Por: Juan Fernando Andrade / Publicado en Soho Ecuador
Dos horas antes de que el huracán Sandy llegara a Nueva York, a finales de octubre del año 2012, el cineasta ecuatoriano Sebastián Cordero salió a pasear en bicicleta. Cuando llegó a Central Park, vio cómo las autoridades evacuaban a la gente y supo que la ciudad había sido declarada en emergencia. Cordero dio media vuelta y regresó al lugar de donde había salido, el Hotel Cassa, en Times Square, el corazón de Manhattan. Subió hasta el piso 17, entró en su habitación y siguió teniendo uno de los peores momentos de su vida.
El hotel, en la calle 45, se había salvado del apagón que oscureció a la Gran Manzana desde la 40 hacia abajo; los cuartos tenían agua caliente, luz eléctrica, y sólo habían perdido el servicio de Internet; algo que, en este siglo, no deja de ser grave. Cordero pensó en aprovechar la crisis para refugiarse en el cine y ponerse al día en la cartelera, pero todas las salas estaban cerradas y lo único que encontró abierto fue una librería Barnes & Noble en la que compró 15 películas en DVD.
Durante su encierro vio, entre otras, Saló, la cinta de Pasolini en la que un grupo de adolescentes es torturado física, mental y sexualmente; y Deep Water, un documental sobre la carrera de yates que, en 1968, convenció a varios hombres de abandonar a sus familias para tratar de darle la vuelta al mundo en una competencia de consecuencias desastrosas. Sus horas de aislamiento se repartían entre películas duras y un diario que había empezado a escribir en su computadora, varias páginas dedicadas a las muertes que le ha tocado ver de cerca: la de su padre, la de su hermano mayor, la de uno de sus mejores amigos; y la más reciente, la de Mónica, su madre, que falleció semanas antes del huracán, el 6 de octubre, tras poco más de un año luchando contra el cáncer. Cordero estuvo en Quito para presenciar su último suspiro y después volvió a Manhattan para seguir trabajando en una cinta de ciencia ficción llamada Europa Report.
La primera vez que abrió el guión de su nuevo proyecto fue en octubre del 2010. Un productor de Los Ángeles lo llamó por teléfono, le preguntó si le interesaría leer algo de bajo presupuesto en lo que tendría espacio para mucha creatividad, y resumió la historia como “pocos personajes en un espacio reducido”. Cordero aceptó enseguida.
Tras el estreno de Crónicas, su segunda película, en el festival de Cannes del 2004, el director parecía haber cumplido la fantasía del joven cineasta latinoamericano: conseguir un agente y escoger su próximo proyecto de entre los guiones escritos en inglés que le llegaban cada semana. Uno de esos fue Manhunt, la historia de los hombres que cazaron al asesino de Abraham Lincoln en 1865. La cinta se hizo un asunto de interés público cuando Harrison Ford, el mismísimo Han Solo de La Guerra de las Galaxias, empezó a figurar como protagonista. La noticia apareció en todos los periódicos, casi siempre acompañada de una aduladora entrevista al director, que estaba a punto de entrar a Hollywood por la puerta grande de la mano de una celebridad. Luego, como dicen los cineastas, “el proyecto se cayó”. Semanas antes de empezar el rodaje, mientras Cordero afinaba los últimos detalles, los productores de Manhunt cancelaron la película. Según él, jamás llegaron a un acuerdo monetario con Han Solo. Sebastián abrió la boca antes de tiempo, un error que nunca se perdonará y que nunca más volverá a cometer.
El guión de Europa Report llegó a su mail como habían llegado antes una docena de posibles proyectos en Estados Unidos que no se concretaron por distintas razones. Empezó a leerlo en la sala de pre embarque del aeropuerto de Cuenca, donde esperaba el vuelo que lo llevaría a recibir el premio que Rabia, su tercera película, había ganado en el festival 0 Latitud de Quito como favorita del público. El avión se retrasó por mal clima y él siguió leyendo, “enganchadazo”. Cuando el capitán recibió autorización para elevarse, el tiempo no había mejorado gran cosa. El vuelo, desde el despegue hasta el aterrizaje, fue una gran turbulencia que duró 45 minutos, una pesadilla que Cordero logró evadir concentrándose en otra historia: seis científicos viajan a bordo de una nave espacial rumbo a Europa, la luna del planeta Júpiter.
La manivela de la nostalgia envuelve a Da Pawn
Reseña de Dibujo por Hoy, nuevo video de Da Pawn
Por Polo Damián Rodríguez
Rodar una secuencia de imágenes vintage es un recurso sólido si deseas construir una historia gráfica directa, para después simplemente hacerla esfumar.
Es que una canción tan análoga con una letra divertida merece un video simple; simple en concepto, nada más, ya que la realización del mismo fue como desarmar un cassette de cinta y encajar cada una de sus partes cuadro por cuadro bajo una estructura simétrica, con ritmo, sin perder el espíritu de la diversión como caballito de batalla.
El juguete con el cual se grabó este primer video oficial de la banda Da Pawn se llama Lomokino Scope que es conocido precisamente como un juguete fílmico, tiene la particularidad de filmar en 35 mm, usa carrete y se acciona con manivela. Es nostalgia pura como las estaciones sonoras que engendra Dibujo Por Hoy.
Salir de lo urbano para confudirte en los paisajes que se desvanecen puede ser una premisa interesante y hasta un placer visual combinado con colores profundos, psicodelia, sonrisas y máscaras, así se concibe la secuencia de un viaje a la mente de Da Pawn que dura un poco más de 4 minutos.
Que una supuesta simplesa jamás nos confunda ya que es precisamente este minimalismo lo más difícil de conseguir, sobre todo el mantener su estado esencial.
