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DESCOMUNAL: Podrás ver a través de mí (Especial)

DESCOMUNAL: Podrás ver a través de mí (Especial)

Han pasado 10 años del origen de una de las bandas más fundamentales del metal de nuestro país: Descomunal. A pocos meses de iniciar una gira por EEUU y editar un nuevo material discográfico, en formato split album con la banda francesa The Walking Dead Orchestra, en Plan Arteria rendimos un homenaje a esta agrupación capitalina y presentamos, uno de los textos más extensos y completos que se publicó en nuestro medio en el año 2008, a propósito del lanzamiento del primer disco de la banda: “Invalorable”.

 En la tarde, al norte de Quito, en un edificio aledaño al parque La Carolina, es el punto de encuentro de tres integrantes de Descomunal antes de dirigirse a su lugar de ensayo. Este será el primer repaso de la banda completa, luego de un receso de tres meses por la ausencia de su guitarrista. En el departamento de Miguel Vinueza bajista de la banda, el sitio de espera es su cuarto; sus paredes se encuentran forradas de afiches, fotos, un par de booklets de discos de A.N.I.M.A.L y recortes de revistas como Revolver o Hit Parader. La televisión esta prendida y muestra, en un canal local, como una locutora de radio se ha convertido importunamente en presentadora de videos, dando a conocer a una nueva “banda promesa ecuatoriana”, que practica uno de esos géneros inclasificables de cumbia, ska, reggae y lo que haya que mezclar para convertirse en la última propuesta bailable alternativa. De este modo la espera se aligera.

Creciendo en una ciudad donde la escena ‘under’ empezaba a consolidarse, cada miembro de Descomunal fue reconociendo su espacio, identificando gente con la cual compartirían música y pronto se relacionarían. “Cuando comenzabas a ir a conciertos te topabas con gente, te hacías pana, empezabas igual a cruzarte discos y ese tipo de cosas. Me acuerdo que en ese tiempo era muy preciado tener el material de ciertas bandas nacionales. Era como muy preciado tener cassettes como los de Notoken, o el demo de Muscaria antes de sacar su disco. Era complicado tenerlos, pero conseguirlo era bacán.”, recuerda Miguel Vinueza fundador de Descomunal. En otra época y bajo diferentes circunstancias se encontró Gustavo Dueñas, vocalista de la banda, que tras ir de intercambio a Nueva York en 1994, pudo identificarse y vivir el apogeo hardcore de esta ciudad, generó que lo marcaría de por vida, y que tras su regreso lograría dar vida y rumbo al sonido de Misil.

Repasando la historia antes de Descomunal.

En 1999, Miguel se encontraba en Resistencia, su primera agrupación a la que luego rebautizaría como Sumo Cannabis. Resistencia practicaba un género híbrido mezcla de hardcore, metal, funk… “Buscamos encontrar el hardcore a nuestro modo” comenta el bajista. La banda logró sacar un demo, darse a conocer en varias tocadas y rotar en los pocos medios alternativos que difundían su música. En la alineación de Resistencia también se encontraba Roberto Muñoz, vocalista y gran amigo de Miguel. Tras una discusión entre estos dos integrantes, Roberto se apartó de la agrupación justo en una época donde Miguel Vinueza se encontraba en busca de un nuevo guitarrista y baterista. Esos fueron los motivos para buscar a los próximos integrantes de su banda y con los que daría espontáneamente vida a Descomunal en el futuro. “Necesitábamos un baterista, por azar de destino llegamos con Juan Carlos Granda. Me acuerdo claro que fuimos con Jason De La Vega donde Juan Carlos para ver qué tal tocaba la batería. El brother no tocaba, pero ahí le conocía a Canguil. Le vi, un chiquito ahí con unos piercings. El man no decía nada, no hablaba. Pero luego Canguil cogió la guitarra y se toco temas de Metallica y Deftones, yo con Jason cachamos que, ¡oye este man si toca bien!”. Con esta impresión, Miguel contacto a Carlos para invitarle a tocar con él. “Yo le llame al Carlos y le dije «¡quieres tocar, te ahuevas!», el man de una aceptó. Canguil en ese tiempo tenía 16 años. Me acuerdo que él llego a mi casa, yo le estaba esperando abajo y él venía caminando con dos compañeros cargándole el uno la guitarra y el otro el amplificador, algo que siempre ha sido así, nunca carga sus cosas. Estaba ahí, sus compañeros le dejaron en la puerta de mi casa y les dijo, «ya… chao», y los manes se fueron. Subimos, yo tenía “Realidad”, el primer tema que hizo Descomunal. Le enseñe el tema, a él le gustó full, le sacamos, le organizamos, y nos vimos unas dos veces más. Ya lo le teníamos listo. Luego de eso él insistió mucho en que volviéramos donde Juan Carlos para seguir trabajando con él en la batería. Volvimos donde el Juan Carlos, y ahí ya se forma Descomunal”.

Con una alineación conformada por Miguel Vinueza en el bajo, Juan Carlos Granda en la batería y Carlos Rodríguez en la guitarra compusieron temas durante 8 meses. Cuando se encontraban en busca de vocalista, Roberto Muñoz se interesó por la banda. “No teníamos letras, estábamos buscando vocalista, probamos con muchos: el de Nadie, pero el man nos decía que estaba muy ocupado, también con el de Vaho tuvimos una reunión media chistosa. Nunca fue. A Roberto después de que los temas estaban hechos, yo le hablaba mucho de Descomunal, entonces el cómo que se arrepintió por haber salido. El tipo se prendió full, quería vernos y toda la huevada. Le invite a cantar y hubo química”.

La banda en el 2002 logró consolidar su sonido y ensamblarse fuertemente como un grupo. Sin embargo, la historia de Descomunal dio un nuevo giro que casi atentó con la continuidad de la agrupación. “Lo que sucedió fue que Juan Carlos se gano una beca para estudiar en Estados Unidos y Roberto se iba a casar, también se iba a ir para ese país. La banda estaba sonando bien, pasaba por buen tiempo. En esos momentos Alexa, la actual esposa de Roberto, nos dijo que debíamos de grabar, que confiaba en nosotros y que iba a poner la plata. Grabamos “Instinto” ya sabiendo que se iban a ir. Grabar el demo era súper indispensable, porque era la forma en que la banda existiese, y si se iban por lo menos otros músicos podrían ocupar su lugar. Entramos al estudio, grabamos esos ocho temas que tiene el demo y le mandamos a La Latina. En si la Radio Latina se enamoró un tiempo de Descomunal, los manes hacían sus cuñas con música de Descomunal, nos metieron al listado de las 21únicas, y ganamos. Estábamos participando con Rocola, Muscaria, Tanque, Mama Vudú, Pulpo 3… un montón de bandas grandes, y Descomunal ganó esa cuestión. Ese premio lo fuimos a retirar el Canguil y yo, cuando no había una banda realmente establecida, recibimos ese premio, y esa radio nos hizo existir durante ese tiempo.”

