Mientras que toda la comunidad hipster quiteña se rasgaba las vestiduras por perderse a ‘Ed’ Droste -vocalista de Grizzly Bear- tomar unas cervezas artesanales en el Bandidos, ocurría que en la misma ciudad y casi al mismo tiempo, el chileno Fernando Milagros llegaba...
Lado C
Café Tacvba: Una deuda de 8 años
Café Tacvba cumplió el sábado pasado 28 años como banda, un número nada memorable. No cumplieron 25 ni 30, cumplieron 28. Yo ya me olvidé de lo qué hice cuando tuve 28 años y eso que no fue hace mucho. Lo que sí me acuerdo es que un año antes Café Tacvba realizó una...
Ok Computer, 20 años no son nada: La disección ilustrada de un álbum icónico
"Fitter, happier..." Odié la primera vez que vi en MTV el video de ‘Paranoid Android’, en realidad ni lo vi detenidamente, tan solo supuse que era de alguna banda de esas que se querían dar de ‘originales’ con conceptos extraños. Tampoco sabía que se trataba de...
Las siete cadencias de Bowie: ‘La número cinco te hará llorar’
Lo primero que pensé a horas de la muerte de David Bowie fue: ‘Hay siete momentos en los que él me impactó en la vida’. Seguramente hay más, pero quise dejarlo en siete por ser un número vendedor.
No quiero hacer una de esas enumeraciones clásicas de página web contemporánea (‘la número cinco te hará llorar’), me basta con decir que ‘Modern Love’ ocupa ese primer momento en el que escuché al ‘extranjerito’ aquel de cabello súper rubio y pasito ochentero de moda.
Es la canción más popular de Bowie, por más de que se rasguen las vestiduras los ultrafanáticos; así como ‘Creep’ siempre será la más famosa de Radiohead o ‘Another brick in the Wall part 2’ la de Pink Floyd. Y claro, Bowie lo hizo todo, hasta tener una de esas ‘cheesy songs’ ultra pop.
Ah, casi lo olvido, yo era un niño de cinco años y la melodía me hacía delirar de la alegría; cuando busco un referente de baile ochentero no puedo pensar más que en aquellas imágenes del video. ‘Modern Love’ es canción obligatoria de todo ‘playlist’ arcaico de radio ecuatoriana que se respete.
Pasaron los años y MTV se volvió un canal ‘gratis’ en el espectro televisivo nacional. En plena adolescencia mía asoma David luego de tantos años y se pone a cantar ‘Little Wonder’, en un video de la genial Floria Sigismondi (la misma que le hizo a Marilyn Manson ‘The Beautiful People’).
Recuerdo claramente que Bowie decía en una entrevista “es música ‘jungle’, algo que escuché en las discos europeas, bla, bla, bla…”. ¿Qué cosita? ¿Jungle, qué diablos es eso y por qué me fascina tanto? Mientras todos hacían grunge, post grunge o brit pop, este tipo sale con ‘jungle’. Maldito genio, me hice fan instantáneamente.
Recuerdo otro día, ya había salido casi de la adolescencia, cuando mi hermana mayor me regala un disco ‘quemado’ por ella misma (costumbre hoy en día casi extinta), ahí dentro se encontraba ‘Space Oddity’. La escuché y me volví a enamorar del británico aquel de cabello perfecto. Esa guitarra acústica y la voz, que parecía despedirse melancólica y solemnemente, hicieron que no deje de repetir el tema por días, fue la primera vez que lo escuché a conciencia, pero debo confesar que la parte del saxo nunca me cuadró mucho, igual no me importó. Aquella ‘rareza espacial’ para mí es una de las mejores cosas que se han escrito a finales de los 60’.
Una noche, hace muchos años, me di cuenta de que ‘Under Pressure’ también la cantaba Bowie. El tema es de Queen pero la colaboración del ‘Duque blanco’ siempre me da escalofríos. Sobre todo ese coro final que es indescriptible, donde se escucha la parte en la que, por tomar aire, se retrasa una milésima de segundo del compás. “Cause love’s such an old-fashioned word… and…”
Soy fan de Arcade Fire y sucede que casualmente una tarde me entero, gracias a mi amigo Roberto Ramírez Paredes (el tipo más fan de Bowie que conozco y que le gusta que lo nombren por los dos apellidos), que en la canción ‘Reflektor’, de la banda canadiense antes mencionada, hay una pequeña colaboración del fallecido héroe de esta crónica. “Thought you were praying to the resurrector. Turns out it was just a reflector”. Ese tema nunca más me sonó igual, siempre espero aquella estrofa impaciente y emocionado.
En 2013 se publica ‘The Next Day’, un disco que -luego de una década de creer que Bowie nunca más iba a grabar álbumes de estudio- nos sorprendió a todos. La canción, que lleva el mismo nombre del CD, tan solo me envuelve en una especie de ganas de bailar y mover la cabeza mientras en el videoclip veo a un Bowie que emula a Jesucristo y su ‘ascensión’ a los cielos, terminando con la frase “thank you everybody”.
Finalmente ‘Blackstar’, su última producción de estudio, puso a circular en las redes sociales ‘Lazarus’, el video donde nadie se dio cuenta de que el ícono musical se estaba despidiendo. Todos estábamos embelesados de ver y escuchar algo nuevo del ‘camaleón’ y, en nuestra ‘borrachera auditiva’, no percibimos el adiós que se materializaría tres días después.
