa Audio Express brindaba para el sonido externo eran precarias. Ese motivo, sumado al maltrato que recibieron y la inexistencia de alguien de la producción del evento que les de una explicación, dio como resultado el anuncio de la desvinculación de Biorn Borg y Sal y Mileto del evento. Igor Icaza, baterista de la agrupación Sal y Mileto comentó que la organización no cumplió con los requisitos del grupo, por ejemplo no se respetó la cláusula del contrato que señalaba que debía de existir una sobretarima para la batería.
Cerca de las 8 de la noche la agrupación de Macas, Ayawaska, subió al escenario. Con una audiencia de 800 espectadores, cantidad de público que variaría en poco número a lo largo de todo el evento, la banda de ska punk brindó un show enérgico pero lleno de desperfectos técnicos.
Hammer la primera banda argentina en presentarse soportó de todo, nunca tuvieron un monitoreo adecuado, lo cual mantuvo tensa a la agrupación durante todo su recital. Cerca del final de su intervención catalogarían a su partición como una tortura. Ya abajo del escenario la indignación de ellos se hizo evidente: recorrieron miles de kilómetros para un show que estuvo por debajo de toda expectativa.
El ambiente general en el público en ese instante era de duda, los rumores corrían por todas partes ¿Van a tocar Todos tus Muertos y Attaque 77?, afuera de la plaza muchas personas se acercaban a la boleteria a pedir que les regresen su dinero, otros aprovechaban para comprar las entradas a un precio muy inferior al original.
Mientras en el escenario se realizaban algunos cambios del backline para la presentación de Todos tus Muertos, la barrera que separaba Arena con VIP, se vio varias veces derribada; a su vez el público de general pedía que los dejen pasar a arena.
Durante la presentación de Todos Tus Muertos el sonido mejoró, más la saturación que ahora existía impidió apreciar de una forma adecuada a la banda liderada por Pablo Molina. Un show dinámico, en donde se vio la puesta en escena de un Pablo Molina lleno de energía: contorsiones, saltos y alguna que otra acrobacia, concluyeron con un adecuado show en donde Todos Tus Muertos remarcó su trayectoria y presentó algunos temas que pertenecerán a su próximo trabajo discográfico llamado “Crisis Mundial”.
Al momento en que el ahora devenido trío argentino subió al escenario, el tema con el que decidieron arrancar su recital fue Ángeles caídos, durante toda esta canción y muy a pesar de toda la fanaticada no se pudo escuchar la voz de Mariano Martínez. En los primeros temas los problemas de sonido no faltaron, el bajo no sonaba tanto dentro del escenario como fuera de él, se vio a Luciano Scaglione enfadado. Luego de “arreglar” aquel problema el show continuo sin mayor dificultad, Attaque 77 recorrió un setlist con temas de toda su carrera. La buena onda y la entrega a su público siempre estuvieron vigentes, el sonido como algo imperante fue defectuoso, pero la puesta en escena del trío bonaerense fue simple pero perfecta.
Como resultado final queda un concierto donde la falta de organización de Milton Bolaños y Francisco Domínguez junto con la co-producción de El Perro producciones de Argentina opaco lo que pudo ser una gran noche llena de rock y energía.
Por: Darío Granja