Instinto fue el demo que abrió el camino y dio a conocer a Descomunal, sin embargo la banda todavía carecía de autenticidad, tenían una clara influencia del metal de los 90 y su propuesta se apegaba mucho a otros grupos de ese tiempo. “El Instinto es un demo de full buen gusto, mas que de técnica, melodía o demás, es como que riffs chéveres pegados de una forma chévere. Eso es el Instinto”.

Pasaron alrededor de 10 meses paralizados luego de que Juan Carlos y Roberto partieron de la banda. Con Carlos y Miguel como únicos integrantes, los dos comenzaron a crecer musicalmente, abrirse, encontrar más influencias, llevar más allá el sonido de Descomunal. En la búsqueda de nuevos miembros, por un tiempo Andrés Ortiz los acompaño en la batería, pero después se desvinculo de Descomunal, ya que quería centrarse en su banda, Kangagua. Así se encontraron de nuevo los dos solos, en la tarea de buscar otros bateristas.

Cuando las propuestas para vocalistas también se consideraban, Miguel ya pensaba en Gustavo Dueñas como una de las mejores alternativas para conformar la nueva alineación. “Yo siempre había pensado que Gustavo era la persona indicada para la banda porque yo le vi cantar en Misil, lógicamente me encantaba Misil, pero también le vi cantar en Dentro de Helena que era otra cuestión, donde él hacia otras cosas que igual eran interesantes. Descomunal siempre tuvo una idea de no ser encasillado, sino siempre probar cosas, entonces me pareció que Gustavo podía encajar mucho en la cuestión. Era en el 2003 cuando fuimos a una tocada de Misil con su última formación, en la Cantina. Creo que fue la última tocada de Misil. Me acuerdo que Gustavo estaba saliendo del camerino, yo me acerque y le dije algo así como, «¿te acuerdas de mí?», no sé si se habrá acordado. Entonces íbamos caminando hacia fuera y le comente que tenía una banda, que se fue el vocalista y necesitábamos otro. Le propuse para ver si quería tocar, yo esperaba un: no puedo o algo así. Pero que cuchas, la peor gestión es la que no se hace. Le dije al man, él dijo que si, que le interesaba, me dio su teléfono y dijo que le llamé” recuerda Miguel. Por su parte Gustavo cuenta su versión de este primer encuentro “Yo estaba caminando y le dicte el teléfono, él se aprendió de memoria, pensé que tal vez no me iba a llamar. Sin embargo él me llamo a las 2 semanas de eso, teníamos que ensayar, pero recuerdo que sólo me invitaba y me llamaba porque había una tocada”.

Tras el ingreso de Gustavo, el cambio del sonido y la composición de la banda eran inminentes. “Gustavo llegó con un millón de música más que nos habría un panorama enorme, comenzó a cruzarnos discos que nosotros nunca hemos escuchado y que nunca íbamos a escuchar. Era imposible por nuestros panas conseguir la música que él tenia, gracias a que había vivido en Estados Unidos justo en esa época del auge hardcore. Conocía bandas que aquí nadie cachaba, que los medios no traían y que nadie te hacia escuchar, entonces él comenzó a darnos esa música y eso cambio totalmente la idea de composición de Canguil y mía, se hizo súper rico el sonido. En ese sentido crecimos totalmente”.

Sin baterista fijo, Descomunal encontró un fuerte apoyo en José Vergara (Alicia se tiro x el parabrisas), primo de Gustavo, quien los acompaño en varios conciertos. Se quedaron un tiempo tocando con José, quien los apoyó en varias tocadas. En esos días, Andrés volvió a contactarse con la banda, quería involucrarse de nuevo. Como las puertas de Descomunal estaban abiertas para bateristas, Andrés Ortiz volvió para consolidar una alineación estable, con la cual se mantienen hasta este momento trabajando.

Luego de varios conciertos, el cuarteto comenzó la producción de su segundo material, que llevaría el nombre ‘De obscuro final. Este EP de cuatro temas fue determinante para consolidar y dar firmeza a la banda dentro de la escena ecuatoriana, siendo invitados por dos años consecutivos al ‘QuitoFest’, el festival de música independiente más grande del país, al igual que para abrir a Fear Factory, una de sus principales influencias.

“De obscuro final tuvo una buena repercusión por su sonido, tiene un muy buen sonido, yo confié mucho en ellos. A pesar de que les llevo por más de 6 años de edad, cachaba mucho de lo que hacían, veía mucho compromiso y pude aportar con un poco de influencia mas que nada, tenia full confianza en lo que hacían, ellos tienen un muy buen gusto en lo que es la composición”, comenta Gustavo sobre el De obscuro Final, material que salió a finales del 2005, bajo la mezcla, grabación y masterización del “quinto integrante de Descomunal”, considerado así Juan Pablo Rivas por la banda.

En el camino hacia el lugar de ensayo (la casa del guitarrista Carlos Rodríguez que se encuentra ubicado en el valle), 7 personas nos subimos en un auto que por su estructura angosta se encuentra apto sólo para 4. En el volante, Gustavo Dueñas busca el lado positivo de la situación “entraron 9 personas una vez” comenta. A mi lado se encuentra Joel, el pequeño hijo de Gustavo, que mientras llena un álbum de cromos con la ayuda de Canguil, emite una visión única del metal y da unas opiniones invalorables. Enfoques demasiado puros y auténticos donde no hay cabida para ese metal prototipo de autodestrucción propio de algunos “verdaderos” y antiguos defensores de dicho genero; sino traduce ese estilo de vida, donde la familia y la camaradería son el diario vivir, conceptos hardcore por naturaleza; aunque él se declara abiertamente “blackero”, miembro único de su banda que practica el genero, llamada “Gorgojo” (en tributo a Gorgoroth), fan de Inmortal y de todo el “metal pintado” que le pongan en frente.