La corriente indie tiene esa capacidad de explorar en el baúl de los juguetes antiguos con todo el desenfado; es que aún quedan cosas que debieron tener mejores futuros antes que la tecnología las aplastara. Así parece que lo entienden Andrés Cornejo y Gabriel Pérez, director y post productor, respectivamente, de esta producción fílmica que ensambla una cinta con otra para darle vida a través del recurso movimiento Stop Motion de las manos de Bernarda Cornejo, otra pieza clave en el trabajo final.
Y ahora que por fin puedo llevar el ritmo tengo que regresar… Así quedará para la historia de la música indiepentiente del país: Da Pawn estrena su primer video oficial un 10 de noviembre con tanta expectativa como naturalidad; con esa inercia con las que suelen cobijarse las producciones más transcendentes. En dos años Da Pawn ya tiene su Ep listo y el video que abre la ruta está tendido y armado en alguna mesa creativa de una ciudad que no deja de sorprender.
The Sex Pistols: Reflexiones sobre el nihilismo punk
Por Santiago Silva Cordero
“Odio a los hippies y todo lo que significó su pelo largo. Odio también a todos los músicos de rock tradicionales. Quiero que sólo hayan muchos grupos como nosotros.”
“La idea básica del punk es volver a los chicos en contra de sus padres”
Johnny Rotten
1976
“Yo sólo estuve enamorado de una botella de cerveza y del espejo…No entiendo por qué la gente piensa que es difícil aprender a tocar la guitarra: basta pellizcar las cuerdas, hacer wang-wang y ya está la música”
Sid Vicious
Diario “The Sun”
1976
“Son el único grupo formado sobre la base de odiarse unos a los otros pero detestando aún más a todos los demás”
Malcolm McLaren
DISCOS MÁS IMPORTANTES:
Never Mind The Bollocks Here’s The Sex Pistols (1977)
Al regresar de América en 1975, tras haber sido mánager de los New York Dolls, Malcolm Mc Laren conoce en su boutique de Londres a John Lyndon, un muchacho que toca la guitarra en un grupo llamado The Swankers (Los Masturbadores). A él lo acompañan Paul Cook (batería), Gleen Matlock (bajo), Steve Jones (guitarra) y un tal Wally Nightingale que pronto los abandonaría. Mc Laren y Lyndon se reconocen mutuamente como necesarios y toman tres decisiones trascendentales: Que el mánager de la banda será Mc Laren; que el nuevo cantante de la banda debe ser Johnny pero cambiando su apellido Lyndon por Rotten (tenía los dientes podridos); y, cambiar el nombre de la banda. En ese momento nace The Sex Pistols, banda que se dedicaría tenazmente a provocar el escándalo en la conservadora sociedad británica.
Como no consiguen trabajo para tocar en pubs, se introducen en los bailes de los colegios diciendo que son banda telonera o de relleno. Luego de meses consiguen tocar en el Marquee Club, donde son sancionados por hacer ingresar sobre el escenario chicas completamente desnudas y agredirlas con los instrumentos, práctica que pronto abandonarían. Sus presentaciones generalmente terminarían en desmanes, detenciones, batallas campales con la audiencia, con miembros de otras bandas y con la policía, siendo mucho más el escándalo que su música el que ocuparía un lugar de privilegio en su repertorio. La palabra punk y el nombre The Sex Pistols empiezan a leerse bastante en la prensa de rock y en las secciones de crónica roja de los diarios.
Luego de meses como vocalista de la banda, Johnny Rotten parece haber desarrollado una presencia escénica que gana personalidad, sorprendiendo con el desentierro de fragmentos oscuros y podridos de su mente. A ello se suma su aspecto de muerto viviente, su piel pálida y sus canciones tan duras como los mundos y situaciones que describe en ellas.
En octubre de 1976 la banda firma un contrato con el sello EMI para grabar su sencillo Anarchy in U.K.
El 10 de diciembre de 1976 son enviados a una entrevista en el show de televisión Today, en el cual el presentador los confronta con preguntas provocativas, a lo cual responden con insultos y violencia. La emisión es cortada y su presencia en cámara dura sólo dos minutos.
El anunciado “Anarchy Tour” por el Reino Unido se canceló en vista que la mayoría de municipios no concedieron los permisos para su presentación. Días después y luego de una corta gira por Europa, nuevo e inaudito escándalo de los Sex Pistols en el aeropuerto de Amsterdam: Son acusados de vomitar sobre una mujer de edad (una testigo dice que no puede repetir lo que vió).
Sid Vicious (nombre de nacimiento John Simon Ritchie / Beverley), quien inventó y puso de moda en el 100 Club bailar pogo [1] y que además es el baterista de la banda The Banshees, ferviente admirador de los Sex Pistols y amigo de Johnny Rotten, entra a formar parte de la banda en febrero de 1977 como bajista en reemplazo de Matlock, a quien se dice que una de las razones para echarlo, fue que escuchaba música de los Beatles.
EMI sacó de circulación el single Anarchy in UK y anuló unilateralmente el contrato con la banda, por lo cual pagó con gusto 25.000 libras de indemnización. En marzo de 1977 firmaron contrato con A&M Records, pero a los pocos días la firma discográfica los despide, con los discos de God Save The Queen listos para ser distribuidos. La razón: Agresión sexual a dos secretarias y destrucción de los lavabos del edificio de la compañía [2]. En mayo firmaron con Virgin Records y finalmente el single God Save The Queen se distribuye para su venta, pero todos los discos de los Sex Pistols tienen la prohibición de ser anunciados y difundidos por radio y televisión, prohibición existente también para presentaciones en vivo, por lo que son contadas sus apariciones fuera de estudio. Sin embargo, se dieron modos para hacer un gig (concierto) en una lancha de alquiler llamada irónicamente Queen Elizabeth, que se convertiría en una de las presentaciones más importantes de la historia del rock: Durante la fiesta mayor del jubileo de plata, la carroza real que lleva a la Reina Isabel II, se traslada junto con su corte del Palacio de Buckingham a la iglesia de Saint Paul. A la par del desfile, los Sex Pistols -que tienen prohibición de tocar sobre “suelo” británico- navegan por el río Támesis tocando su versión de God Save The Queen, un himno de nihilismo furioso, mordaz e irreverente. Sin abundar en más detalles, el incidente termina con Mc Laren arrestado, Cook hospitalizado y los demás golpeados. The Sex Pistols es silenciado por decreto en las radios y en las tiendas de discos, pero su tema God Save The Queen ya es un inmortal de la música rock.
