Historias

Sin Otoño, Sin Primavera: Paulina Obrist (Antonia)

Sin Otoño, Sin Primavera: Paulina Obrist (Antonia)

Como parte del especial de Sin Otoño, Sin Primavera, la gran película ecuatoriana dirigida por Ivan Mora Manzano, presentamos un cuestionario de quince preguntas a los principales protagonistas de este film. Este cuestionario emplea las tradicionales interrogantes utilizadas por el icónico periodista Bernard Pivot, como también plantea algunos cuestionamientos referentes a: música, libros, películas y series.

PAULINA OBRIST (ANTONIA)

Artista guayaquileña.
Dirige El Inmundicipio, espacio dedicado al arte guayaco.
Lo suyo son las letras y el performance diario.
Sin Otoño, Sin Primavera es su primer largometraje como actriz

Una canción, un disco y una banda que te han marcado en la vida.
A Day in the Life | My Generation | La Máquina de Hacer Pájaros.

¿Cuál fue el último concierto al que has asistido?
Ricardo Pita en el Maac Cine.

¿Cuál fue el primer disco que compraste?
Sublime: 40 Oz. to Freedom.

¿Cuál es la última gran película que has visto?
Melancholia.

¿Cuál fue el libro que más disfrutaste leer?
Las enseñanzas de Don Juan.

¿Cuál es tu programa o serie de televisión preferido?
Fue Taxicab Confessions, HBO.

¿Cuál es tu palabra favorita?
Insostenible.

¿Cuál es la palabra que menos te gusta?
Apoyo.

¿Qué es lo que más te causa placer?
Una buena conversa.

¿Qué es lo que te desagrada?
Responder a gente subnormal.

¿Cuál es el sonido o ruido que más placer te produce?
La voz de mi hija Fiona.

¿Cuál es el sonido o ruido que te aborrece escuchar?
El cláxon guayaco.

¿Cuál es tu grosería favorita?
Gran imbécil.

Aparte de tu profesión ¿qué otra profesión te hubiese gustado ejercer?
Abogacía.

¿Qué profesión nunca ejercerías?
Esposa.

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CAMPUS PARTY: ¿Se debe liberar o no la música?

Está en el artista la decisión de convertir su trabajo en un negocio, para cuando lo haga, entonces, debe definir de qué forma quiere difundirlo. Justo ahí comienza la controversia sobre si se debe o no dejar que el público descargue su música libremente. En un principio, parecería contradictorio creer que si un artista pretende vivir de su música, permita que ésta pueda ser adquirida gratis. El fondo de esta decisión no radica en un contrasentido, sino más bien en cuáles son las intenciones del artista (en que si quiere o no entrar al sistema del negocio musical), y la forma en que pretende promocionarse.

Hugo Burgos planteó un primer dilema: “liberar la música implica matar al intermediario (disquera)”. Esta independencia que se gana, lleva a una profesionalización de producción pero un consecuente vacío de gestión. Se preguntó, también, cómo se podría preservar el trabajo si no existe un archivo donde, a futuro, se encuentre la obra de artistas que actualmente publican su música sólo en la web. Lo mismo pasa con la obra de épocas anteriores, de las que no se puede encontrar en un mismo registro y con buena calidad.

Para el productor internacional Andrés Dalmastro, vale la pena regalar música sólo a manera de promoción. Resaltó el valor de los distintos tipos de fans que existen, por lo que en cada lugar los seguidores consumen música de manera diferente. Y, con un buen manejo del producto, el artista puede llegar a difundir su trabajo en una escala inimaginable.

“El público demanda de material para consumir todo el tiempo”, dijo Maripaz Murillo. ¿Qué es lo que llama la atención de la música? Según Murillo, “aquello que es exclusivo”. Cuando se trata a la música como un producto, entonces la primera intención debería ser la posicionar al artista como tal. Murillo coincide con Dalmastro en la importancia de estar consciente de las necesidades y exigencias de los fans. Estas demandas surgen de la idea de que los artistas deben ser tener una actitud global, es decir si buscan posicionarse en el mercado internacional deben tomar en cuenta que el público va a ser de todas partes del mundo; un ejemplo es el remix como colaboración con diferentes tipos de artistas. Es más, Gabriel Montufar afirmó que, “siempre que he hecho algo en colaboración, me ha ido mejor que solo”. Esta estrategia de trabajar con más artistas, sirve para que la música se masifique.

La independencia que trataba Hugo Burgos, se refleja en la actitud de los artistas dentro del medio. Para él, la falta de industria es un problema que afecta directamente a los artistas nacionales. Por esta razón, la difusión por Internet tiene un valor tan grande en Ecuador: es su plataforma de difusión.