Seguimos en la ruta y Miguel habla sobre la escena hardcore, esa organización que nació con la finalidad de generar un espacio para su banda. Comparte varias anécdotas, una de ellas sobre una de las giras que más esfuerzo requirió, como fue la de los italianos The Orange Man Theory junto a Antón de México, gira en la cual tuvieron varios inconvenientes: empezando desde la frontera entre Ecuador y Colombia, donde la banda Antón estuvo detenida un tiempo; hasta terminar en Portoviejo, ante un organizador despreocupado que no supo manejar la presión de armar un concierto.

Ya dentro del cuarto de ensayo, y mientras se preparan todos los equipos, se conectan cables, y se modula adecuadamente el sonido, Miguel hace una observación “siempre estoy en desventaja en esta banda” mientras coloca su amplificador a lado del cabezal de Canguil, donde una desproporción obvia de tamaños resulta graciosa. Antes de empezar su repaso, Carlos coloca el disco de D-mente, la actual banda de Andrés Gimenez, el ex integrante de A.N.I.M.A.L, para hacerle escuchar a Gustavo Dueñas. Con todo listo, la banda empieza, cumple rigurosamente el orden del tracklist de su disco Invalorable, para luego pasar con los cuatro temas del De obscuro final. Cada cierto tiempo Gustavo comparte el micrófono con Joel, que al parecer, conoce perfectamente todas las letras de la banda y emite una voz gutural muy llamativa para su edad. Luego del repaso, mientras la banda descansa, nos sentamos en una pequeña sala para empezar un conversación extensa, dispersa e histórica.

Tratar de definir y dar un concepto a su nuevo disco, es difícil, pero logran concretarlo: “El invalorable tiene esa portada, porque nosotros estamos dando exactamente lo que nosotros somos. No estamos ni inventándonos nada, lo que oyes en el Invalorable es Descomunal. Creo que esa es la razón por la que ahora Descomunal suena a Descomunal, porque no intentamos parecernos a nadie, somos muy consecuentes con nuestras influencias y con las ideas que tenemos, siempre intentamos buscar nuestro sonido. En eso mucho tiene que ver la forma tan a lo bestia en la que Canguil compone y hace los temas. La exigencia que podemos tener con Andrés, que le hemos exigido un montón, hasta el cansancio y el tipo responde súper bien. En la creatividad de Gustavo, que tiene su estilo especial y tiene su sazón al momento de escribir, y al final también muchísimo la identidad que le ha dado Juan Pablo a nuestro sonido. Juan Pablo cacha muy bien a la banda, si hubiéramos trabajado con otra persona, no lograríamos el sonido que logramos”.


Al momento de desarrollar ‘Invalorable’, como su primer disco completo, la agrupación se planteó una exigencia interna: no sonar demasiado repetitivos ni esquematizados “En el momento de la composición si tuvimos mucho cuidado. Yo siempre pongo el ejemplo de As I Lay Dying, que es una bandota, es chévere y todo, pero vos oyes un disco de ellos, y la primera canción es como la onceava, usan la misma formula en todos los temas. Hay una formula establecida y durante todo sus temas juega con eso. Invalorable, tanto en sus riffs como en sus letras, muestran varias facetas. Es un disco que habla de muchas cosas, que tiene muchos riffs y que tiene muchos sentidos. Es un disco muy abierto” comenta el bajista. También la banda busco un sonido que sobresalga, proponiendo un estándar de trabajo dentro de la escena “Se que va a sonar un poco pretencioso, pero Descomunal, ahora, sí marco una línea de sonido, de composición, de trabajo. Seria bacán que empecemos a ver bandas, con ese tipo de esfuerzo, sonando bien, con un arte del putas, intentando mejorar su show, sonar mejor en vivo, intentando salir, haciendo contactos. Moviéndose”.

En este momento mientras la entrevista ya termina y faltan un par de horas para la media noche, la última pregunta surge: ¿Qué es lo que espera Descomunal después de lanzar ‘Invalorable’?

“Yo no espero absolutamente nada, que no lo pirateen mucho y que si compren el disco. Al decir esto de que no espero nada de nadie, ha sido lo bacán de Descomunal, porque por eso existe Alarma, y Descomunal a llegado a estar donde esta. Eso ha sido de las reales cosas que ha hecho que Descomunal tenga y vaya a tener un lugar relevante, ya que simplemente aplicamos la formula del hardcore, que no es nada del otro mundo, sino el do it yourself, hazlo tu mismo. Vende tu mismo tu música, produce tu mismo tus cosas. Mientras hay bandas que se han ido a gastar mucha plata afuera, nosotros trabajamos aquí, lo hicimos con Juan Pablo Rivas. Como productores estuvimos todos, haciendo los temas, cortando partes, poniendo partes, mejorando las tocadas, todos haciendo esa cuestión. Si de alguien puedo esperar algo, seria del público, que la goce, que el público sienta este Cd, sienta lo que nosotros sentimos cuando tocamos las canciones” responde Miguel. Gustavo concluye “Que sientan esa pasión que nosotros ponemos a lo que hacemos. Lo cual no ha sido fácil, esta época para nosotros ha sido bastante complicada, ya que implica full tiempo. Estos meses para mi sacar este disco ha sido bien duro, quedarse a altas horas de la noche, pedir favores, armar cosas…, no es nada fácil pero eso es lo que somos y tenemos. La pasión que emerge es combustible que arde eterno”.

Por: Darío Granja | @darioxgranja

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CASO FACTORY: El rock de duelo*

Hoy 19 de abril, 4 años de la tragedia de la Discoteca Factory. Una incidente que enluto a varias familias, amigos y una escena que aún sigue demandando espacios seguros para conciertos, continua pidiendo justicia, tocando las puertas del Estado. Lucha que aún permanece invisibilizada, a causa de la discriminación y la exclusión que conlleva la construcción de identidades fundadas en otros referentes, en fin, sólo por ser distintos.

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Diego Suárez, además de haber ido al concierto del pasado 19 de abril como un camarada más del movimiento gótico del Ecuador, fue con mirada aguzada para fijarse en las condiciones en las que se producen eventos musicales en la discoteca Factory, al sur de Quito. Era la primera vez que iba a ese lugar, y como entre sus ocupaciones está la organización de recitales de rock, debía prestar atención a todo. Por eso, de entrada le extrañaron las paredes de zinc, el techo decorado con telas de poliéster -que no le permitieron ver que bajo ellas la cubierta se forraba con esponja de colchón- y el cuadrilátero de metal montado en el centro del galpón.