Salen nuevamente de gira por Europa, lo que sirve para confirmar que el punk-rock es un fenómeno básicamente inglés. Los jóvenes europeos se visten, piensan y reaccionan a la manera punk simplemente porque es la moda, pero es muy difícil que puedan producir fenómenos de punk nacionales o locales con características originales.
En octubre de 1977 lanzan su primer, y a la postre su único álbum discográfico -el resto de grabaciones son recopilaciones de singles- Never Mind The Bollocks Here’s The Sex Pistols, uno de los álbumes más esperados en la historia del rock inglés y que a pesar de todas las prohibiciones e inconvenientes, llegaría en ese mismo año a la posición número uno en los charts del Reino Unido. Su primer corte es Holidays in the Sun, tema que inicia solemnemente con la marcha de un pelotón militar, para enseguida entrar con rabia la guitarra de Jones, el cual demuestra en esta canción y en el riff de Pretty Vacant que no son pocas sus habilidades con ese instrumento [3]. Anarchy in the U.K es la que nos enseña de mejor manera el sonido crudo y venenoso del punk, la feroz Bodies calienta aún más el álbum con su temática abortista, EMI es una explosión de odio hacia esa casa discográfica; mientras que God Save The Queen es un gran insulto a la realeza, tanto en su letra como musicalmente, pues aunque no es una versión del himno del Reino Unido de la Gran Bretaña, se lo considera como un sarcasmo de él.
Poco después, el inestable Sid Vicious intenta suicidarse lanzándose por la ventana de un hotel, pero es detenido por su novia y groupie Nancy Spungen, a quien los restantes miembros de la banda culpan de su estado avanzado de drogadicción y quieren que Sid deje el grupo, a pesar que en menos de un año, Vicious mostró ser el único con el mismo caudal de carisma, personalidad y publicidad que Rotten.
Inician su primera gira por los Estados Unidos -en la que son seguidos muy de cerca por el FBI y la CIA- con una pugna creciente entre Vicious y Rotten por ser los líderes del grupo. La gira termina abruptamente cuando Rotten anuncia el 19 de enero de 1978 la disolución del grupo. Vicious junto con Cook y otro músico siguen haciendo música bajo el nombre de la banda. El 12 de octubre de 1978 es asesinada su novia Nancy, siendo Vicious procesado como el principal sospechoso. Muere por sobredosis de heroína y otras drogas a los 21 años de edad en New York, un día después de su excarcelación bajo fianza, en el baño de la casa de un amigo que hacía una fiesta.
Nancy y Sid
REFLEXIONES SOBRE EL NIHILISMO PUNK
En 1976 la crisis económica provocada por el aumento brutal del precio del petróleo después de la guerra árabe-israelí de 1973, es un duro golpe para los países occidentales. Gran Bretaña mira decaer gravemente los bastiones de su economía. Los precios suben, los sueldos se congelan, el desempleo aumenta dramáticamente y la sociedad británica debe hacer frente a una ola de desesperanza colectiva.
En este estado de cosas, para los jóvenes no queda nada más que una indemnización de desempleo y pequeños trabajos. En el seno de esta juventud desocupada, inculta, violenta y desesperada, es donde la respuesta a todo el complejo y confuso panorama, va a nacer y crecer.
Sería demasiado generoso hablar de un pensamiento o una filosofía punk. El movimiento punk fue únicamente un fenómeno contracultural con una propuesta ideológica de ruptura, al que se lo caracteriza por su abierta incitación a la revuelta, agrupó a los elementos más jóvenes de entre los marginados de los grandes monstruos urbanos llamados ciudades, que tuvieron una visión del mundo pesimista y llena de negaciones, sin proponer nada sustitutivo. No al futuro, quemar el presente, ser punk: La muerte joven. El paso del tiempo es el antídoto contra el movimiento punk.
Y en la parte musical, para los jóvenes también murió el rock, entendido como la sociedad elitista de la industria del rock, desentendida de las realidades del pueblo y conformada por un puñado de estrellas mundiales que hicieron del rock su club privado, por lo que también habrá que destruir el orden establecido del rock. Autodestrucción, automutilación, motines, anarquía y ruido infernal alimentados por la prensa y la industria del rock fueron el espectáculo que llenó los bolsillos de los periódicos y de las casas discográficas mientras la juventud más vulnerable se consumía en el establishment [4]. Ha llegado nuevamente el momento de la blank generation (generación vacía) presente en diversos momentos de la existencia del rock (ejemplo: El hippismo, el grunge), para según la visión punk, sacarlo del hueco en el que se encontraba.
Esa juventud ignorante, predelincuente y ociosa por obligación, será la que tenga la capacidad de producir la primera revolución musical rock auténticamente blanca, puesto que la música punk es autónoma de la música negra que creó el rock [5], ya que no está regida ni siquiera remotamente, por la estructura armónica de tres acordes que el rock había tomado hasta ese entonces del blues. La música punk está mucho más cerca de las baladas inglesas y de las cantilenas escocesas. Cuatro años de tormenta punk bastaron para terminar con el dominio del rock clásico, al menos por un corto tiempo.