Si a la web se la maneja como un aliado de promoción, entonces el artista debe tomar muy en serio a quienes contacta. Para Gabriel Montúfar, la mejor manera de mostrar su trabajo es por medio de los contactos que ha ido adquiriendo con los años. Resaltó la importancia de manejar una base de datos actualizada.

Respondiendo a ¿qué se puede hacer en un medio tan cerrado como el ecuatoriano?, los expositores coincidieron en que vale la pena juntarse con otros artistas, para lograr exponerse desde varias perspectivas. Andrés Dalmastro dijo que, “la música es un producto que se vende después de hacer shows”. Y Nicola Cruz rescató la necesidad de la parte física como una forma de crear una relación directa con el público. “El Internet sirve para sacar estadísticas”, pero para Cruz la verdadera reacción de la gente se la determina con presentaciones en vivo. Para el ingeniero de sonido, Pierluigi Barberis, el producto que se promociona en un concierto es el que más rédito genera, ya que con esa exposición la banda/artista adquiere seguidores. Maripaz Murillo agregó que el público se encarga de investigar y los artistas deben tener qué ofrecer. Entonces, Internet sí funciona como la herramienta de apoyo.

De este foro se pueden sacar varias conclusiones, a pesar de que ninguno de los invitados precisó su posición sobre si se debe o no liberar la música. Existe la necesidad inmediata de crear un registro de toda aquella música que se distribuye exclusivamente en la web. Hugo Burgos propuso plantear disqueras distintas a las tradicionales; las estrategias que el artista independiente debe utilizar giran en torno a su decisión de negociar o no su trabajo musical; Andrés Dalmastro resaltó el valor de trabajar en equipo, donde cada quien actúa de acuerdo a su rol, el cual va de acuerdo con la estrategia que se escogió como grupo de trabajo; tanto Nicola Cruz como Maripaz Murillo y Pierluigi Barberis, coincidieron en que un artista emergente debe ser original y creativo; finalmente, sin que se haya dado la fórmula del éxito, Gabriel Montufar explicó que los artistas deben ser lo suficientemente humildes como para trabajar duro y desde cero. El talento es algo que tiene que evolucionar de acuerdo al desarrollo del artista. Montufar recomendó a los músicos emergentes a que empiecen por “pay your dues”.

Ana María López Jijón

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Galería: Campus Party Quito 2012

Campus Party celebró su segunda edición en Quito. Durante tres días, miles de personas asistieron a las charlas de ponentes locales e internacionales sobre tecnología, música, industrias creativas, robótica, desarrollo, programación. Jon “Maddog” Hall, creador de Linux, Imogen Hammond, de Drive Productions, Didac Lee, Jefe de Tecnología del F.C Barcelona ofrecieron conocimiento en conferencias y conversaciones con los asistentes… Estas son algunas imágenes del evento, gracias a Luis Páez.

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GALERIA: Zoé y Carla Morrison en Pasto

Zoé, una de las agrupaciones de rock más importantes de Latinoamérica en la actualidad, presentó un concierto intimo, retrospectivo y contundente este jueves 6 de septiembre en Pasto.

Quizás sea un escenario poco frecuente, pero no por eso menos apto: San Juan de Pasto, la Ciudad sorpresa de Colombia, fue el punto de partida del “Zoé Tour Latinoamérica 2012”, la última gira de la banda antes de regresar a estudio para grabar su nueva placa.

Revisa a continuación una pequeña galería de este concierto realizado en el Coliseo Champagnant de Pasto, donde cerca de 1200 personas compartieron un viaje sonoro liderado por Zoé y su gran invitada de gira: Carla Morrison.

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GALERIA: Conoce personalmente a Los Bunkers

Participa de la siguiente trivia y gana un meet and greet en Quito, donde podrás tomarte fotos, firmar autógrafos y conversar con la banda que estará cerrando la Velada Libertaria, Los Bunkers desde Chile.

Requisitos para participar:

1) Contesta correctamente la siguiente trivia.
2) Escribe la siguiente frase en tu cuenta de twitter: “Asistiré a la #VeladaLibertaria el 4 de Agosto en la plaza del @teatrosucre a las 19h00, @planarteria @ultramotora”

GANADORES MEET AND GREET LOS BUNKERS

1 Santiago Nieto / @sanxd22
2 Paulo Esteban Chiliguano Torres / @fromthemasses
3 Luis Caiza / @luis790s
4 Elizabeth Pérez / ?@elitamalcriada
5 Veronica Alexandra Salazar Sandoval / ?@Kosita_Seria
6 Diego Alejandro Benítez Proaño / @rompepistas_ec
7 María Rosa Regalado Piñeiros / @nomediganrosita
8 Sebastián Robelly / @sebasrobelly
9 Angel Rodrigo Mejia Clavijo / @_engelrodrigome
10 María Belén Páliz / @sukiriki
11 Hans Roberth Clery Orozco / @hansclery
12 George Pazmino / @gpazmino
13 Daniela Pareja / @DanixParejaM
14 Alegria Fiallo / @Alegriafh
15 Marilyn Cevallos García / @fembotmarilyn

