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Roger Ycaza presenta su libro Vueltas por el Universo. Un juego entre la ilustración y la música

Roger Ycaza presenta su libro Vueltas por el Universo. Un juego entre la ilustración y la música

vueltasheaderImagina cómo sería un juego de Pictionary en donde todas las palabras que adivines sean nombres de bandas, y que tu compañero de equipo sea uno de los mejores ilustradores de Ecuador. Así podría definirse Vueltas por el universo, el nuevo libro/juego de Roger Ycaza.

Vueltas por el Universo (2014) es un libro editado por Deidayvuelta libros, sello editorial independiente, que une dos de las facetas más remarcables de Roger Ycaza: la de ilustrador de cuentos y novelas; así como la de músico de Mamá Vudú y Mundos, dos bandas insignia de la música alternativa de Ecuador.

En este proceso de enlazar la música y la ilustración, Ycaza comenta los orígenes de este proyecto como algo natural, donde los trazos sencillos en una libreta de bocetos fueron cobrando vida.

“Todo empezó como un simple juego. Sin ninguna ambición previa más que la de divertirme un rato dibujando bandas que me gustan y, así, salir un poco del típico proceso de trabajo. Sin darme cuenta eso empezó a crecer un montón, fui compartiendo imágenes con la gente y había una respuesta inmediata y positiva. Ahí pude ver un potencial libro. Recuerdo claramente que el Alberto (Montt) me lo comentó también así en uno de mis posts. De ahí en adelante fueron creciendo el número de acertijos gráficos/musicales hasta lograr que todo cerrara lo mejor posible”.

El libro, destinado para melómanos y con un carácter claramente lúdico, plantea una dinámica simple: descifrar la ilustración y adivinar de que artista o banda se trata. Sin más instrucciones, Vueltas por el Universo es un libro sencillo, que sin ninguna pretensión adicional al juego, te invita a rendir un tributo a la música.

Por: Darío Granja / @darioxgranja

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Roger Ycaza presenta su libro Vueltas por el Universo. Un juego entre la ilustración y la música

ENTREVISTA: El Columpio Asesino. Todo lo que brilla no es diamante

Elcolumpio0Como parte de Sonidos de la Nit, nuevo espacio de Plan Arteria, el cual hace eco de las propuestas musicales más interesantes de España y Cataluña, presentamos una entrevista a la banda española, El Columpio Asesino, realizada días después de su interrumpida presentación en Razzmatazz.

Como si se tratará de una postal turística enviada desde un sitio en crisis, El Columpio Asesino presentó este año su quinto y más oscuro trabajo de estudio: Ballenas Muertas en San Sebastián. Con la intención de conocer más sobre este álbum, la situación de la escena musical de España, así como la relación de El Columpio con Latinoamérica, conversamos con Álvaro Arizaleta, voz y batería de la agrupación de Pamplona.

¿Cuándo inició la relación de El Columpio Asesino con el público de Latinoamérica?

Empezamos a ir a México desde el 2005, ya que desde nuestro primer disco tuvimos la suerte de ser editados gracias a un abogado y escritor que vive en el DF que era muy fan de las bandas de nuestra anterior discográfica llamada Astro. Luego de eso, hemos ido de a poco, haciendo un trabajo de pequeños pasitos pero sólidos. A la final también hemos estado en otros países como Salvador y Argentina, pero nuestra trayectoria seria ha sido en DF, adonde hemos ido como 5 veces. La última vez ha sido con este disco (Ballenas Muertas en San Sebastián). Estuvimos tocando en Monterrey y DF, donde hicimos sold out.

¿Qué diferencias encuentras entre los públicos de España y México?

La gran diferencia que encuentro entre los dos públicos es que en México el público es más abierto en cuanto a gustos musicales, no es tan sectario. En España somos más de tribus, por decirlo de alguna manera. La gente que escucha indie no se acerca a otros tipos de música.

Para quienes no conozcan lo que pasa en España, ¿cuál sería tu diagnóstico de la escena independiente del país?

Es complicado realizar este tipo de análisis, pero siento que se está polarizando un poco la música, en el sentido que las bandas que se están consolidando les va muy bien. Y el resto de bandas lo tienen muy difícil por no decir imposible el poder vivir de la música. Creo que en la música está pasando lo que sucede ahora mismo en este país: que está desapareciendo la clase media. Mientras unos se están haciendo muy grandes, el resto se están haciendo más pequeños. Por otra parte entre la piratería, la situación del país y el aumento del IVA al 21%, nos ha hecho que tengamos que tocar más para ganar menos.