El sonido de los punks era muy duro, crudo, rápido y saturado, en ese sentido similar al hard rock, lo cual podría considerarse como su única concesión al rock clásico. Tocaban con un equipo mínimo, usualmente barato, pocos arreglos, coros simples, formas de cantar más expresivas y compulsivas que de calidad. Es más una actitud que una música. Sólamente algunos grupos punks lograrían evolucionar hacia una pericia musical mayor (The Clash, Joy Division, The Damned) pero ninguno en su estado puro sobreviviría más allá de 1979. Todos los punks de los orígenes se convirtieron a la “new wave”, abandonaron la lucha o se disolvieron, haciendo realidad de cierta manera, una profecía de Andy Warhol: “En el futuro todos serán famosos quince minutos”.
Lo que nadie pudo ni podrá quitarle al movimiento punk en general, y a las bandas punks en particular -en especial a The Sex Pistols- es su total autenticidad, obtuvieron desde un inicio la credibilidad del público ya que su tormento era real, basado en sus experiencias de vida.
La música punk influyó de manera determinante -y lo sigue haciendo- en el desarrollo de la música rock: En los 80’s especialmente en la música new wave y post punk, en los 90’s y en el siglo 21, en la conformación de un montón de bandas con buena parte punk en su repertorio (Green Day, The Offspring, Sum 41, The Hives, Blink 182, NOFX, No Doubt, Yeah Yeah Yeahs, entre algunas de las más conocidas) y también en el sonido de muchas bandas grunge, en especial Nirvana.
[1] POGO: Baile que consiste en dar pequeños saltitos sucesivos empujando a los que están alrededor hasta que una parte de la pista se cae al suelo y la otra comienza con los juegos de manos.
[2] Se supo con certeza que otros artistas del sello A&M encabezados por Rick Wakeman (YES), Karen Carpenter y Peter Frampton, hicieron una petición amenazante: “O nosotros o ellos”.
[3] Para la revista Rolling Stone “Holidays in the Sun” es la canción # 43 entre las 100 mejores canciones de guitarra, mientras que “Anarchy in the U.K.” y “God Save the Queen” se ubican en los puestos 53 y 173 respectivamente, de entre las 500 mejores canciones de todos los tiempos.
[4] ESTABLISHMENT: El estado de cosas que se vive. Lacoyuntura en un momento determinado. El sistema vigente.
[5] En un inicio, los punks rechazaron el término punk-rock, por su inmenso odio al rock clásico.
Rock en Seine (segunda parte)
Fotos y Texto: Santiago Rosero 25 de agosto. El pronóstico del tiempo no se equivocó. En este final de temporada, el único día en que llovió fue aquel domingo. Lo que durante las 48 horas previas había sido un parque con el pasto vital, en una mañana se volvió un...
Rock en Seine
Fotos y Texto: Santiago Rosero
– París, 2013
Viernes 23 de agosto. Son las últimas horas del verano, las chicas siguen vistiendo ligero y hacia las siete de la tarde en el parque Saint Cloud, en las afueras de París, hay unas 30 mil personas enfiestadas -con cordura-. El lugar fue concebido en el siglo XVII por el paisajista de Luis XIV y está clasificado como monumento histórico por la belleza de su vegetación, quizás por eso la fiesta mantiene una compostura soberana.
En el escenario principal, Tame Impala está en la mitad de su show. Hay mil capas de sonidos etéreos condensadas en la única canción que puedo escuchar. El sonido, nítido, alcanza como para un estadio. La introducción, que parece no acabará nunca, salta de pronto a un traqueteo dance y, entre el público, lo que era un mausoleo contemplativo se convierte en una pista de baile. Los comentarios dirán más tarde que a los muchachos les queda bien la etiqueta de nuevos prodigios de la psicodelia.
Hay que moverse, en la tarima llamada La Cascade, Alt-J está por empezar. Para llegar allí hay que atravesar 500 metros de puestos de cerveza, kioskos de comidas del mundo, jardines de descanso, salas de atracciones: un campamento vacacional para hipsters.
A las 19h45 aparece el grupo, manos arriba el teclista para formar con índice y pulgar el triángulo de su logo. El concierto empieza como el disco, con los tres primeros temas: Intro, Interlude y Tessellate. El público, compuesto mayoritariamente por jóvenes que apenas superan los veinte años, desata el entusiasmo desde el primer acorde, pero el entusiasmo se estanca hacia el quinto tema porque a pesar de no haber continuado con el orden del disco –el haberlo hecho hubiera condenado el concierto al sopor-, el sonido permanece tan limpio y calculado como si saliera de un reproductor. Las armonías vocales son perfectas; la batería, sin un solo platillo, lleva el beat con la caja y alterna con una campana y una pandereta. Los dos toms suenan enormes, el bombo se siente en el estómago. Todo bien, salvo que si no fuera porque el teclista ensaya para el público un par de frases en francés y porque el bajista, con su copete casi albino y sus estirones culebreros, recuerda a un Thom Yorke juvenil, aquello parecería un concierto de cámara.
En vivo se esperan versiones distintas, arreglos variados, medleys, remixes, aullidos, pero los ingleses, a pesar de que ellos también apenas superan los veinte, se esfuerzan por mantenerse austeros. Pero el público aguanta, el público no exige. Y por ahí no faltará la bandera de México. Montado en los hombros de otro, el güey sacude su tricolor intentando sacarle una sonrisa al cantante, pero éste, adusto y ensimismado, ganado unos años con su barba colorada de dos meses, ni lo regresa a ver y sigue, eso sí, templado con su magnífica voz constipada. Alt-J toca perfecto, pero la perfección le anula el feeling.
