Quizás no te diste por enterado de su existencia, y a lo mejor, todavía no te resulte importante conocerlos; pero esta agrupación capitalina conformada por integrantes sub 20 tienen todo para ser considerados la próxima gran promesa del metal-hardcore local.
Popularidad, subestimación y expectativa. Madbrain a lo largo de su historia, la cual data desde hace más de una década, se ha debatido entre esas etapas.
Empezaron como un proyecto alterno, para relajarse y hacer música sin estrés. Con el tiempo este proyecto se convirtió en el eje de su creación musical y lograron desde el 2002 hasta la actualidad, perfilarse como una de las bandas de mayor representación en la escena ecuatoriana.
“Si Basca se formó fue por las ganas de tocar, de sentir la música…”
Músico en constante ley de fuga. Referente de una década olvidada del rock local. Desde sus inicios Luis Rueda demostró a su público, disco tras disco, que la actividad de mutar es un deber, y que para lograrla todo era válido: desde abusar de los excesos que permite los clichés del rock and roll, hasta confinarse fuera del país en búsqueda de nuevas propuestas.
En la música guayaquileña hay mucho entusiasmo por hacer las cosas: unos buscan hacerlas bien, y otros simplemente hacerlas. Cuestión sólo de talento según algunos entendidos, cuestión de actitud y de ganas, añadiría.
Esperando el despegue se ha convertido en la sorpresa en lo que va del año en cuanto a “demos” de bandas guayaquileñas. Un año donde hubo de todo: poco nuevo, demasiado de lo mismo y algunos caminos equivocados.
“Ser metalero es no quedarse callado, es ser irreverente…”
Nunca escatimaron en rarezas. En sus primeras presentaciones El Cuarteto de Nos se trepaba al escenario con globos prendidos de sus pelos y papel aluminio en sus piernas. Utilizando medias can-can y un telón que los cubría hasta la cintura; o se disfrazaban de viejas.