GALERIA

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DESCOMUNAL: Podrás ver a través de mí (Especial)

Han pasado 10 años del origen de una de las bandas más fundamentales del metal de nuestro país: Descomunal. A pocos meses de iniciar una gira por EEUU y editar un nuevo material discográfico, en formato split album con la banda francesa The Walking Dead Orchestra, en Plan Arteria rendimos un homenaje a esta agrupación capitalina y presentamos, uno de los textos más extensos y completos que se publicó en nuestro medio en el año 2008, a propósito del lanzamiento del primer disco de la banda: “Invalorable”.

 En la tarde, al norte de Quito, en un edificio aledaño al parque La Carolina, es el punto de encuentro de tres integrantes de Descomunal antes de dirigirse a su lugar de ensayo. Este será el primer repaso de la banda completa, luego de un receso de tres meses por la ausencia de su guitarrista. En el departamento de Miguel Vinueza bajista de la banda, el sitio de espera es su cuarto; sus paredes se encuentran forradas de afiches, fotos, un par de booklets de discos de A.N.I.M.A.L y recortes de revistas como Revolver o Hit Parader. La televisión esta prendida y muestra, en un canal local, como una locutora de radio se ha convertido importunamente en presentadora de videos, dando a conocer a una nueva “banda promesa ecuatoriana”, que practica uno de esos géneros inclasificables de cumbia, ska, reggae y lo que haya que mezclar para convertirse en la última propuesta bailable alternativa. De este modo la espera se aligera.

Creciendo en una ciudad donde la escena ‘under’ empezaba a consolidarse, cada miembro de Descomunal fue reconociendo su espacio, identificando gente con la cual compartirían música y pronto se relacionarían. “Cuando comenzabas a ir a conciertos te topabas con gente, te hacías pana, empezabas igual a cruzarte discos y ese tipo de cosas. Me acuerdo que en ese tiempo era muy preciado tener el material de ciertas bandas nacionales. Era como muy preciado tener cassettes como los de Notoken, o el demo de Muscaria antes de sacar su disco. Era complicado tenerlos, pero conseguirlo era bacán.”, recuerda Miguel Vinueza fundador de Descomunal. En otra época y bajo diferentes circunstancias se encontró Gustavo Dueñas, vocalista de la banda, que tras ir de intercambio a Nueva York en 1994, pudo identificarse y vivir el apogeo hardcore de esta ciudad, generó que lo marcaría de por vida, y que tras su regreso lograría dar vida y rumbo al sonido de Misil.

Repasando la historia antes de Descomunal.

En 1999, Miguel se encontraba en Resistencia, su primera agrupación a la que luego rebautizaría como Sumo Cannabis. Resistencia practicaba un género híbrido mezcla de hardcore, metal, funk… “Buscamos encontrar el hardcore a nuestro modo” comenta el bajista. La banda logró sacar un demo, darse a conocer en varias tocadas y rotar en los pocos medios alternativos que difundían su música. En la alineación de Resistencia también se encontraba Roberto Muñoz, vocalista y gran amigo de Miguel. Tras una discusión entre estos dos integrantes, Roberto se apartó de la agrupación justo en una época donde Miguel Vinueza se encontraba en busca de un nuevo guitarrista y baterista. Esos fueron los motivos para buscar a los próximos integrantes de su banda y con los que daría espontáneamente vida a Descomunal en el futuro. “Necesitábamos un baterista, por azar de destino llegamos con Juan Carlos Granda. Me acuerdo claro que fuimos con Jason De La Vega donde Juan Carlos para ver qué tal tocaba la batería. El brother no tocaba, pero ahí le conocía a Canguil. Le vi, un chiquito ahí con unos piercings. El man no decía nada, no hablaba. Pero luego Canguil cogió la guitarra y se toco temas de Metallica y Deftones, yo con Jason cachamos que, ¡oye este man si toca bien!”. Con esta impresión, Miguel contacto a Carlos para invitarle a tocar con él. “Yo le llame al Carlos y le dije «¡quieres tocar, te ahuevas!», el man de una aceptó. Canguil en ese tiempo tenía 16 años. Me acuerdo que él llego a mi casa, yo le estaba esperando abajo y él venía caminando con dos compañeros cargándole el uno la guitarra y el otro el amplificador, algo que siempre ha sido así, nunca carga sus cosas. Estaba ahí, sus compañeros le dejaron en la puerta de mi casa y les dijo, «ya… chao», y los manes se fueron. Subimos, yo tenía “Realidad”, el primer tema que hizo Descomunal. Le enseñe el tema, a él le gustó full, le sacamos, le organizamos, y nos vimos unas dos veces más. Ya lo le teníamos listo. Luego de eso él insistió mucho en que volviéramos donde Juan Carlos para seguir trabajando con él en la batería. Volvimos donde el Juan Carlos, y ahí ya se forma Descomunal”.