Empecemos a hablar sobre la banda, ¿cómo vivieron el período post Diamantes? ¿cómo asimilaron el éxito de la canción Toro?

Diamantes ya era nuestro cuarto disco y a la hora de grabarlo no teníamos la sensación de que estábamos haciendo nuestro trabajo más accesible, sino todo lo contrario. Estábamos expectantes de la respuesta del público porque a nuestra anterior discográfica no le gusto nada el disco, y por eso decidimos dejarla. En ese sentido fue una sorpresa ver como nuestro público se multiplicó por tres y por cuatro, sobre todo, gracias al fenómeno de Toro, una canción que no pensamos que iba a tener la repercusión que tuvo, porque si bien tiene gancho, no es una canción que responde al perfil de hit convencional.

Después de Diamantes éramos consientes que un fenómeno como Toro era muy difícil de repetir, ya que Toro no se lo buscó, fue una canción que apareció. Por ese motivo, no quisimos obsesionarnos con ese fenómeno y nos centramos en hacer el disco que queríamos, que era Ballenas Muertas en San Sebastián. Un trabajo totalmente condicionado por la situación que está atravesando el país. Pensábamos que nuestro deber como músicos y artistas era reflejar el momento que estábamos viviendo. Todo el disco gira en torno a esa idea. Nos centramos en hacer un disco duro, oscuro, aún sabiendo que mucho de nuestro público se iba a sorprender. Pero nosotros entendemos así a la música. Sin riesgo no tiene sentido.

Elcolumpio1En algunas declaraciones que han realizado se menciona que además de la crisis externa del país, también hubo un efecto interno dentro de la banda al momento de grabar Ballenas Muertas en San Sebastián…

Si, Ballenas muertas refleja dos niveles de crisis. La crisis del exterior, la crisis del sistema, del país y la crisis del interior. La que nosotros hemos pasado como banda y que seguimos pasando por nuestra relación que tenemos con la música. La crisis de replantearnos todo después de cada trabajo. Cada disco pensamos que es el último. Esos son los dos niveles de crisis en torno a los que gira el disco.

¿Qué tienen planeado para los próximos meses?

Ahora vamos a empezar la gira de invierno que es todo lo que está afuera de los festivales, tenemos un montón de conciertos por España. Lo que queremos es estirar la gira lo más que se pueda y una vez que se acabe nos daremos un tiempo más para pensar que haremos con nuestras vidas.

¿Tienen programada una futura fecha para Barcelona?

Volveremos a repetir un concierto en Razzmatazz porque la sala quedo en deuda tanto con el público como con nosotros. El problema que tuvimos ahí no fue un error humano sino un problema con un equipo. Pero volveremos a Razzmatazz y a otra sala. Yo creo que lo haremos a inicios del año que viene.

Por: Darío Granja | @darioxgranja / Fotos: elcolumpioasesino.com

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BIME: Un evento que conecta a España con Latinoamérica

bimeheaderEn Plan Arteria empezamos un nuevos espacio para reflexionar sobre el panorama musical de España y su relación con Latinoamérica. Para entenderlo, el mejor punto de partida fue el BIME Pro, importante encuentro europeo de profesionales de la música que tiene como característica distintiva enfocarse en América Latina.

BiME1En tres días de conferencias, reuniones y showcases cientos de profesionales de España, Europa y América Latina se congregaron en el BEC (Bilbao Exhibition Centre) de Bilbao para discutir temas sustanciales sobre el actual entorno de la música. Una industria en constante evolución que tiene como reto plantear nuevas vías de monetización que permitan sustentar la creación artística.

La idea de generar nuevos lazos y conocer más sobre la industria musical Latinoamérica estuvo presente en varias conferencias, como también en la participación de invitados de la región.

Para Octavio Arbeláez, director del mercado cultural Circulart de Medellín, esta relación “es vital, parte del capital cultural que se debe cultivar”, y que puede adquirir un papel protagónico en el desarrollo industrial. “Es importante poder articularnos ya que existe un espacio cultural común en la medida que se tiene un idioma y formas de seres comunes”, puntualizó.