El concierto anunciado como Ultratumba Ecuador Gótico incluía la presentación de un cd compilatorio con temas del estilo, y se iba a hacer reconocimientos a varias bandas por su trayectoria dentro de la escena. Como tributo se les iba a entregar un ataúd, tal como si dentro de la escena ska se entregara de premio un sombrerito de copa, “pero solamente con la intención simbólica de utilizar un elemento adaptable al estilo”, aclara Suárez, militante de la cultura gótica desde que la asumió como forma de vida y en correspondencia a una posición de resistencia frente a los ordenamientos sociales formalizados.

Alrededor de las 16h00 de ese sábado ya se habían presentado las bandas Empírica y Lamento. Vendimia, la tercera de seis que iban a tocar, había empezado su turno, y luego de la segunda canción, Diego Suárez decidió salir del galpón para comer algo. A los pocos minutos, a eso de las 16h30, cuando Vendimia tocaba su quinto tema y Suárez regresaba hacia el local, las vetas de fuego empezaron a asomarse por donde el techo hace vértice con las paredes de zinc. El humo renegrido cubría el entorno del galpón que se levanta junto a otras dos discotecas de estructuras endebles, Conga y Mi Tierra. Los primeros asfixiados con fortuna alcanzaban a salir por el ajustado acceso de la entrada principal. Eran quienes más lejos del escenario se encontraban. Adentro, el ring de metal que, según el Coronel Jaime Benalcázar, comandante general del Cuerpo de Bomberos de Quito, no existía cuando su entidad otorgó a Factory el permiso de funcionamiento que le corresponde dar, obstaculizaba la estampida. El programa de discoteca preparado para esa noche, una vez terminado el concierto, anunciaba junto a un duelo de deejays y a la presentación de la banda de reguetón La Trilogía, luchas femeninas en lodo. Para eso estaba ahí el ring, obstaculizando la circulación en medio de la pista.

Atrás del escenario se alistaba la banda Zelestial. Los miembros acomodaban sus ropajes victorianos y le daban una última pasada al contorno de sus ojos con el lápiz negro de punta mocha. Con cuatro años de trayectoria y un disco editado ya era uno de los grupos consagrados del movimiento. Los chicos estaban emocionados. Claudia Noboa, de 26 años, la cantante, había llamado por teléfono a su madre para contarle que esa tarde iban a recibir un homenaje por su carrera. Pero hasta ahí llegó todo. Zelestial no alcanzó a presentarse. El fuego los abrazó para siempre. Cinco de sus siete miembros murieron en el acto.

Las telas de decoración del techo habían agarrado el fuego y los colchones que se quemaban empezaron a chorrearse como en mechones de llamas. Fue ese goteo encendido el que se adhirió a las ropas negras de los asistentes mientras corrían de tumbo en tumbo entre la niebla tiznada buscando desembocar por la única vía de salida disponible. Y lo lograban de a poco. Aunque no sin que sobre su piel se impregnaran quemaduras de, al menos, primer grado. Sobre otro costado, alrededor del escenario, el asunto cobraba mayor angustia. Muchos de los aproximadamente 250 espectadores que asistieron se arrumaban sobre el sector de los baños buscando la salida de emergencia que sabían que existía por ahí. Pero al encontrarla se toparon con que estaba cerrada con candando. A los bomberos, que no habían tardado en llegar, no les quedó otra que abrir un hueco en la pared y por ahí socorrer a quienes en el hacinamiento se les fueron llenando los pulmones con hondas bocanadas de monóxido de carbono.

Según los testimonios de los sobrevivientes Daniel Calderón y Andrés Cárdenas, guitarrista y baterista de Zelestial, el fuego se inició cuando Patricio Lestat, cantante de Vendimia, ordenó a un miembro de su staff soltar las bengalas que desataron el desastre. Sobre ellos y sobre Patricia Cajo y Orlando Mena, representantes de Ensemble of Shadows, organización productora del evento, se han dirigido parte de las acusaciones, pero hasta el cierre de esta edición el paradero de los cuatro era desconocido. Además, la veeduría conformada por representantes del movimiento roquero, familiares directos de las víctimas y personeros del Municipio de Quito, ha señalado indicios contra el dueño del predio, los socios de la discoteca y el personal de seguridad asignado para esa tarde, dos de los cuales son los únicos detenidos hasta el momento.

Eslabones sueltos

El efecto del análisis inductivo se dio para el caso en desgraciados términos de referencia. A partir del hecho particular del incendio de la discoteca, el saldo de aproximadamente 40 heridos y el fallecimiento de 16 personas, se destapó la caja de pandora que puso en perspectiva la suma de errores, forzados o no, que contextualizan este evento fatal. Con ello también saltó al debate público el voluntario desdeño que algunas autoridades e instituciones públicas tienen respecto de una comunidad que de diferente tiene el hacer presencia en la sociedad con lógicas y estéticas divergentes de las políticamente correctas. Ni siquiera cuando el loco que ama, el ex presidente ecuatoriano Abdalá Bucaram, allá en el año 1996, ordenó cortar a mansalva las melenas de los rockeros que se atrevían a mostrarse con su greñas impúdicas en la vía pública, los medios le prestaron tanta atención a las culturas urbanas vinculadas a la música. Pero a partir de esta desgracia, medios, autoridades y sociedad en general enfocaron su interés en los sentidos que construyen las identidades de la causa rockera, y empezaron a poner en duda sus propios prejuicios. Así, el caso que empezó con un concierto de metal gótico llegó a instancias donde aún se mantienen en oscilación los cargos de algunas de las más altas dignidades administrativas de la ciudad.

En el proceso de revisión de los requerimientos exigidos para que un local funcione como centro de diversión, empezaron a aparecer las primeras inconsistencias. A Factory se le había caducado en diciembre de 2007 el permiso de operación otorgado por el Cuerpo de Bomberos, sin embargo, llevaba funcionando sin cuestionamientos hasta abril de 2008. Sumado a eso, el Municipio registra que Factory empezó a funcionar legalmente el año pasado, con permisos ambientales y de uso de suelo como requisitos inobjetables, pero según Wendy Patango y Manuel Andrade, vecinos del barrio, la discoteca funcionaba desde hace dos. Por otro lado, existe una serie de requerimientos que demanda la Intendencia de Policía para autorizar la organización de conciertos públicos. De entre las exigencias diferenciadas para presentaciones de bandas extranjeras o nacionales, la solicitud de presencia policial y de Defensa Civil en el lugar son obligatorias para cualquier caso, pero para el concierto de la Factory ninguna de las dos medidas había sido adoptada.