Con una alineación conformada por Miguel Vinueza en el bajo, Juan Carlos Granda en la batería y Carlos Rodríguez en la guitarra compusieron temas durante 8 meses. Cuando se encontraban en busca de vocalista, Roberto Muñoz se interesó por la banda. “No teníamos letras, estábamos buscando vocalista, probamos con muchos: el de Nadie, pero el man nos decía que estaba muy ocupado, también con el de Vaho tuvimos una reunión media chistosa. Nunca fue. A Roberto después de que los temas estaban hechos, yo le hablaba mucho de Descomunal, entonces el cómo que se arrepintió por haber salido. El tipo se prendió full, quería vernos y toda la huevada. Le invite a cantar y hubo química”.

La banda en el 2002 logró consolidar su sonido y ensamblarse fuertemente como un grupo. Sin embargo, la historia de Descomunal dio un nuevo giro que casi atentó con la continuidad de la agrupación. “Lo que sucedió fue que Juan Carlos se gano una beca para estudiar en Estados Unidos y Roberto se iba a casar, también se iba a ir para ese país. La banda estaba sonando bien, pasaba por buen tiempo. En esos momentos Alexa, la actual esposa de Roberto, nos dijo que debíamos de grabar, que confiaba en nosotros y que iba a poner la plata. Grabamos “Instinto” ya sabiendo que se iban a ir. Grabar el demo era súper indispensable, porque era la forma en que la banda existiese, y si se iban por lo menos otros músicos podrían ocupar su lugar. Entramos al estudio, grabamos esos ocho temas que tiene el demo y le mandamos a La Latina. En si la Radio Latina se enamoró un tiempo de Descomunal, los manes hacían sus cuñas con música de Descomunal, nos metieron al listado de las 21únicas, y ganamos. Estábamos participando con Rocola, Muscaria, Tanque, Mama Vudú, Pulpo 3… un montón de bandas grandes, y Descomunal ganó esa cuestión. Ese premio lo fuimos a retirar el Canguil y yo, cuando no había una banda realmente establecida, recibimos ese premio, y esa radio nos hizo existir durante ese tiempo.”

Instinto fue el demo que abrió el camino y dio a conocer a Descomunal, sin embargo la banda todavía carecía de autenticidad, tenían una clara influencia del metal de los 90 y su propuesta se apegaba mucho a otros grupos de ese tiempo. “El Instinto es un demo de full buen gusto, mas que de técnica, melodía o demás, es como que riffs chéveres pegados de una forma chévere. Eso es el Instinto”.

Pasaron alrededor de 10 meses paralizados luego de que Juan Carlos y Roberto partieron de la banda. Con Carlos y Miguel como únicos integrantes, los dos comenzaron a crecer musicalmente, abrirse, encontrar más influencias, llevar más allá el sonido de Descomunal. En la búsqueda de nuevos miembros, por un tiempo Andrés Ortiz los acompaño en la batería, pero después se desvinculo de Descomunal, ya que quería centrarse en su banda, Kangagua. Así se encontraron de nuevo los dos solos, en la tarea de buscar otros bateristas.

Cuando las propuestas para vocalistas también se consideraban, Miguel ya pensaba en Gustavo Dueñas como una de las mejores alternativas para conformar la nueva alineación. “Yo siempre había pensado que Gustavo era la persona indicada para la banda porque yo le vi cantar en Misil, lógicamente me encantaba Misil, pero también le vi cantar en Dentro de Helena que era otra cuestión, donde él hacia otras cosas que igual eran interesantes. Descomunal siempre tuvo una idea de no ser encasillado, sino siempre probar cosas, entonces me pareció que Gustavo podía encajar mucho en la cuestión. Era en el 2003 cuando fuimos a una tocada de Misil con su última formación, en la Cantina. Creo que fue la última tocada de Misil. Me acuerdo que Gustavo estaba saliendo del camerino, yo me acerque y le dije algo así como, «¿te acuerdas de mí?», no sé si se habrá acordado. Entonces íbamos caminando hacia fuera y le comente que tenía una banda, que se fue el vocalista y necesitábamos otro. Le propuse para ver si quería tocar, yo esperaba un: no puedo o algo así. Pero que cuchas, la peor gestión es la que no se hace. Le dije al man, él dijo que si, que le interesaba, me dio su teléfono y dijo que le llamé” recuerda Miguel. Por su parte Gustavo cuenta su versión de este primer encuentro “Yo estaba caminando y le dicte el teléfono, él se aprendió de memoria, pensé que tal vez no me iba a llamar. Sin embargo él me llamo a las 2 semanas de eso, teníamos que ensayar, pero recuerdo que sólo me invitaba y me llamaba porque había una tocada”.