Por su parte, Ángel Navas, co-fundador del medio español IndustriaMusical.es señala que, actualmente y debido al entorno digital que vivimos, “la industria española, sobre todo a nivel discográfico, se dio cuenta que tiene que tener estabilidad y volumen, por lo cual hay que abrir nuevos mercados. Por eso hay que volver la mirada a Latinoamérica a quien toda la industria, no solo en español sino mundial, está mirándola como un fruto que puede germinar muy bien”.

La causa de este interés actual por la industria en Latinoamérica se ve reflejada en el crecimiento de conciertos y festivales internacionales en países como México, Argentina, Chile y Colombia. De este último, Philippe Siegenthaler parte de la organización del festival Estéreo Picnic,  indica que este repunte de venta de boletas se debe a un trabajo con el público que se viene gestando desde hace varios años, así como también a un crecimiento económico en Latinoamérica, donde cada vez hay un mayor poder adquisitivo que hace que el sector del entretenimiento crezca.

BIME2El proceso para establecer un puente entre España y Latinoamérica ha empezado, pero todavía existen algunos obstáculos. Según Ruben Scaramuzzino, fundador de Zona de Obras, publicación de música y cultura iberoamericana, esta relación “es un tema en el que queda mucho para hacer, ya que todavía no es fácil que la industria musical española mire de igual a igual a la industria latinoamericana”.

Con algunos retos y cumpliendo un importante rol entre la relación de Europa y América, cerró la segunda edición del BIME, un evento con perspectivas muy promisorias y que se posiciona como una fecha clave para el encuentro de profesionales de Iberoamérica y el mundo.

Texto y fotos: Darío Granja | @darioxgranja

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Hermanos en la vida y en la música

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Por: Pablo Rodriguez | @pablesrock

Corría junio de 2007, en un aeropuerto estadounidense se encuentran dos tipos que, sin mediar palabra, se entrelazaron en un abrazo fuerte, luego, apurando el paso, se aproximaron a un vehículo con el que se perdieron entre el tráfico. Al llegar a casa, un pequeño se acerca a uno de estos tipos, lo mira entre incrédulo y expectante, duda un momento hasta que se atreve a preguntar ¿tú eres el tío Igor?… ¡Sí!

De esta forma se rompía una áspera y larga enemistad que, desde 1996, separó la vida familiar musical de los hermanos Max e Igor Cavalera, hecho que marcó a toda una generación de rockeros que se criaron con un recorrido sonoro que empezó con el metal extremo de placas como Morbid Visions, (1986), pasando por la conjugación pura de este género en Arise, (1991), hasta la fusión del metal con ritmos tribales brasileños en Roots, (1996).

El feliz reencuentro vivido en 2007, y la necesidad de Igor y Max por seguir unidos a través de la música, les hizo confabularse en un grupo que tenía muy clara su intención, volver a crear música basándose en los sonidos que tocaron en los ya lejanos años ochenta y noventa, prodiga época a la que Max la considera como “Una etapa muy buena dentro de mi carrera musical”. El primer resultado de esta aventura fue “Inflikted”, un disco que en su momento no tenía muchas expectativas hasta que compusieron “Blunt force trauma”, ambos trabajos mantienen un dejo thrash death que “Me dejó con mucha satisfacción” como lo destaca el guitarrista residente desde hace muchos años en Phoenix.

El éxito que ha tenido esta banda se basa en lo que Max considera un sentir mutuo con los fans, “El estado actual del mundo muestra que en muchos países aún existe el caos, la guerra y la injusticia social, parece que el público siente lo mismo y por eso sigo sintiendo esa retroalimentación brutal que muestran los fans con el metal agresivo que tocamos”. Parte de este sentir Max lo vivió hace unos años, cuando estuvo en apogeo una ley anti migrantes en Arizona, “Esta es una ley estúpida, que por no tener papeles permite que te humillen y te maltraten. Mucha gente ha sufrido por esa ley, y por eso se han visto reacciones que van desde manifestaciones hasta posiciones que han tomado varios músicos con quienes se ha decidido no tocar en ese Estado”, comentó en una entrevista en 2011.