En el escenario principal, desde las 20h45, cuando la noche ha caído y las luces ya son escenografía, está Franz Ferdinand. Han revivido. Sus riffs pueden sonar gastados, pero suenan duro. Una hora y veinte minutos de concierto, hit tras hit, alargando los finales para alargar el deleite. Si Joe Newman, el pelirrojo inglés cantante de Alt-J se mantuvo en su burbuja, el pelirrojo escocés de Franz Ferdinand juega al borde de la demagogia. This is fire, Take me out, The dark of the matinée y más éxitos, uno tras otro en un popurrí sin cortes, sirven para manejar al público a su antojo, haciéndolo corear –eeeo, eeeo– y explotar cuando las luces y las distorsiones de la guitarra de Nick McCarthy también explotan. Franz Ferdinand maneja un show de 220 voltios, puro rock and roll en la cancha. Al final, sobre Outsiders, los cuatro miembros, baquetas en mano, le atacan a la batería como en una pieza de stomp demente. Se merecen la ovación.
Al escenario llamado Industrie, intermedio en tamaño y en potencia de sonido entre el principal y el de la Cascade, el decorado del entorno le da un garbo ceremonial: hay estatuas renacentistas y una pileta majestuosa con caídas de agua que alguna vez sirvieron para el disfrute de los reyes. Sobre la tarima, Hanni El Khatib, con sus tatuajes californianos y su penacho rockabilly, pone el contraste sin saberlo. Su ascendencia palestina y filipina le han dado buena prensa, así como la buena recepción de su reciente disco Head and the dirt, producido por Dan Auerbach de los Black Keys: carrasposo y denso, puro rock and roll y garage. El Khatib está en el epicentro de lo movida. Sus canciones se usan en publicidades de grandes empresas y antes de dedicarse por entero a la música era el director artístico de HUF, marca de ropa venerada por skaters. En vivo, sin embargo, donde se da la cara, su sonido es pequeño, su guitarra, su voz y su banda suenan genéricas, anodinas. La música no supera la propaganda. La buena actitud no parece suficiente.
El cierre. Llevando al extremo su alemanismo, Paul Kalkbrenner empieza antes de la hora señalada. En el escenario principal hay 20 mil personas con el ánimo agotado. El Dj tiene el beat seguro, pero es siempre el mismo: 125 bpm (+-) en un tecno sin mayores sorpresas. En las pantallas hay cohetes, lluvia de estrellas, una galaxia de luces pixeladas, pero será quizás la hora de la noche o que la gente está sobria, pero la fiesta no cuaja. El espíritu de Berlin calling no emociona en París. Paul Kalkbrenner, sin embargo, camiseta del Bayern Munich con el 10 y su apellido en la espalda, está hecho una fiesta.
La primera jornada del Rock en Seine 2013 termina sin convencer del todo, pero la locación, las comodidades del festival y la vibra veraniega que se goza hacen que el desenlace se sienta bien. La gente camina con orden y disciplina hacia el tren. Parece que saliera del teatro.
Devo y Alan Myers: Nombres propios, palabras vacías
En alabanza a Alan Myers, el más increíble baterista con quien tuve el privilegio de tocar por diez años. Por Santiago Silva Cordero Perderlo a él ha sido como perder un brazo. Descanse en paz. Gerald Vincent Casale. junio/2013 DISCOS MÁS IMPORTANTES: Q:...
Talking Heads, la música muchas veces no necesita ser entendida
Ideas musicales vanguardistas y evolución creativa desde el “Art Rock” hasta la “World Music”
Por: Santiago Endara
”La música muchas veces no necesita ser entendida, simplemente te afecta, sin saber por qué” – David Byrne
”Nosotros no hacemos música, la música nos hace” – David Byrne
Mejores Discos
Talking Heads: 77 (1977)
More Songs About Buildings and Food (1978)
Fear of Music (1979)
Remain in Light (1980)
Chico raro… adulto raro.
Cuando era niño, David Byrne casi no hablaba con otras personas y era tan retraído que sus conocidos lo describirían como un chico en los límites del autismo y definitivamente dueño de una personalidad bastante enigmática. Cuando tomaba una guitarra o cualquier otro instrumento se sumergía en él por horas y horas ajeno a lo que pasaba a su alrededor y años después, en una entrevista, David diría que al subir al escenario como líder de los Talking Heads, su timidez o cualquier tipo de incomodidad quedaban en el olvido, sea esta una crisis nerviosa o la peor de las gripes. Cuando vemos los conciertos de los Talking Heads, reparamos enseguida que, en efecto David Byrne nunca dejó de tener una personalidad bastante particular y eso fue un ingrediente adicional que dio incluso más atractivo a uno de los grupos trascendentales de la historia del rock.
Justamente, ser uno de los grupos más trascendentes en la historia del rock, o “dejar una marca” es lo que Tina Weymouth, la bajista del grupo, mencionó en una de sus primeras entrevistas cuando le preguntaron qué quería alcanzar con los Talking Heads.
Hoy en día el grupo neoyorkino es en efecto considerado como uno de los más importantes de la historia, tanto por la calidad de sus discos como por la forma creativa y aventurada con la que elaboraron sus trabajos, especialmente aquellas obras que salieron al público entre 1977 y 1980.
La música de los Talking Heads creció de forma orgánica, igual que el grupo. En el excelente video documental “Chronology”, del año 2012, somos testigos de la evolución de la banda desde un trío con un sonido bastante minimalista hasta un combo de más de 12 integrantes frecuentemente con dos bajos, varios sintetizadores, batería, congas y demás instrumentos y coristas. Esta evolución fue principalmente fruto de los intereses personales de David Byrne, quien desde un inicio se vio crecientemente atraído por sonidos y ritmos ajenos a los estándares del rock, sean estos afro-americanos, africanos o afro-latinoamericanos, los mismos que encontraron un espacio cada vez más preponderante en los discos del grupo.