Tras el ingreso de Gustavo, el cambio del sonido y la composición de la banda eran inminentes. “Gustavo llegó con un millón de música más que nos habría un panorama enorme, comenzó a cruzarnos discos que nosotros nunca hemos escuchado y que nunca íbamos a escuchar. Era imposible por nuestros panas conseguir la música que él tenia, gracias a que había vivido en Estados Unidos justo en esa época del auge hardcore. Conocía bandas que aquí nadie cachaba, que los medios no traían y que nadie te hacia escuchar, entonces él comenzó a darnos esa música y eso cambio totalmente la idea de composición de Canguil y mía, se hizo súper rico el sonido. En ese sentido crecimos totalmente”.

Sin baterista fijo, Descomunal encontró un fuerte apoyo en José Vergara (Alicia se tiro x el parabrisas), primo de Gustavo, quien los acompaño en varios conciertos. Se quedaron un tiempo tocando con José, quien los apoyó en varias tocadas. En esos días, Andrés volvió a contactarse con la banda, quería involucrarse de nuevo. Como las puertas de Descomunal estaban abiertas para bateristas, Andrés Ortiz volvió para consolidar una alineación estable, con la cual se mantienen hasta este momento trabajando.

Luego de varios conciertos, el cuarteto comenzó la producción de su segundo material, que llevaría el nombre ‘De obscuro final. Este EP de cuatro temas fue determinante para consolidar y dar firmeza a la banda dentro de la escena ecuatoriana, siendo invitados por dos años consecutivos al ‘QuitoFest’, el festival de música independiente más grande del país, al igual que para abrir a Fear Factory, una de sus principales influencias.

“De obscuro final tuvo una buena repercusión por su sonido, tiene un muy buen sonido, yo confié mucho en ellos. A pesar de que les llevo por más de 6 años de edad, cachaba mucho de lo que hacían, veía mucho compromiso y pude aportar con un poco de influencia mas que nada, tenia full confianza en lo que hacían, ellos tienen un muy buen gusto en lo que es la composición”, comenta Gustavo sobre el De obscuro Final, material que salió a finales del 2005, bajo la mezcla, grabación y masterización del “quinto integrante de Descomunal”, considerado así Juan Pablo Rivas por la banda.

En el camino hacia el lugar de ensayo (la casa del guitarrista Carlos Rodríguez que se encuentra ubicado en el valle), 7 personas nos subimos en un auto que por su estructura angosta se encuentra apto sólo para 4. En el volante, Gustavo Dueñas busca el lado positivo de la situación “entraron 9 personas una vez” comenta. A mi lado se encuentra Joel, el pequeño hijo de Gustavo, que mientras llena un álbum de cromos con la ayuda de Canguil, emite una visión única del metal y da unas opiniones invalorables. Enfoques demasiado puros y auténticos donde no hay cabida para ese metal prototipo de autodestrucción propio de algunos “verdaderos” y antiguos defensores de dicho genero; sino traduce ese estilo de vida, donde la familia y la camaradería son el diario vivir, conceptos hardcore por naturaleza; aunque él se declara abiertamente “blackero”, miembro único de su banda que practica el genero, llamada “Gorgojo” (en tributo a Gorgoroth), fan de Inmortal y de todo el “metal pintado” que le pongan en frente.

Seguimos en la ruta y Miguel habla sobre la escena hardcore, esa organización que nació con la finalidad de generar un espacio para su banda. Comparte varias anécdotas, una de ellas sobre una de las giras que más esfuerzo requirió, como fue la de los italianos The Orange Man Theory junto a Antón de México, gira en la cual tuvieron varios inconvenientes: empezando desde la frontera entre Ecuador y Colombia, donde la banda Antón estuvo detenida un tiempo; hasta terminar en Portoviejo, ante un organizador despreocupado que no supo manejar la presión de armar un concierto.