Todo lo que significa el trabajo realizado por Igor y Max Cavalera responde a un proceso que no se diferencia del que han seguido todos los artistas reconocidos dentro de la “música agresiva”, como denomina Max a sus canciones, por eso tiene toda la autoridad del caso para dejar estas certeras palabras, sobre todo, a las bandas jóvenes: “Solo hay una cosa que les puedo decir, ensayen mucho, luego aprendan todo lo que puedan del ‘garage’ (autogestión, conciertos pequeños, equipos básicos), y cuando empieces a crear cosas propias, escucha sugerencias, especialmente de gente cercana a ti, finalmente debes perseverar mucho. Nosotros hicimos eso y es lo único que nos permitió salir de Brasil al mundo”.

Aquel abrazo dado en 2007, se ha convertido en uno de los más sólidos en la escena del metal mundial, porque su efecto dura hasta hoy, siete años después, dos discos editados como Inflikted y Blunt force trauma, y otro, Pandemonium, próximo a lanzarse el 31 de octubre.

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GALERIA: Rock al Parque 2014

GALERIA: Rock al Parque 2014

Fotos y Texto: José Fabara | @cucuyovolador

Los encuentros musicales siempre son especiales. Este año Rock al Parque, el Festival de Música con mayor convocatoria de Latinoamérica, celebró sus 20 años; el encuentro fue aún más especial. El cartel incluyó géneros musicales muy variados, cuatro tarimas -3 en el Parque Simón Bolivar y un día en la Media Torta lugar donde inició el Festival- y se apostó en su mayoría a la melancolía: bandas y músicos con mucha trayectoria lo cual aseguro una asistencia masiva todos los días, mas de 400 mil personas en total.

He asistido varias veces al Festival, como espectador y como músico junto a la banda en la que toco, Rocola Bacalao. De esa presentación el recuerdo es muy grato, innolvidable. Como espectador tuve la suerte de ver grandes bandas y ser parte de esa gran energía que se genera al convocar a miles de personas que cantan y bailan sin importarles nada, solo el disfrute del momento. Es hermoso ver y sentir esos momentos, la libertad de expresión a través de la música, una manera de canalizar y olvidar problemas, de escupir al sistema o al estado. Un momento para estar solo o con el «parche», con los amigos. El momento mágico del «en vivo» es imposible describir, así que no me queda más que compartir unas pocas imágenes de esos tres días de música, pura alegría, nostalgia y buena energía.

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 Juana Molina. Sábado 16 de Agosto, La Media Torta.

Hoppo2 Hoppo! Sábado 16 de Agosto, La Media Torta.

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Edison Velandia Sábado 16 de Agosto, La Media Torta.

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Gepe. Sábado 16 de Agosto, La Media Torta.

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Público. Parque Simón Bolivar

iraI.R.A. Domingo 17 de agosto, Parque Simón Bolivar – Escenario Plaza

casualties 2 The CasualtiesDomingo 17 de agosto, Parque Simón Bolivar – Escenario Plaza

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La PestilenciaDomingo 17 de agosto, Parque Simón Bolivar – Escenario Plaza

mad professor y lee scratch perryMad ProfessorDomingo 17 de agosto, Parque Simón Bolivar – Escenario Bio

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SoulflyDomingo 17 de agosto, Parque Simón Bolivar – Escenario Plaza

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Público.  Parque Simón Bolivar

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No te va gustar. Lunes 18 de agosto, Parque Simón Bolivar – Escenario Plaza

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Doctor Krápula. Lunes 18 de agosto, Parque Simón Bolivar – Escenario Plaza

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De La Tierra. Lunes 18 de agosto, Parque Simón Bolivar – Escenario Bio

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MolotovLunes 18 de agosto, Parque Simón Bolivar – Escenario Plaza

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Roger Ycaza presenta su libro Vueltas por el Universo. Un juego entre la ilustración y la música

El Rock Quiteño ’40 años bajo el volcán’

Se sabe desde hace mucho tiempo, pero hace falta decirlo claro: el rock es tan propio y característico de la identidad quiteña como han sido el pasillo, el sanjuanito o el yaraví. Centenas de miles de personas, jóvenes o no, han adoptado la fuerza, la crítica y la estética rockera como una forma de vida. A propósito de la visita a Quito de Metallica, una de las mayores bandas del mundo, hemos querido dar un espacio de reconocimiento a nuestra propia tradición rebelde y escribir la leyenda de nuestros propios mitos. ¡Salud y anarquía!