A la falta de control de estas exigencias se remiten las acusaciones que piden la renuncia y prisión del Administrador de la Zona Sur de la ciudad, Jorge Velásquez, junto a las que se suma, de parte de Macarena Valarezo, concejala del mismo Municipio y presidenta del Directorio del Cuerpo de Bomberos, el pedido de renuncia al jefe de esa institución, pero al respecto el titular sindicado ha expresado que dejará la disponibilidad de su cargo a consideración del Alcalde. Este mismo personero y su vicealcaldesa también han sido acusados, particularmente por representantes de la organización cultural Al sur del cielo, para quienes la responsabilidad del cabildo radica en la marginación del espacio público oficial que padecen las agrupaciones juveniles, en la falta de apoyo para el desarrollo de sus manifestaciones culturales y en la negación de permisos para realizar eventos por aquello de los estigmas con que mira la institucionalidad al mundo del rock, tratamiento discriminatorio que en consecuencia les obliga a replegarse a reductos con condiciones de elevada inseguridad.

Para Rubén Barros, músico de la banda Total Death y promotor de conciertos de gran aforo (The Doors, Deep Purple), la irresponsabilidad de los promotores al actuar en el límite de lo reglamentado no puede ser justificado bajo los argumentos de la exclusión que viven los rockeros. El que se juega al margen de la ley es responsable por lo que hace, es un asunto de sentido común, afirma. Pero a la vez es consciente de que para un promotor pequeño es imposible enfrentarse a toda la maraña de papeleo, burocracia, corrupción y altos costos por concepto de impuestos -para el Municipio y otras instituciones- que implica la organización de un concierto, por lo que es corriente que se evadan las exigencias oficiales y, como parte de la misma cultura del rock subterráneo, el movimiento haya tenido que acostumbrarse forzosamente a jugárselas con un pie en el riesgo.

Texto y Fotos por: Santiago Rosero  / www.laselecta.org

* Texto publicado en la revista Rolling Stone Latinoamérica, en mayo de 2008.

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BABASÓNICOS en Quitumbe: frío, baile, guitarras y desfachatez

Por primera vez una banda alternativa, que nació en la total independencia, realiza dos shows a día seguido en Quito y en la misma feria. Babasónicos los hijos de Lanús, tocan en Quitumbe y la Carolina, por motivos de las fiestas de celebración de la Fundación Española de nuestra ciudad.

El año anterior este festival se lució con la presentación de Calle 13. Para esta ocasión, el cartel alternativo lo encabezan La Mala Rodriguez, de España y Babasónicos, de Argentina; además, como novedad estos tocarían en dos lugares: en el sur y en el norte. Algo que debíamos presenciar.

Babasónicos en La Feria de Quitumbe: el recinto lucía un setenta por ciento lleno, cabe destacar que el espacio es muy amplio y el escenario reposa sobre una loma, lo cual facilita la visión de los shows.

El artista ecuatoriano más esperado de la noche, Juan Fernando Velasco, con cierto retraso hizo lo suyo. Seguido de este aguardábamos a los argentinos.

Casi una hora duró la espera para la salida de la banda. El problema, al parecer técnico, fue un mal funcionamiento del cableado que el anterior músico lo experimentó; se sentía como si no hubieran realizado la respectiva prueba de sonido. El frío extenuante parecía que ganaba. La mitad del público abandonó el lugar, creo que fue más por el gusto que por el clima, la mayoría se notaba que no esperaba a la banda visitante.

Al fin, apareció Babasónicos con su respectivos atuendos, el más exuberante el de Carca, el bajista. Con la posición de promoción de su nueva placa “A Propósito”, iniciaba el espectáculo.

‘Microdancing’, uno de los temas bandera, fue la encargada de encender el lugar. Diego Uma Rodríguez y el resto daban la pauta para que Adrián Dárgelos, con su pose de bailarín de cabaret y una pantalla al fondo que brillaba con el nuevo logo de la banda, aparezca en la tarima sobrepuesta en el escenario.

Punto seguido, ‘Deshoras’, del nuevo disco, para luego agradecer a la gente. Adrian recalcó durante el show que siempre tienen el mejor público. Vino ‘Cuello Rojo’ e ‘Irresponsables’, al parecer querían que la gente se caliente saltando y coreando sus temas.
‘Flora y Fauno’ ‘Deléctrico’ ‘Ideas’ para luego continuar con ‘El Ídolo’, prometiendo una fiesta en la nunca saldrá el sol. En el sitio había espacio para disfrutar y bailar sin inhibiciones.

‘Sin Mi Diablo’ ‘Ciegos por el Diezmo’ y ‘Muñeco de Haití’ aprovechaban la sobre tarima para el baile desfachatado de Dárgelos. ‘Putita’ ‘Y Què?’ combinado con ‘Egocripta’ fueron parte del setlist, preciso para la noche, mostrando un pequeño viaje por su trayectoria. ‘Los Calientes’ ‘El Colmo’ prestos para el disfrute quiteño. Las palabras de agradecimiento del vocalista ofrecieron interacción con el público.

‘Fiesta Popular’ luego ‘Yegua’, una nueva y una viejita, para despedirse de los que se quedaron a verlos, que no fueron muchos pero sí los suficientes para gozar de una noche freak.

A su regreso, tras el clamor de la gente, interpretaron ‘Pijamas’ en una versión semielectrónica, para rematar con ‘Sátiro’ de su disco “Babasónica”.

Una noche paseando por la vida de Babasónicos, por cuarta vez en Quito, esperamos con ansias la quinta en la Carolina, y además que nos sorprendan con un nuevo setlist; esa es su característica. Al menos en la gira latinoamericana de “A Propósito”, casi nunca se han repetido la misma lista de canciones, esperamos que así sea, y si no lo disfrutaremos con la misma intensidad.

LISTA DE TEMAS BABASONICOS EN QUITUMBE

Microdancing
Deshoras
Cuello Rojo
Irresponsables
Flora y Fauno
Deléctrico
Ideas
El Ídolo
Sin Mi Diablo
Ciegos por el Diezmo
Muñeco de Haití
Putita
Y Què?/Egocripta
Los Calientes
El Colmo
Fiesta Popular
Yegua
Pijamas
Sátiro

Por: Christian Reyes / Fotos: babasonicos.com

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Guardarraya / 1537

Juan Carlos Donoso, director del video, compartió con Plan Arteria algunas reflexiones y anécdotas sobre la filmación de 1537.

El video se grabó en dos días,
en jornadas de 16 horas.
Juan Carlos Donoso
tiene su toma favorita.