Ya dentro del cuarto de ensayo, y mientras se preparan todos los equipos, se conectan cables, y se modula adecuadamente el sonido, Miguel hace una observación “siempre estoy en desventaja en esta banda” mientras coloca su amplificador a lado del cabezal de Canguil, donde una desproporción obvia de tamaños resulta graciosa. Antes de empezar su repaso, Carlos coloca el disco de D-mente, la actual banda de Andrés Gimenez, el ex integrante de A.N.I.M.A.L, para hacerle escuchar a Gustavo Dueñas. Con todo listo, la banda empieza, cumple rigurosamente el orden del tracklist de su disco Invalorable, para luego pasar con los cuatro temas del De obscuro final. Cada cierto tiempo Gustavo comparte el micrófono con Joel, que al parecer, conoce perfectamente todas las letras de la banda y emite una voz gutural muy llamativa para su edad. Luego del repaso, mientras la banda descansa, nos sentamos en una pequeña sala para empezar un conversación extensa, dispersa e histórica.

Tratar de definir y dar un concepto a su nuevo disco, es difícil, pero logran concretarlo: “El invalorable tiene esa portada, porque nosotros estamos dando exactamente lo que nosotros somos. No estamos ni inventándonos nada, lo que oyes en el Invalorable es Descomunal. Creo que esa es la razón por la que ahora Descomunal suena a Descomunal, porque no intentamos parecernos a nadie, somos muy consecuentes con nuestras influencias y con las ideas que tenemos, siempre intentamos buscar nuestro sonido. En eso mucho tiene que ver la forma tan a lo bestia en la que Canguil compone y hace los temas. La exigencia que podemos tener con Andrés, que le hemos exigido un montón, hasta el cansancio y el tipo responde súper bien. En la creatividad de Gustavo, que tiene su estilo especial y tiene su sazón al momento de escribir, y al final también muchísimo la identidad que le ha dado Juan Pablo a nuestro sonido. Juan Pablo cacha muy bien a la banda, si hubiéramos trabajado con otra persona, no lograríamos el sonido que logramos”.


Al momento de desarrollar ‘Invalorable’, como su primer disco completo, la agrupación se planteó una exigencia interna: no sonar demasiado repetitivos ni esquematizados “En el momento de la composición si tuvimos mucho cuidado. Yo siempre pongo el ejemplo de As I Lay Dying, que es una bandota, es chévere y todo, pero vos oyes un disco de ellos, y la primera canción es como la onceava, usan la misma formula en todos los temas. Hay una formula establecida y durante todo sus temas juega con eso. Invalorable, tanto en sus riffs como en sus letras, muestran varias facetas. Es un disco que habla de muchas cosas, que tiene muchos riffs y que tiene muchos sentidos. Es un disco muy abierto” comenta el bajista. También la banda busco un sonido que sobresalga, proponiendo un estándar de trabajo dentro de la escena “Se que va a sonar un poco pretencioso, pero Descomunal, ahora, sí marco una línea de sonido, de composición, de trabajo. Seria bacán que empecemos a ver bandas, con ese tipo de esfuerzo, sonando bien, con un arte del putas, intentando mejorar su show, sonar mejor en vivo, intentando salir, haciendo contactos. Moviéndose”.

En este momento mientras la entrevista ya termina y faltan un par de horas para la media noche, la última pregunta surge: ¿Qué es lo que espera Descomunal después de lanzar ‘Invalorable’?

“Yo no espero absolutamente nada, que no lo pirateen mucho y que si compren el disco. Al decir esto de que no espero nada de nadie, ha sido lo bacán de Descomunal, porque por eso existe Alarma, y Descomunal a llegado a estar donde esta. Eso ha sido de las reales cosas que ha hecho que Descomunal tenga y vaya a tener un lugar relevante, ya que simplemente aplicamos la formula del hardcore, que no es nada del otro mundo, sino el do it yourself, hazlo tu mismo. Vende tu mismo tu música, produce tu mismo tus cosas. Mientras hay bandas que se han ido a gastar mucha plata afuera, nosotros trabajamos aquí, lo hicimos con Juan Pablo Rivas. Como productores estuvimos todos, haciendo los temas, cortando partes, poniendo partes, mejorando las tocadas, todos haciendo esa cuestión. Si de alguien puedo esperar algo, seria del público, que la goce, que el público sienta este Cd, sienta lo que nosotros sentimos cuando tocamos las canciones” responde Miguel. Gustavo concluye “Que sientan esa pasión que nosotros ponemos a lo que hacemos. Lo cual no ha sido fácil, esta época para nosotros ha sido bastante complicada, ya que implica full tiempo. Estos meses para mi sacar este disco ha sido bien duro, quedarse a altas horas de la noche, pedir favores, armar cosas…, no es nada fácil pero eso es lo que somos y tenemos. La pasión que emerge es combustible que arde eterno”.

Por: Darío Granja | @darioxgranja

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CASO FACTORY: El rock de duelo*

Hoy 19 de abril, 4 años de la tragedia de la Discoteca Factory. Una incidente que enluto a varias familias, amigos y una escena que aún sigue demandando espacios seguros para conciertos, continua pidiendo justicia, tocando las puertas del Estado. Lucha que aún permanece invisibilizada, a causa de la discriminación y la exclusión que conlleva la construcción de identidades fundadas en otros referentes, en fin, sólo por ser distintos.