Estilo vanguardista y estética “arty”
Los Talking Heads surgieron en una época de explosión creativa en la ciudad de Nueva York. Desde sus inicios en 1973 hasta el lanzamiento de su primer disco en 1977, la banda vivió en una ciudad que albergó varias explosiones musicales de diferentes estilos. En el interesante libro de Will Hermes “Love Goes to Buildings on Fire: Five Years in New York That Changed Music Forever”, el autor hace una crónica de todo lo que pasó en varias escenas neoyorkinas, desde la época de oro de la salsa, pasando por el jazz, el disco y la escena del club CBGB. Los Talking Heads formaron parte precisamente de la camada de grupos que salieron del CBGB en la misma época que Patti Smith, Los Ramones y Television. A pesar de que los grupos antes mencionados tocaban en el mismo local, su música y estilo diferían mucho.
Debido a que compartían escenario en Nueva York, a alguien se le ocurrió la idea de que la banda liderada por David Byrne podría ser buena compañía de Los Ramones y los embarcaron en el mismo tour por Europa, lo cual solo sirvió para marcar más las diferencias entre ambas agrupaciones. Mientras los Ramones se sentían muy mal en Europa porque extrañaban la comida estadounidense, no había juegos de Baseball y no les gustaba ir a museos, los Talking Heads, como buenos estudiantes de arte, estaban apasionados por los museos e interesados en aprender y experimentar cosas nuevas que poco a poco también fueron incorporando a su música.
Desde un inicio Talking Heads se quiso presentar como un grupo diferente a la norma de su tiempo. Encerrados en una época donde el punk, el rock progresivo y la música bailable se dividían el mercado musical, la banda liderada por David Byrne se mantuvo alejada de cualquiera de estas escenas. De hecho, es interesante reparar en la ropa y cortes de pelo de sus integrantes, que resultan bastante inusuales para la época ya que ninguno adopta un look de “estrella de rock” sino que al contrario, se ven de lo más normal. Tanto así, que el look y la actitud en el escenario de David Byrne fue calificada como “es un tipo con una apariencia tan normal que incluso llega a parecernos un poco anormal” y si se mira en perspectiva, su actitud sobre el escenario nos recuerda a veces a un personaje que por ser totalmente promedio resulta también algo inquietante, más o menos al estilo Sam Lowry del film “Brazil” de Terry Gilliam
La voz de David Byrne fue siempre un punto a destacar, ya que la misma es muy particular y tiene una mezcla de falsete con un aire algo desesperado que no siempre mantiene el tono a la perfección y pone en evidencia que el dueño de la misma es un personaje bastante sui-géneris. Una mirada entre penetrante y extraviada termina de complementar esa personalidad “rara” que el artista proyectaba sobre el escenario o en los videos.
Los discos de los Talking Heads son todos un escalón evolutivo en una escalera que va desde un sonido mayoritariamente asociado al “art rock” hasta la adopción total de un sonido de combo bailable con influencias africanas y latinoamericanas.
“Talking Heads: 1977” y el inicio de sus grabaciones
El álbum debut “Talking Heads: 1977” empieza con “Uh-Oh, Love Comes To Town” una canción que mezcla un aire funk con la inusual voz de David Byrne y arreglos de xilófonos que nos dan a entender desde un inicio que el grupo desea abordar la nave de la experimentación musical. Sin embargo, si se puede calificar de alguna forma a este disco, sería un clásico ejemplo de “Art-Punk” o “Art-New Wave”, y definimos el prefijo “art” como un deseo por extender los límites del rock en base a composiciones que incorporen elementos de otros géneros, como en este caso el funk, algo de jazz y un primer asomo de lo que en nuestros días los angloparlantes llaman “World Music” para referirse a música tradicional o étnica.
Otro aspecto que ubica a los Talking Heads dentro del espectro de banda de rock “artística” son sus letras, las mismas, que por ejemplo en la conocida canción “Psycho Killer” incorporan versos en francés, o que por ejemplo en el caso de “I Zimbra” incorporan algunas líneas del poeta Dadaísta alemán Hugo Ball.
En 1978 fue lanzado el disco “More Songs About Buildings and Food” el mismo que empieza ya a adoptar ritmos inusuales e instrumentación y efectos poco ortodoxos para la escena rock. Este sonido particular se logra entre otras razones por el novedoso trabajo de producción ejecutado por Brian Eno. La fascinación de la banda por ritmos afroamericanos se demuestra entre otras cosas con la adición del cover “Take Me To The River” de Al Green.
Es interesante ver también como la personalidad de David Byrne tanto sobre el escenario como en los videos fue aplomándose para ir desde un inicio como un tipo tímido y retraído en el escenario hasta transformarse en un líder de banda que anima los conciertos con pasos de baile bastante inusuales pero muy divertidos al mismo tiempo.
“Fear of Music” y “Remain in Light”
1979 fue el año de lo que es para muchos, el mejor disco de Talking Heads, “Fear of Music” el mismo que en efecto es una obra maestra del rock contemporáneo. El disco abre ya de forma franca con una canción de claros tintes africanos y los primeros versos suenan como un canto tribal subsahariano, pero en efecto son, como se mencionó unas líneas atrás, extractos del poema dadaísta “Gadji Beri Bimba”. El disco “Fear of Music” ha sido analizado de forma muy completa e intensiva en el excelente libro del mismo nombre por el crítico Jonathan Lethem, dentro de la famosa colección de análisis de discos “33 1/3”
Con “Remain in Light” de 1980, los Talking Heads alcanzaron para muchos su cénit creativo y artístico. Este disco de apenas ocho canciones en efecto también se alza como uno de los mejores discos de los ochentas por la consistencia que demuestra en su propuesta artística. Las canciones se empalman perfectamente la una con la otra en un paisaje musical que nunca pierde ni interés ni frescura.