QUITO EN CLAVE DE ROCK

La Tribu Concha Acustica inside

Por: Pablo Rodríguez

Una tradición de más de cuatro décadas ha hecho sonar los acordes duros y las letras testimoniales en la ciudad. Contra la represión y los prejuicios, el movimiento rockero quiteño ha empezado a extenderse al mundo, mientras cada día trabaja con creatividad y constancia.

Hasta los años noventa el rock en Quito se desarrolló de forma des-ordenada y dispersa. Se pueden ubicar primeros atisbos de rock en la Capital a fines de los sesenta, en agrupaciones que hacían covers de bandas mexicanas, generalmente versiones de temas estadounidenses cantados en español, con lo cual el rock ecuatoriano, indirectamente, se influenció por Bill Halley, Elvis Presley, Chuck Berry, entre otros. En esa época el término rock no existía. Se lo llamaba música yeyé, agogó, o de modo impersonal, música moderna, un nombre que, años después, ayudó a despistar el ojo inquisidor de la dictadura y las fuerzas del orden.

En aquella época no había sitios donde comprar discos ni instrumentos, mucho menos lugares donde ensayar, ni espacios para mostrar la música. Tampoco ayudaba la visión distorsionada de la sociedad que, influenciada por los medios de comunicación -sobre todo la radio-, miraba al rock con prejuicio. Aunque a la larga, esta discriminación se volvió una motivación para el sino rockero de Quito.

Largo tiempo duró el tributo al rock internacional, si bien desde las primeras etapas pululaba en el ambiente la necesidad de hacer un rock propio. El 11 de marzo de 1972 se produjo el Primer Festival de Música Moderna, que inauguró la larga historia de conciertos de rock que suceden hasta hoy en la Concha Acústica de la Villaflora. En aquel concierto fundacional tocó la banda La Tribu, que incluyó en su repertorio un tema propio llamado Por la paz, compuesto por su guitarrista, Eduardo Erazo.

Ante la dificultad por conseguir sitios de ensayo e instrumentos, nuestras incipientes bandas invertían su tiempo en cubrir esta necesidad, lo que obligaba a emplear el espacio disponible en ensayos breves con un repertorio de covers ya conocidos para sorprender en el siguiente concurso de bandas o kermés colegial, los únicos lugares en los que desarrollaba el rock quiteño.

LA IGLESIA, PRIMER CENTRO DE OPERACIONES ROCKERAS

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Las bandas que sonaban en ese tiempo se formaron en los colegios, sobre todo religiosos, que disponían de equipos de amplificación, instrumentos y sitios de ensayo. De aquí proceden grupos como Los Extraños y Mozzarella (del San Gabriel), y Tarkus (La Salle).

Años después, el apoyo institucional de los colegios sería decisiva, como sucedió con Igor Icaza (Sal y Mileto) y Willy Campaña (Mortal Decisión), quienes ensayaban en la batería del grupo musical de sus colegios. Otro espacio natural de ensayo juvenil fueron las iglesias, cuyos instrumentos musicales servían para interpretar música que llamaba tanto a la fe como al rock.

Uno de estos casos –acaso el más notorio- fue el de la iglesia de El Girón, entre cuyos músicos estaban Claudio Jácome y Ramiro Acosta, quienes versionaban temas de Deep Purple, entre otros grupos, mientras ensayaban el repertorio espiritual.

Una de las primeras y más naturales confrontaciones ideológicas del rock quiteño se produjo contra la autoridad. Ya en esa época se registran los primeros casos de agresión a las libertades estéticas. Uno de los primeros momentos críticos fue protagonizado por un intendente quien en los setentas ordenó que se cortara el cabello a la brava a cuanto pelilargo habitara esta ciudad. RadioTarqui apoyó la medida desde sus micrófonos. Pedía a la gente delatar a los mechudos de su barrio para que las brigadas de policías –en lugar de coger a los ladrones- los llevara hasta los sillones de peluquería que se habían dispuesto en la Plaza Grande para que, en público escarnio, les enseñaran a cortarse el cabello como hombres…

De los conciertos en colegios se pasó a los primeros concursos de bandas, es decir a los escenarios abiertos, con el mencionado concierto en la Concha Acústica de 1972, organizado por Ramiro el “Negro” Acosta y su grupo La Tribu, inspirados en cierta medida en el Woodstock. Durante los setenta se replicaron en este sitio algunos esporádicos conciertos al aire libre.