Es una toma casi fortuita, improvisada digamos. Es casi al final, cuando Gabriela está con bata blanca, una luz súper fuerte entra por el lente y ella regresa a ver como hacia la cama en tono de… «chaosss».
Me gusta mucho su expresión, el color que resulta de la iluminación… Esa creo que nos quedó pepa

Aunque lo parezca,
los bailarines del video
no son pareja.

Ya habían bailado juntos algunas veces antes. Y son bailarines de trayectoria, muy sólidos. Ellos son magníficos de verdad. Bailan desde los 13, 15 años. Y eso yo creo es el 70% del video.

Donoso no ha dedicado la canción
a nadie.

La dedicaría, supongo que la dedicaría algún rato; no, no la he dedicado. Y bueno, con video… sería un poco más heavy igual

A él le gusta más el Quito lluvioso
que el soleado.

Y para la historia… más. Siempre hablamos con el Caicedo que Guardarraya y lluvia, pega. Las cosas se ven menos estables, ¿no? Como que todo agarra ese tono de pasajero. Agua que viene y va. Como las parejas quiteñas.

Antes, la idea del video tenía que ver
con un viaje a la playa.

Pero con la cuestión de la danza, los recursos, etc. Pues fue mejor situarla en un universo visual específico. El centro (de Quito) es interesante no solo porque es «bonito». Sino porque sitúa la nota en un contexto social distinto, creo yo. No es un amor de mall… o de norte de quito, tampoco de sur… tiene su medio ahí, su centro.

Cuando se mira danza,
el cuerpo la quiere replicar.

Sí, me pasó mucho. En el making hay cosas chistosas en ese estilo, creo. Hicimos chistes bailando contact entre el equipo.

1537main

1537

Danza y Coreografía: Gabriela Minda, Sebastián Salvador
Dirección, guión y edición: Juan Carlos Donoso Gómez
Asistencia de dirección: Micaela Rueda

Producción Ejecutiva: Andrés Caicedo
Producción General: Sarahí Echeverría
Asistencia de producción: David Peláez

Dirección de arte: Fernanda Andrade
Asistencia de arte y diseño: Adrián Balseca
Animación: Sergio Venturini

Dirección de fotografía: Jorge Zapata Daskam
Cámara: Jorge Zapata Daskam
Juan Carlos Donoso Gómez
Asistencia de cámara: Lucía Romero
Gaffer, grip: Philippe Brot

Productoras: Silencio Films, Cineática Films.
Auspicio: Ananké Pizzería.

Quito – Ecuador 2011

Making of

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ZOÉ: Intimismo para las multitudes

zoeheaderPocas veces he visto un despliegue de músicos e instrumentos tan amplio. Zoé se robó la película con su ‘Música de Fondo’. Antes de la banda mexicana esperaba a Guardarraya y me sorprendió no verlos salir a escena (de fuentes extraoficiales supe que debido a la inamovible disposición de los instrumentos, los quiteños no pudieron tocar) Luego de la introducción animada en la pantalla, fue el turno de Chetes.

chetes01El mexicano toca su música desde mediados de los noventas, al frente de Zurdok y Vaquero. El día del concierto, Chetes se mostró sencillo: con su teclado, un bajista y un percusionista, ofreció pocas versiones de sus temas más conocidos. Disfruté mucho su corto intro a la función, sin embargo, aún había algunos confundidos asistentes que, mientras yo coreaba el tema ‘Completamente’, me preguntaron: “Disculpa ¿y ellos quiénes son?” ; fue el presagio de lo que me temía.

El Show

Uno a uno salían los músicos y el público (adolescente, sobre todo) se deshacía en gritos. El último en salir fue – desde luego – León Larregui, el cantante, convertido en ícono de la banda. Al fin Zoé pisaba suelo ecuatoriano. Austero de palabras, se dirigió solo dos veces a los asistentes; el resto fue show.

Pocas veces he visto un concierto tan agridulce. Me explico: La puesta en escena decía ¡maravíllate! La enorme pantalla de fondo con excelente apoyo visual, el juego de luces coordinadas con la banda (cosa que poco se practica en los shows locales), los cientos de instrumentos de todo tipo disgregados en el escenario, la magnífica disposición de los músicos con su sección de cuerdas, de vientos; doble sección de teclados y percusión, el guitarrista principal a la derecha del cantante, ubicado al frente en el corazón del escenario; la bellísima presencia de Lo Blondo engalanando aún más la generosidad visual. No obstante, asistí a un show preconcebido. Fuimos a ver lo que ya había observado previamente en casa. Fui a la presentación de un disco en vivo que ya había escuchado y que se interpretó en su estricto orden, ni más ni menos. Tan extraño y sin sorpresas, que era como si fui a ver la mejor película del año, pero ya me la contaron antes de entrar. Acepté las condiciones y, dentro de ellas, obviamente no hay nada que reprochar a la banda.

zoe04Zoé sonó impecable, envolvente. Casi veinte músicos en escena, con una misión bien definida. Entre el humo de los cigarros vi manos en guitarras y bajos de todo tipo, más de siete ejemplares de teclados, cornos franceses, trombones; violines, contrabajos; saxofones, banjos, mandolinas y los más inimaginables elementos de percusión; desde diminutas maracas hasta enormes tambores y simpáticas jaulas de peces usadas para el efecto.

León y Lo Blondo, en cambio, jugaban con sus voces y la electrónica computarizada, con extraños aparatos de loops, lo cual daba un unísono realmente espectacular. El frio recinto fue perfecto para la cantidad de asistentes, mas no para la acústica (a momentos podía escucharse mas a la gente coreando que a la propia banda); no sé si por ello León Larregui tuvo un traspié y se equivocó en la letra de ‘Nada, disimulándolo con una sonrisa; quizá esa fue una de las poquísimas sorpresas de la noche.

Las sorpresas

-La hermosa voz de Lo Blondo (vocalista de Hello Seahorse) a veces tan sutil, a veces de theremín
-Los músicos de apoyo, en cuerdas y brasses eran ecuatorianos.
-La estrofa de ‘Poli’ cambió de perla: una mexicana por una ecuatoriana.
-El encore con ‘The Room’ y una mística–electrónica versión del clásico bolero ‘Bésame Mucho’, de Consuelo Velázquez, le dieron el final singular a una suerte de noche porfiada.