Ultimos discos y separación
Tras “Remain in Light” David Byrne se concentra por algún tiempo en colaboraciones con su productor, Brian Eno y juntos sacan un par de discos de contenido interesante. Entre 1983 y 1988, los Talking Heads sacan 4 discos que tienen una serie de altibajos y demuestran un poco el agotamiento del concepto del grupo, pero que sin duda son también trabajos interesantes, especialmente “Speaking in Tongues” de 1983,
Los Talking Heads influenciaron a muchos grupos en los ochentas y noventas, donde se destaca Radiohead, grupo que tomó su nombre de una de las canciones del disco “True Stories” (1986). Asimismo se puede ver a muchos grupos de la escena neoyorkina de principios del S. XXI con una estética muy similar a la de los Talking Heads.
Tras la separación oficial del grupo, David Byrne siguió su proceso de descubrimiento de la “World Music” donde se puede destacar su disco “Rey Momo” (1989) en el cual intenta ritmos como el merengue o la salsa con resultados novedosos pero a los que les falta ese “sabor” que debe tener la buena música caribeña. Otro proyecto interesante de Byrne es su papel de curador de varias colecciones de música brasileña, como “Brazil Classics”, una colección de canciones de artistas vanguardistas destacados, especialmente relacionados al movimiento “Tropicalia”. Estos discos son un aceptable punto de partida para un neófito mercado anglosajón interesado levemente en la música brasileña, pero podrían ser mejores con un poco más de conocimiento del músico sobre un mayor número de artistas de la escena del MPB (Música Popular Brasileña).
Los Talking Heads fueron incluidos en el Salón de la Fama del Rock en el año 2002 y si bien se reunieron para tocar unos cuantos temas, no hay reunión permanente ni tour en la mira inmediata. Por el momento Byrne sigue muy activo en el mundo de la música en colaboración con otros artistas y en el año 2012 saco el disco “Love This Giant” con la artista St. Vincent.
¿Cuál es la mejor canción de los Talking Heads, cuál es su mejor disco? Esas son preguntas difíciles de responder, pero no hay mejor forma de decidirlo que tomar sus discos y oírlos con atención. Sin duda será una actividad muy divertida y en el proceso descubriremos algunas de las mejores canciones de la historia.
Bruce Springsteen: Creador de retratos realistas de la Norte América profunda.
Por: Santiago Endara
“La mejor música está allí esencialmente para ayudarte a enfrentar al mundo” – Bruce Springsteen
”La fe ciega en los líderes o en cualquier otra cosa te matará” – Bruce Springsteen
Mejores Discos
Born To Run (1975)
Darkness On The Edge Of Town (1978)
Nebraska (1982)
Born In The USA (1984)
The Rising (2002)
Cronista social comprometido
Bruce Springsteen es un cantante y compositor que siempre ha tenido algo interesante que decir. Desde sus discos como cantautor estilo folk con mucho de Bob Dylan, hasta sus trabajos con un sonido épico y teatral, lo que siempre se ha mantenido firme es el compromiso por retratar y denunciar a una sociedad donde buena parte de sus habitantes se ven enfrentados a una vida difícil que no se asemeja en nada a ese concepto lejano y ajeno del sueño americano.
El sonido y las letras de Bruce Springsteen tienen sus raíces en ese idealismo de los años sesentas que buscaba un mundo mejor basado en una sociedad más justa y en un regreso a la vida comunitaria en armonía con la naturaleza. A diferencia de muchos artistas, que durante los años setentas nos ofrecieron una dosis de escapismo y quemeimportismo por el entorno, Bruce Springsteen se enfrascó casi en solitario en una cruzada quijotesca de denuncia de las desigualdades e injusticias de los Estados Unidos, un país que a través de los años se ha ido arrimando con mayor ahínco a una estratificación social más rígida en lugar de procurar ir hacia una sociedad más equitativa. Las denuncias de Springfield tienen el valor de venir desde una perspectiva autobiográfica basada en la realidad personal del autor y su vida en un pueblito pequeño enfrascado en una lucha desigual contra el olvido y la decadencia de la era post industrial.
Un estilo compositivo basado en la realidad personal
Hijo de un conductor de autobús de origen irlandés y de madre de origen ítalo-americano, Bruce Springsteen nació y creció en Freehold, New Jersey en 1949, en pleno apogeo del “Baby Boom”. A los 13 años consiguió su primera guitarra, lo cual sería un hecho que cambiaría su vida para siempre, ya que el instrumento se convirtió en su compañía, refugio y medio para canalizar sus ideas y su creatividad. A los 16 años comenzó a tocar en grupos locales y poco a poco se fue haciendo de un nombre propio en los circuitos rurales de su estado, hasta que en 1972 conoció a Mike Appel, quien se convertiría en su manager y conseguiría para Springsteen una audición con John Hammond, encargado de reclutar nuevos actos para Columbia Records. El ejecutivo de la disquera, quien también había descubierto a Bob Dylan y Aretha Franklin, no solo que se quedó impresionado con el talento y la energía de Springsteen, sino que lo calificaría como lo mejor que él había visto en 10 años, calificándolo como mucho mejor que Bob Dylan cuando este hizo su respectiva audición.
El punto vital de la composición de Springsteen es que, utilizando letras sinceras y emotivas, logra representar de forma acertada a los personajes comunes y sencillos de la clase trabajadora de los Estados Unidos, con su sinfín de ideales, logros, problemas y frustraciones.
Los primeros discos de Springsteen nos muestran a un artista todavía en proceso de formación y con una fuerte influencia de la canción social del folk de los años cincuenta y sesenta, pero que ya comienza a tener poco a poco un estilo propio que añade aires country y soul a un estilo de grabación que nos recuerda al muro de sonido hecho popular por Phil Spector.