Nuestras bandas empiezan entonces levemente a alternar la interpretación con la creación propia. A fines de los setenta se sienten los primeros ramalazos serios de un rock ecuatoriano. Pero es en 1980, cuando Mozzarella edita In Vitro, que se produce el primer disco LP de la historia del rock ecuatoriano, que incluía la célebre balada rock Tantas Cosas. Ahí podría, si se trata de aventurar hitos concretos, ubicarse el acta de nacimiento del movimiento rockero nacional.

UN INICIO EFÍMERO

Con In Vitro, Mozzarella marcó el inicio de los ochenta y la producción inédita del rock ecuatoriano, pero también su fin como grupo. Apenas empezaron a producir su siguiente disco, su vocalista se marchó a Estados Unidos y aunque buscaron otros músicos, su siguiente disco no pudo sostener la propuesta iniciada en In Vitro. La banda finalmente se separó en 1983.

El único medio para difundir este material fue la radio Teleonda Musical, la primera emisora de la ciudad especializada en rock. Cuando la dueña de la frecuencia, Mary Lou Parra de Hei, escuchó la calidad de esta nueva propuesta local se apasionó tanto que empezó a ir a los ensayos. “A veces, apenas terminábamos de ensayar, simplemente se marchaba sin decir nada. Era la prueba de que no había nada que cambiar”, recuerda Sebastián Maldonado, tecladista del grupo.

Pero a partir de este inicio, efímero pero suficientemente notorio, en la escena rockera seguían madurando las condiciones para desarrollar un proceso de creación.

LUNA LLENAinsideAún se hacían mayormente covers, aunque con cierto matiz local, como el grupo Luna Llena, proveniente del barrio de Los Dos Puentes, quienes versionaban hits del rock inglés, pero cantados en español y con modificaciones en las letras. Esta banda retomó, durante el primer lustro de los ochenta, los conciertos en la Concha Acústica de la Villaflora a los que llamaron Conciertos en Libertad.

El acceso a la música seguía siendo difícil. En Quito se practicaba mucho el rito de visitar al que volvía del exterior con un lote de discos, o al amigo que viajaría para encargarle algún material. En 1987, algunos rockeros del sur de Quito se ilusionaron con replicar el Festival Woodstock en el Panecillo, una idea tan ambiciosa como costosa que no pudo ser. Estos soñadores vestidos de negro no se rindieron y trasladaron la propuesta hacia las canchas de la calle Patate (en los Dos Puentes) pero el barrio se opuso debido a los prejuicios y el desconocimiento de esta propuesta cultural. Sin embargo, las trabas solo intensificaron el compromiso de los rockeros y, entonces,decidieron arreglar ellos mismos el potrero lleno de matorrales en el que se había convertido la Concha Acústica por falta de uso.

Y así el 26 de diciembre se celebró el primer concierto de la segunda etapa de festivales en este espacio, y que se ha mantenido hasta hoy, cada 31 de diciembre.

El movimiento rockero de algún modo reprodujo la lógica social de la división entre norte y sur. El primero se distinguía por ser contemporáneo, por seguir ávidamente las vanguardias y por las facilidades relativas para crear su música.

En el Sur predominó, en cambio, el ambiente del barrio y las carencias de diversas índoles. Esta diferencia geoeconómica avivó una polémica interna que confirmó la fuerza social del movimiento rockero y la firmeza de sus posturas ideológicas. Tal dicotomía ha sido analizada por Edgar Castellanos, de Fundación Música Joven, productora del QuitoFest: “El Sur ha demarcado su territorio rockero porque su rock se realiza en sectores con problemas sociales, con sentimiento de barrio, de comunidad, que se expresa en esa ortodoxia rockera. En el Norte había más influencia mediática, otras formas de acceso a la información que determinan otras formas de hacer rock”.

En 1989 se realizó el concurso internacional MTV Ecuador, en el que se inscribieron casi todas las bandas de rock del país, sobre todo de Quito y Guayaquil. La importancia de este concurso fue tal que el requisito principal de contar con temas propios, motivó a que nuestras bandas se pusieran a crear por primera vez, lo cual a su vez demostró que la carencia de temas propios realmente era una limitación para la proyección internacional de nuestro rock. Al respecto Patricio Tobar (Tarkus) resume: “Lo que implicaba ganar ese concurso era tener una producción propia que soportara el ingreso a un mercado competitivo. Pero ninguna de las bandas que participamos teníamos un disco, y apenas muy pocos temas que alternábamos con covers”.