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Diego Suárez, además de haber ido al concierto del pasado 19 de abril como un camarada más del movimiento gótico del Ecuador, fue con mirada aguzada para fijarse en las condiciones en las que se producen eventos musicales en la discoteca Factory, al sur de Quito. Era la primera vez que iba a ese lugar, y como entre sus ocupaciones está la organización de recitales de rock, debía prestar atención a todo. Por eso, de entrada le extrañaron las paredes de zinc, el techo decorado con telas de poliéster -que no le permitieron ver que bajo ellas la cubierta se forraba con esponja de colchón- y el cuadrilátero de metal montado en el centro del galpón.

El concierto anunciado como Ultratumba Ecuador Gótico incluía la presentación de un cd compilatorio con temas del estilo, y se iba a hacer reconocimientos a varias bandas por su trayectoria dentro de la escena. Como tributo se les iba a entregar un ataúd, tal como si dentro de la escena ska se entregara de premio un sombrerito de copa, “pero solamente con la intención simbólica de utilizar un elemento adaptable al estilo”, aclara Suárez, militante de la cultura gótica desde que la asumió como forma de vida y en correspondencia a una posición de resistencia frente a los ordenamientos sociales formalizados.

Alrededor de las 16h00 de ese sábado ya se habían presentado las bandas Empírica y Lamento. Vendimia, la tercera de seis que iban a tocar, había empezado su turno, y luego de la segunda canción, Diego Suárez decidió salir del galpón para comer algo. A los pocos minutos, a eso de las 16h30, cuando Vendimia tocaba su quinto tema y Suárez regresaba hacia el local, las vetas de fuego empezaron a asomarse por donde el techo hace vértice con las paredes de zinc. El humo renegrido cubría el entorno del galpón que se levanta junto a otras dos discotecas de estructuras endebles, Conga y Mi Tierra. Los primeros asfixiados con fortuna alcanzaban a salir por el ajustado acceso de la entrada principal. Eran quienes más lejos del escenario se encontraban. Adentro, el ring de metal que, según el Coronel Jaime Benalcázar, comandante general del Cuerpo de Bomberos de Quito, no existía cuando su entidad otorgó a Factory el permiso de funcionamiento que le corresponde dar, obstaculizaba la estampida. El programa de discoteca preparado para esa noche, una vez terminado el concierto, anunciaba junto a un duelo de deejays y a la presentación de la banda de reguetón La Trilogía, luchas femeninas en lodo. Para eso estaba ahí el ring, obstaculizando la circulación en medio de la pista.

Atrás del escenario se alistaba la banda Zelestial. Los miembros acomodaban sus ropajes victorianos y le daban una última pasada al contorno de sus ojos con el lápiz negro de punta mocha. Con cuatro años de trayectoria y un disco editado ya era uno de los grupos consagrados del movimiento. Los chicos estaban emocionados. Claudia Noboa, de 26 años, la cantante, había llamado por teléfono a su madre para contarle que esa tarde iban a recibir un homenaje por su carrera. Pero hasta ahí llegó todo. Zelestial no alcanzó a presentarse. El fuego los abrazó para siempre. Cinco de sus siete miembros murieron en el acto.

Las telas de decoración del techo habían agarrado el fuego y los colchones que se quemaban empezaron a chorrearse como en mechones de llamas. Fue ese goteo encendido el que se adhirió a las ropas negras de los asistentes mientras corrían de tumbo en tumbo entre la niebla tiznada buscando desembocar por la única vía de salida disponible. Y lo lograban de a poco. Aunque no sin que sobre su piel se impregnaran quemaduras de, al menos, primer grado. Sobre otro costado, alrededor del escenario, el asunto cobraba mayor angustia. Muchos de los aproximadamente 250 espectadores que asistieron se arrumaban sobre el sector de los baños buscando la salida de emergencia que sabían que existía por ahí. Pero al encontrarla se toparon con que estaba cerrada con candando. A los bomberos, que no habían tardado en llegar, no les quedó otra que abrir un hueco en la pared y por ahí socorrer a quienes en el hacinamiento se les fueron llenando los pulmones con hondas bocanadas de monóxido de carbono.