Primeros pasos y discos vitales
Tras unos ambiciosos pero aun titubeantes primeros trabajos, los interesantes “Greetings From Ashbury Park, N.J.” (1973) y “The Wild, The Innocent and the E Street Shuffle” (1974), llegará en 1975 su primera obra maestra, el épico “Born to Run” donde las canciones alcanzan tanto en sus letras como en la instrumentación un nivel de dramatismo e importancia casi cinematográfica. Los temas de las canciones nos muestran frecuentemente a personajes enajenados con su entorno, muy “a lo Holden Caulfield” y en busca de una salida que se traduce en abandonar el pueblo donde han nacido o abandonar el estilo de vida que han elegido. Las excelentes canciones de “Born To Run” se van armando y preparando poco a poco hasta que en cierto momento determinado explotan llenas de emoción y épica ayudadas por la grandilocuente instrumentación que resulta especialmente emocionante por el gran sonido del saxofón de Clarence Clemons.
Si bien “Born To Run” se convirtió en un clásico instantáneo, aclamado por la crítica, el desempeño del disco en cuanto a ventas, si bien fue bueno, fue también mucho más moderado de lo que la disquera hubiese querido. Poco después del lanzamiento del disco, Springsteen se enteró que sus canciones no le pertenecían desde el punto de vista legal y se enfrascó en una contienda jurídica que tardaría varios años y pospondría su siguiente disco hasta 1978.
En 1978 finalmente llegó “Darkness At The Edge Of Town”, un excelente disco que continua tocando temas sociales como los pequeños combates ordinarios del día a día de los habitantes de esas zonas de los Estados Unidos que se enfrentaban a los grandes cambios de la matriz económica donde se estaba pasando de un modelo industrial a uno post industrial. La lucha de clases y la ambición de abandonar los pequeños pueblos por las grandes ciudades son dos de los temas que nos presenta “Darkness At The Edge Of Town” desde un ambiente más tranquilo y melancólico que su predecesor “Born To Run”.
Regreso a lo básico
“The River” (1980) nos lleva por varios estilos que no logran cuajar muy bien como una obra completa y el darse cunta de un cierto agotamiento de su estilo llevó a Springsteen a ensayar una nueva forma de aproximarse a las canciones en su trabajo posterior “Nebraska” de 1982. Este disco es una oscura obra de gran belleza acústica captado solo con una pequeña grabadora de 4 pistas que proyecta un sonido crudo y simple con canciones melancólicas que nos remiten a unos Estados Unidos taciturnos y polvorientos donde la soledad y el desencanto son más comunes que la vida feliz con familia y amigos en un país que vende esa imagen de bienestar a todo el mundo. Para quienes no gustan del sonido “Ópera Rock” de “Born To Run”, “Nebraska” es generalmente el disco favorito de Springsteen.
Éxito comercial, exposición masiva y conciertos de beneficencia
Tras la espartana producción de “Nebraska”, Springsteen retomó un sonido más pulido para su famosísimo “Born In The USA” (1984), álbum que vendió 15 millones de ejemplares solo en los Estados Unidos y que contiene varias canciones que se convirtieron en grandes éxitos comerciales. Debido a su carátula, un tanto de mal gusto, y por una mala interpretación del verdadero significado de la canción “Born In The USA”, este disco fue tomado como una obra de patrioterismo estadounidense, pero lo que realmente pretende “Born In The USA” es hacer una crítica frontal a la guerra de Vietnam y la desidia con la que el gobierno de los EE. UU. pagó a aquellos desafortunados que tuvieron que combatir en una guerra inútil más. Las otras canciones de “Born In The USA” se enmarcan también en el estilo de música protesta característica del compositor de New Jersey. Este disco puso a Springsteen de nuevo en el ojo del huracán y su autor se aprovechó de este éxito para sacar a relucir de nuevo su agenda política en base a conciertos benéficos y su destacada participación en la grabación de la canción “USA for Africa”.
A partir del éxito masivo de 1984, la segunda mitad de la década de los ochentas, Springfield se la pasa dando conciertos benéficos para obras sociales de todo tipo o relacionados con los derechos humanos. Toca en Alemania Oriental poco antes del derrumbe del muro de Berlín y encabeza la gira de Amnistía Internacional que entre otros países de habla hispana pasa por Argentina donde un Charly García desvariando como siempre le recuerda “Here in Argentina I am The Boss”
Búsqueda de nuevos medios y nuevos comentarios sobre nuestros días
Tras “Born In The USA”, los discos de Springsteen dejaron de tener el mismo brillo de antes. Posiblemente el éxito lo separó de esa realidad que había sabido retratar tan bien en sus discos anteriores. Unos cuantos discos sin mucho mérito son la producción entre 1984 y 1994, año en que vuelve a su forma y aporta la excelente canción “Streets of Philadelphia” a la película ganadora del Oscar “Philadelphia”. En 1995 lanza el disco “The Ghost of Tom Joad” cuya producción nos recuerda a la de “Nebraska” y cuya gira de promoción se dio en pequeños locales donde se podía lograr una atmósfera más íntima con el público.
Una nueva obra maestra llega en el 2002 con “The Rising” una observación poética y musical de los atentados del 9/11. Sin duda este disco es el que hace el comentario con mayor sentido y con más contenido de entre todos los artistas que intentaron abordar este tema después de los hechos. Springsteeen nos habla desde el punto de vista de un comentarista maduro y centrado que analiza de forma inteligente varios tópicos importantes relacionados a ese día trágico para el género humano.
Los últimos años han sido bastante activos para Springsteen quien ha lanzado un promedio de un disco cada dos años. Su vida personal ha sido privada y estable, consistente con su producción artística y si bien es cierto que su popularidad no es la de antes, también es cierto que su status como una de las leyendas vivientes de la música contemporánea está asegurado en la historia del rock.
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