GARROTE Y ROCK PROPIO

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Los noventa empezaron con el escenario ideal para forjar un rock ecuatoriano propio que le diera una marca identitaria a los acordes duros que ya sonaban por estas tierras. La forma para hacer ecuatoriano a ese rock fue escribir canciones que contaran situaciones que vivían los propios músicos. En esta década nacen y se consolidan bandas que hoy son referentes del rock nacional y que compusieron letras críticas, “puteantes”, reflejos líricos de las condiciones de vida en las que el sistema había sumido al rockero. En esta década no solo se consolidó nuestro rock, sino que también se reprimió expresiones fuertes del nuevo movimiento, lo cual lejos de silenciar estas voces “inmorales y llenas de bulla”, como cacareaba el prejuicio, ejercieron el efecto opuesto.

Varios factores confluyeron en este nuevo momento del rock quiteño. Uno vino por los medios de comunicación: surgieron más programas radiales especializados, espacios en prensa escrita, revistas y fanzines, incluso se estableció una emisora, Radio Planeta, dedicada exclusivamente al rock. Otro fueron los conciertos en casas barriales, espacios que potenciaron el progreso de nuestras bandas, sobre todo de géneros extremos. También estuvieron los conciertos interregionales, a través de los cuales las bandas quiteñas conocieron el trabajo que se realizaba en Riobamba, Ambato, Guayaquil o Cuenca.

La producción discográfica se destacó visiblemente con discos clave como Hijos de…(Basca), La Ruleta (Sobrepeso), La Dimensión del Cuy (Crucks en Karnak), Sal y Mileto (Sal y Mileto), Perdido en el Tiempo (Falc), entre otros. Se citan dos grupos cuencanos porque tomaron gran fuerza en Quito, en los conciertos de la Concha Acústica o en el bar El Sótano, núcleo hirviente del movimiento de la época.

La represión fue otra marca de esta década. Por eso se abrieron nuevos espacios para el rock. El punto máximo de represión sucedió el 23 de marzo de 1996, en el concierto que los mexicanos Cenotaph dieron en Ambato. Allí decenas de policías y militares ultrajaron a los seguidores de esta forma de arte y de cultura. Llevaron camiones donde confinaron a las personas para hacerles requisas, cortarles el pelo y -en humillante muestra de desprecio- obligarlos a tragarse su propio cabello.

Semejantes manifestaciones de barbarie motivaron la integración de organizaciones como el Movimiento Pro Libertad Artística y Juvenil, que organizó la primera Semana del Rock Ecuatoriano, desarrollada entre el 17 y el 23 de marzo de 1997, justo un año después de la salvaje represión estatal. Esta fue una actividad multigénero que convocó distintas corrientes artísticas relacionadas con el rock local y tuvo réplicas en Ambato y Riobamba. En 2003 fue retomada por otras organizaciones que adoptaron su nombre, de las cuales Al Sur del Cielo es la que se mantiene realizando este festival hasta la actualidad.

Otro elemento clave en esta década fue la realización de grandes conciertos internacionales en Quito. Bon Jovi y DefLeppard empezaron una etapa pródiga en espectáculos remarcables en los que las mejores bandas del rock mundial sonaron en Quito, que ha seguido, si bien de modo intermitente, hasta ahora.

Ratas Ratones y RaterosinsideEn 2000 se edita la banda sonora del filme Ratas, ratones y rateros, que llevaba una selección de bandas de rock quiteñas y cuencanas, cuyas composiciones acompañaron decisivamente en ese momento fundacional de la nueva cultura cinematográfica del Ecuador. Sebastián Cordero ha hecho una descripción certera cuando explica esa combinación de lenguajes: “Cuando era adolescente, la mayoría de bandas tocaban covers, pero cuando me puse a escuchar música para la película me sorprendió encontrar, por fin, cosas inéditas e interesantes hechas en Ecuador. Entonces resultó que el rock se había ubicado como una propuesta concreta, que empezó a destacarse por un trabajo de creación que hablaba de cosas reales”.