Según los testimonios de los sobrevivientes Daniel Calderón y Andrés Cárdenas, guitarrista y baterista de Zelestial, el fuego se inició cuando Patricio Lestat, cantante de Vendimia, ordenó a un miembro de su staff soltar las bengalas que desataron el desastre. Sobre ellos y sobre Patricia Cajo y Orlando Mena, representantes de Ensemble of Shadows, organización productora del evento, se han dirigido parte de las acusaciones, pero hasta el cierre de esta edición el paradero de los cuatro era desconocido. Además, la veeduría conformada por representantes del movimiento roquero, familiares directos de las víctimas y personeros del Municipio de Quito, ha señalado indicios contra el dueño del predio, los socios de la discoteca y el personal de seguridad asignado para esa tarde, dos de los cuales son los únicos detenidos hasta el momento.

Eslabones sueltos

El efecto del análisis inductivo se dio para el caso en desgraciados términos de referencia. A partir del hecho particular del incendio de la discoteca, el saldo de aproximadamente 40 heridos y el fallecimiento de 16 personas, se destapó la caja de pandora que puso en perspectiva la suma de errores, forzados o no, que contextualizan este evento fatal. Con ello también saltó al debate público el voluntario desdeño que algunas autoridades e instituciones públicas tienen respecto de una comunidad que de diferente tiene el hacer presencia en la sociedad con lógicas y estéticas divergentes de las políticamente correctas. Ni siquiera cuando el loco que ama, el ex presidente ecuatoriano Abdalá Bucaram, allá en el año 1996, ordenó cortar a mansalva las melenas de los rockeros que se atrevían a mostrarse con su greñas impúdicas en la vía pública, los medios le prestaron tanta atención a las culturas urbanas vinculadas a la música. Pero a partir de esta desgracia, medios, autoridades y sociedad en general enfocaron su interés en los sentidos que construyen las identidades de la causa rockera, y empezaron a poner en duda sus propios prejuicios. Así, el caso que empezó con un concierto de metal gótico llegó a instancias donde aún se mantienen en oscilación los cargos de algunas de las más altas dignidades administrativas de la ciudad.

En el proceso de revisión de los requerimientos exigidos para que un local funcione como centro de diversión, empezaron a aparecer las primeras inconsistencias. A Factory se le había caducado en diciembre de 2007 el permiso de operación otorgado por el Cuerpo de Bomberos, sin embargo, llevaba funcionando sin cuestionamientos hasta abril de 2008. Sumado a eso, el Municipio registra que Factory empezó a funcionar legalmente el año pasado, con permisos ambientales y de uso de suelo como requisitos inobjetables, pero según Wendy Patango y Manuel Andrade, vecinos del barrio, la discoteca funcionaba desde hace dos. Por otro lado, existe una serie de requerimientos que demanda la Intendencia de Policía para autorizar la organización de conciertos públicos. De entre las exigencias diferenciadas para presentaciones de bandas extranjeras o nacionales, la solicitud de presencia policial y de Defensa Civil en el lugar son obligatorias para cualquier caso, pero para el concierto de la Factory ninguna de las dos medidas había sido adoptada.

A la falta de control de estas exigencias se remiten las acusaciones que piden la renuncia y prisión del Administrador de la Zona Sur de la ciudad, Jorge Velásquez, junto a las que se suma, de parte de Macarena Valarezo, concejala del mismo Municipio y presidenta del Directorio del Cuerpo de Bomberos, el pedido de renuncia al jefe de esa institución, pero al respecto el titular sindicado ha expresado que dejará la disponibilidad de su cargo a consideración del Alcalde. Este mismo personero y su vicealcaldesa también han sido acusados, particularmente por representantes de la organización cultural Al sur del cielo, para quienes la responsabilidad del cabildo radica en la marginación del espacio público oficial que padecen las agrupaciones juveniles, en la falta de apoyo para el desarrollo de sus manifestaciones culturales y en la negación de permisos para realizar eventos por aquello de los estigmas con que mira la institucionalidad al mundo del rock, tratamiento discriminatorio que en consecuencia les obliga a replegarse a reductos con condiciones de elevada inseguridad.

Para Rubén Barros, músico de la banda Total Death y promotor de conciertos de gran aforo (The Doors, Deep Purple), la irresponsabilidad de los promotores al actuar en el límite de lo reglamentado no puede ser justificado bajo los argumentos de la exclusión que viven los rockeros. El que se juega al margen de la ley es responsable por lo que hace, es un asunto de sentido común, afirma. Pero a la vez es consciente de que para un promotor pequeño es imposible enfrentarse a toda la maraña de papeleo, burocracia, corrupción y altos costos por concepto de impuestos -para el Municipio y otras instituciones- que implica la organización de un concierto, por lo que es corriente que se evadan las exigencias oficiales y, como parte de la misma cultura del rock subterráneo, el movimiento haya tenido que acostumbrarse forzosamente a jugárselas con un pie en el riesgo.

Texto y Fotos por: Santiago Rosero  / www.laselecta.org

* Texto publicado en la revista Rolling Stone Latinoamérica, en mayo de 2008.

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