Peregrino final

Díganme nostálgico, pero lo manifesté y me reitero: me habría gustado muchísimo más ver al grupo Zoé del 2005, con un show más energético, electrónico y sorpresivo. No obstante, gracias a este concierto de intimismo para las multitudes, vi caras de satisfacción (bordeando lágrimas) de muchos fans, quizá los más nuevos. Me aventuro a decir que aquellos que no han escuchado más allá del cd ‘Música de Fondo’, salieron extasiados. Atrás quedamos los “Rocanlovers”, los que escuchamos a Zoé desde inicios del nuevo milenio. Nosotros salimos sonrientes por un buen show y buena compañía (¡gracias amigos!) pero extrañamente disconformes, y eso justamente era lo que me temía.

Por: El Musikólogo / Fotos: Azulita Cobos

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EL CARPAZO: Música bajo techo

elcarpazoheaderParecía una buena fórmula, sencilla pero ganadora: juntar en un mismo escenario a varias de las bandas más populares de una escena musical diversa. Sin embargo, la fórmula no obtuvo la suficiente convocatoria como se esperó. Ansiosos jóvenes llegaban para formar parte de este concierto denominado “El Carpazo”, que anunciaba en el cartel a Sudakaya, Sal y Mileto, Rocola Bacalao y Mamá Vudú, apoyados con la presencia de otras bandas que vienen terciando su espacio a través de buena música para ganar muchos adeptos: Humanzee, Cadáver Exquisito y Spitual Lyric Sound.

El concierto estaba anunciado para las 12h00. Poca gente y poco ánimo en ese momento, «es cuestión de 30 a 60 minutos para empezar», me dijeron. Mientras tanto aproveché para hacer de ciudadano y pararme en una de las interminables filas bancarias. Cuando volví luego de los 60 minutos acordados, el contagiante ritmo de Humanzee ya podía escucharse al unísono con el estruendo de las turbinas de los aviones que pasaban constantemente sobre nuestras cabezas (el recinto del evento está ubicado al pie del aeropuerto de Quito). (A última hora anunciaron la presencia de la banda Dimitri Bollocks, pero desconozco si abrieron el evento) Me coloqué a un lado del escenario y me dejé llevar por las armonías repletas de funk, electrónica y goce que disgregan los Stereo Humanzee, apoyados esta vez por el ex Motozen Alejandro Naranjo, quien tocó la guitarra. Algunos temas conocidos, y una actuación más bien corta, tuvo su toque especial en la colaboración de la banda con las cantantes del grupo Munn, una magnifica canción que arrancó algarabía de las cerca de quinientas personas que, calculo, habían llegado hasta ese momento. Con esa propuesta tan alegre, Humanzee están en camino de ser un icono del ritmo dentro esta nueva escena musical. ver más….

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QUITOFEST 2011: El segundo dia del Quitofest: Saltando entre cometas, sorpresas y feeling

rococopateonMe quedé con la ganas de ver a los TXK, los debutantes en un escenario tan grande como el del Quitofest; afortunadamente los he podido ver en otras plazas y sé de su feeling sobre las tablas. Recibí buenos comentarios de su actuación a pesar de la poca audiencia que tuvieron, es una banda que en su estilo va para arriba, bien por ellos.

Estimo que The Fever Machine tuvo la misma poca audiencia y, con lo desconocida de su propuesta, a lo mejor vieron pocas caras de felicidad. Arribé a la mitad de la actuación de las chicas de The Cassettes. La expectativa que había levantado esta banda en el festival era enorme, y pienso que no decepcionaron. Su primera vez en un mega-escenario fue jovial y espontánea, destaco la actitud de la cantante que a ningún momento paró de moverse y animar a la gente, además del desenfado de la bella baterista, que transmite fiereza y gracia al mismo tiempo; ojalá se mantengan en esa línea y no adquieran “poses”, pues están alcanzando relevancia gracias a su atractivo musical y personal.

Reptil es una banda sugestiva que con su propuesta de funk electrónico y algo de bits latinos me sorprendieron, pero más de uno puso una cara de extrañeza mientras actuaban (lamentable, pues el segundo día del festival, el día “alternativo” está hecho para la diversidad) De hecho, el lema de esta edición era “Yo rockeo la diversidad”. Reptil pasó por el festival sin dejar demasiado revolú, quizá un escenario más pequeño es por ahora el ideal de esta buena oferta desde Colombia. Fue el turno de Cadáver Exquisito.

Con su llamativa puesta en escena, que incluía indumentaria y buena música, destaco a esta banda guayaquileña como lo mejor de este segundo día. Era la primera vez que los escuchaba en vivo por primera vez y me enganché. Es cierto que, quizá sin esta reciente parafernalia “indie” que impera en el ambiente, su música podría sonar excesivamente pop, además no es nada que ya no se haya visto antes (me recordaron a pasajes de MGMT o Empire of the Sun) pero no es menos cierto que la adornan con mucha energía, excelentes arreglos y una buena voz del cantante, fácilmente podrían adquirir notoriedad a nivel internacional por todos sus bien ganados pros.

Sobrepeso volvía a los escenarios de manera abrupta pisando las tablas del Quitofest. Luego de muchos años de no haberlos visto el público los recibió con extremo cariño. Las agendas de los integrantes coincidieron, reagruparon la banda y descargaron sus temas clásicos, recuerdos por miles abarrotaron el lugar, y no es para menos con la trayectoria de esta banda pionera –en los noventas – del nuevo rock nacional. A pesar de los años sonaron excelente y Renato Zamora tras las cuerdas es algo digno de ver en vivo.

Puedo decir (y no creo ser el único) que desde la primera vez que los vi hasta el día de hoy, no he visto un show malo de Guardarraya y este, por alguna extraña razón tuvo un tinte nostálgico, sonaron impecables como siempre y presentaron nuevos integrantes que le dieron mayor feeling a las canciones. Su música sin definiciones ni encasillamientos es una proposición sumamente original que ha calado fuerte en la gente, Guardarraya casi sin despeinarse fue sin dudarlo un punto alto en la fría tarde quiteña.

Me llamó mucho la atención el anuncio de la presencia de Los Chigualeros en el festival. Yo no considero a la “salsa” como un género de música independiente – lema del festival – a pesar de hacer mover a toda la concurrencia, sonar excelentes en vivo y de lo llamativo de su presencia en el escenario, yo habría preferido ver más bandas de rock independiente en Quitofest. La música es un lenguaje universal y es lo único que necesita la gente para bailar, sea el ritmo que sea sentenciaron en la rueda de prensa los simpáticos integrantes de la orquesta.