Otros espacios donde se desarrollaba el rock local también priorizaron la creación, como el festival de la Concha Acústica, realizado también por Al Sur del Cielo, bajo la dirección de Diego Brito, Cristian Castro, Freddy Achig y otros. Esta organización impuso como condición a los grupos que querían tocar, presentar un repertorio exclusivamente de temas propios. Así, este festival pasó de tener entre sus atracciones a las más dispares versiones de temas como Paranoid (de Black Sabbath), o Wish you were here (de Pink Floyd), a los más diversos grupos con propuestas propias, muchas de las cuales se convertirían en referentes del rock de todo el país.

Estos espacios le dieron una saludable diversidad al movimiento rockero de la ciudad, tanto de nuevas bandas como de nuevos géneros. Por ello se sintió la necesidad de crear nuevos espacios para el rock, como el QuitoFest (que ha logrado gran proyección tanto por su contenido como por su infraestructura), el Rockmiñahui (que desde 1998 ha mantenido una fuerte presencia escénica de grupos representativos) la Semana del Rock (que abrió un escenario exclusivo para bandas nuevas) y el Quitu Raimy (que alterna la música con foros y ferias).

A pesar de todos estos avances, el rock sigue navegando contra corriente y luchando contra los prejuicios y la incomprensión. La historia de represión tiene su línea de tiempo, que va desde el cortar el cabello a la fuerza a los jóvenes rockeros, a la requisa de correas antes de entrar a los conciertos en la actualidad, pasando por carcelazos, prisiones breves (como las que el tristemente recordado Escuadrón Volante, en época de Febres Cordero, realizó contra rockeros como Willy Campaña, de Mortal Decisión, por el solo hecho de ir por las calles vestido de negro y con el cabello largo).

Con tanta información imprecisa flotando por ahí, con un espacio tan restringido en los medios clásicos (salvo para la polémica, que siempre es atendida golosamente), el rock tuvo que generar sus propios medios. Por ello ha llegado a establecer un efectivo sistema de comunicación con varias publicaciones, programas radiales de rock, y más.

Las nuevas tecnologías permitieron accesos más democráticos a la producción e ingeniería de sonido, cuyo fruto más palpable es la consolidación de radios online, sobre todo en Quito. También la producción musical ha tenido momentos espléndidos poniendo entre 10 y 15 títulos autoproducidos por año, cifra muy representativa en un mercado rockero cuya industria musical es escasa.

Actualmente ese ritmo de producción ha bajado, pero en contraparte está ganando mucho espacio la producción audiovisual, representada en una media de dos a tres videoclips profesionales y semiprofesionales por mes que nuestras bandas autoeditan. Esta red de nuevas comunicaciones ha supuesto un regreso a las prácticas antiguas de ayuda mutua, en la que participan profesionales de diversas áreas para abaratar costos de producción.

Y EL ROCK VUELA LEJOS…

SAL Y MILETOinsideUn aspecto definitivo producido en esta última década es la presencia internacional de nuestras bandas. Muchas han alcanzado circuitos regionales e internacionales con giras en los países vecinos, Estados Unidos o Europa, continente este último al que han llegado Sal y Mileto, Ente y Descomunal.

En Sudamérica se destacan Muscaria, Aztra y Custodia. En total, una veintena de bandas, con significativos esfuerzos, han llevado su música allende las fronteras ecuatorianas.

Los beneficios de estas giras no solo se miden en la pro-moción de la música sino también en el aprendizaje y hasta en el estado anímico de los grupos. Es que alojarse en casas de paisanos ecuatorianos, cargar maletas, instrumentos y equipos en medio de un entorno desconocido, lidiar con el hambre, la carestía, y otras situaciones extremas, y luego llegar a casa con una deuda considerable, hace que un músico se pregunte cuánto vale la pena el sacrificio y la inversión. La respuesta unánime de la mayoría ha sido un Sí contundente. La vida dedicada al rock está marcada por esfuerzos, riesgos y sacrificios constantes. La satisfacción del rock no radica en los saldos a favor, sino en ver convertidos en realidad sus sueños y sus objetivos. El rock quiteño vive esa lucha cada día, mientras llega el momento de concretar ese logro que resumirá toda una vida dedicada a rockear.

Texto publicado en Revista Q marzo/abril de 2014

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