Soy muy tolerante en cuanto a música, pero el hip hop no es uno de mis puntos fuertes, sin embargo el despliegue musical, visual, artístico de Guanaco es digno de resaltar. Apoyado de banda en vivo (y no de simples pistas) bailarines y coristas, la fiesta hip hop tuvo su maestro de ceremonias perfecto. Este artista ambateño se ha convertido en un referente y lo bueno es que no se queda en una pose de “estrella” por todo lo que ha aportado al género, sino que cada show evoluciona. Magnifica su presentación. Era hora de lo que todos esperaban.

Panteón Rococó desde 1995 ha ido adquiriendo fuerza con los años, y una vez que esa energía acumulada se desata en el escenario es imposible no sentirse arrollado por un vendaval de fuerza latin ska 3rd wave. Estos mexicanos pueden hacerte saltar durante horas, quienes gustan del Ska se hallaban extasiados y quienes solo querían verlos por curiosidad saltaban más alto aun. El Dr. Shenka había llegado a reclamar vítores y estas no pararon durante sus casi dos horas de música. Missael Oseguera el saxofonista es otro frontman que no para de moverse y arrancar gritos en el sector femenino de la audiencia, su carácter pone un punto más a la actuación. Al finalizar su show con su éxito ‘La carencia’ más de uno mencionó haber vivido el máxime en presentaciones acaecidas en el escenario del Quitofest.

Otro año, otro festival. Reflexiones: la requisa en la entrada casi raya en lo absurdo (no he visto algo así en ningún otro festival aquí o fuera del país), el escenario y la infraestructura tiene un punto a favor, estuvo espectacular, hubo más gente de la que esperaba a pesar de que el cartel se sugería poco llamativo, y la organización al parecer ha pulido algunos detalles, espero que siga mejorando.

Ultramotora radio on line, estuvo presente con un despliegue que nos deja satisfacción por lo cumplido. Gracias a todos los compañeros que dieron una mano y que estuvieron presentes cubriendo el evento, ellos saben quiénes son.

Esperemos que la audiencia siga colaborando por hacer cada vez más grande este festival y nos de la satisfacción de ir no solo porque es el “único” de esta magnitud que tiene el país, sino que de verdad lo que veamos allí sea simplemente inolvidable.

Por: El Musikologo / Foto: Darío Granja

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QUITOFEST 2011: El primer día del Quitofest: Sol, multitudes, energía y aplausos

testament01El festival más esperado de la capital arrancó con mas headbanging de lo que se esperaba. Entre gritos y multitudes ataviadas de negro, llegába mientras era el turno de Onírica sobre el escenario (problemas logísticos propios lamentablemente me impidieron disfrutar de la presentación de Chernobyl y Replica). Las chicas se tomaron los amplis y descargaron su dosis de buen metal, presagiando un primer día de festival muy acelerado, caracterizado por una puntualidad inusitada y un sol quiteño a tope.

Onírica subió y cumplió. Me emocionó ver la progresión de las chicas y su despliegue. Presentaron sus nuevas composiciones mientras la gente ya se hallaba enganchada a lo que acontecía; era el turno de Bajo Sueños.

Los cuencanos, veteranos de estas lides metaleras con sus viejos éxitos, solo dejaban espacio para que una sensación de ‘deja vu’ haga cantar a una enorme muchedumbre de seguidores que coreaban los temas heavy-románticos de la banda. Y es que Bajo Sueños le dio el toque clásico al show.
Presentarán en vivo – pronto – su nuevo material en una gira nacional.

Notoken se llevó los mayores aplausos de la tarde. Su propuesta vertiginosa y vacilona llevaba de la mano a un público entregado a su denuncia social y protesta a ritmo de hardcore punk. Mientras nos regalaban su “buena onda” en la rueda de prensa, de fondo escuchaba el inicio de la descarga de Confronto. Estos brasileños son pura energía: sus once años de carrera ratifican el poder que tiene esta banda en vivo. Entre intensos riffs de hardcore metal y un buen español por parte del cantante, los Confronto arrancaron aplausos e invitaron a un moshpit incesante.

El primer día del Quitofest 2011 cumplía su cometido: hacer el delirio de los asiduos a los más potentes sonidos del metal; lo que sucedió luego fue un tanto extraño.

El Quitofest 2011 recibió con una inexplicable lluvia de botellas de plástico a Mortero. Su propuesta con tintes Hip Hop, al parecer, molestó a ciertas parte de la audiencia que involucró su intolerancia y la disfrazó de agresividad. No obstante, Mortero se enfrentó al disgusto disparando decibeles y actitud en escena, algo que resaltó la gente “Ultramotora” durante la rueda de prensa de la banda.

18h00 y mi ánimo no decaía, Colapso hacia su aparición en escena mientras el público ya repletaba el parque Itchimbia. Y es que así lo exigía una presencia tan importante como era el plato fuerte de la noche, los norteamericanos Testament. Luego de mucho hardcore metal en los oídos, la verdad hasta El Musikologo sufre de lapsus de inapreciacion musical y la mitad de la actuación de Colapso tuve que recluirme en la sala de prensa a riesgo de sufrir un verdadero “colapso” hardcoriano; sin embargo, en las afueras, el publico disfrutaba sin reservas del impetuoso sonido de los quiteños que no bajaron la energía en ningún momento.

Luego de una espera que se sugería interminable, al final 19h15 salian los californianos; Testament estaban al fin sobre el escenario del Quitofest. Se sucedieron temas como The New Order, The Preacher o Electric Crown, pero el momento de Souls of Black fue inolvidable con un Chuck Billy en plena forma vocal y Alex Skolnick desgarrando los riffs más inclementes de su guitarra.
Un show de casi dos horas no parecía suficiente para el abarrotado parque pues seguían aplaudiendo y pidiendo más de aquel thrash metal old school.

Headbangers por doquier, Chuck no paraba de animar a la gente y entre gritos guturales anunció el último tema. Una sola de encore y el público disfrutó a mil de una de las bandas más subvaloradas de la escena de la bay area. El primer día del Quitofest llegaba a su final.

Me sorprendió lo multitudinario del evento, cosa que no muchos esperábamos. Pude ver gente de Cuenca, Guayaquil, Ambato y hasta de Perú, mezclada entre las huestes metaleras quiteñas. El cordial Chuck Billy dio una rueda de prensa súper informal y hasta hubo tiempo de firmar un par de autógrafos.

Esperamos con mucha expectativa el segundo día del festival, en donde se ofrecen magnificas propuestas, y allí estaremos.

El primer día del Quitofest fue apoteósico.

Por: El Musikologo

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