Claro, letra e imágenes luego tomaron sentido, un sentido macabro, artístico y hermoso, propios de una leyenda que no supo hacer otra cosa de su vida que un extendido performance, hasta después de su muerte.
Hoy, me acabo de enterar de que Bowie lanzará progresivamente en el futuro cinco canciones nuevas, la primera en 2017. El tipo sabe que aún no puede irse de este mundo, no del todo.
La Máquina Camaleón: Un camuflaje que va del rojo al ultravioleta
Le espero para la entrevista, no llega. Felipe Andrés ‘María’ Lizarzaburu, vocalista de La Máquina Camaleón, parece ser de esos que piensan que el reloj solo es una aplicación obsoleta de los celulares que pasó de moda en los noventas. El camarógrafo con el que fui le quiere asesinar, se desespera y se va súper cabreado a sus otras coberturas y me hace prometer que le mande al diablo por demorarse. Nunca lo hice.
Felipe entra a la oficina, saluda y se sienta como si no hubiera pasado nada. Yo estoy al frente pensando en aquel dólar con 75 centavos que me cobró el taxista y que me hubiera ahorrado de no haber pensado que ya me atrasaba.
Empezamos a conversar, mi duda del peculiar nombre de la banda se despeja. “Al inicio íbamos a ser Camaleón -cuenta Felipe- pero luego vi que estábamos tan metidos entre máquinas que…”, claramente este detalle se complementó con la primera idea. La Máquina Camaleón usa muchos ‘aparatejos’, pedaleras, distorsiones y qué se yo que otras cosas más.
Lizarzaburu me explica que todo comenzó hace un par de años, cuando estaba estudiando música en Argentina, desde allí ya compuso la mayor parte de su primer disco: ‘Roja’. Luego vino a Ecuador y lo grabó en un estudio por Guápulo en poco tiempo y de forma un tanto casera.
La horda de chamos que La Máquina convoca es impresionante, talvez se deba a que algunos integrantes son mucho más jóvenes, Felipe me corrobora esta hipótesis ya que Martín Flies, el menor de la banda, solo tiene 16 años.
Los Camaleones están ‘pegando’ bastante y no se han dormido en aquella ‘famita local’ que suele destruir a las bandas antes de que salgan de su zona de confort; la semana pasada estuvieron en Bogotá y Cali, en otros festivales, luego de ‘graduarse’ del Quitofest. Vi las fotos en Facebook y parece que les fue de lujo.
El ‘frontman’ camaleónico también me contó que el próximo disco se llamará ‘Amarilla’, el espectro de la luz que va del rojo al ultravioleta será el determinante para los nombres de los siguientes discos de este quinteto, me asegura Felipe. Por deducción, supongo que un posible tercer álbum tendrá tonalidades verdes aunque, paradójicamente, pienso que será un trabajo más maduro…
VAQuitofest: Los treintañeros aún hacen buen mosh
Atari Teenage Riot fue mi pretexto perfecto para volver al Quitofest, así lo sentí desde que se anunció a la banda alemana. Nunca pensé o me imaginé que los vería en vivo, tampoco era esa mi meta en la vida pero fue una agradable sorpresa. Atari es de esas bandas que algún pana te presenta un día y te parece increíble, pero no más, no te imaginas verlos en Quito o ¿es que alguien se lo pensó alguna vez?
Bueno, los Atari no fueron lo mejor de la jornada, ni A.N.I.M.A.L., ni Pericos, ni La Máquina… fue la gente, la gente que otra vez vi prendida, con esos ánimos especiales y ganas de cantar que antaño había visto en el festival.
Cuando llegué (un chance tarde por culpa de un delicioso viche mixto) estaban tocando Los Pericos, me habían dicho que aquel probablemente sería el momento de más asistencia de público, ya que varias generaciones se unirían para ver a los noventeros pioneros del reggae en Latinoamérica, y no se equivocaron. Había gente cantanto ‘Waiting for your love’ hasta el sector donde vendían hot-dogs sin necesidad de las molestosas fichas.
Nunca le pregunté nada a Los Pericos en la rueda de prensa, Nata Cassette se encargó de darles unos pristiños, al buen estilo de ‘En corto’ (Teleamazonas), creo que eso me quitó un poquito las ganas de hacer preguntas… y comer pristiños.
Lo bueno de ser prensa es que te ponen en primera fila, en la ‘jaula’ Vip, pero lo mejor de eso es cuando, en aquel rincón, periodistas, camarógrafos, bandas invitadas y full colados, se arman un mosh tan cabrón que tienes que pensártelo dos veces antes de decidir entrar a dar ‘puñete al aire’; eso o tratar de escapar cuando un man se aferra de ti y te ubica en medio del audaz pogo.
El Quitofest del sábado fue un éxito y gustó, lo sé porque al día siguiente todos, hasta los más insospechados seres amantes de Daddy Yankee, sabían lo que significaban las siglas de A.N.I.M.A.L. y lo publicaban orgullosísimos en Facebook, lo cual es paradójico ya que un par de cuadras más abajo, en otro parque, una gran reunión de Indígenas ecuatorianos se retiraba hacia sus tierras luego de que fueran Acosados por ‘cierto gobierno’ al querer Luchar.
Llévate todo, menos Radiohead: La importancia de la música al momento del ‘choreo’
Nunca estás preparado cuando te asaltan, a mí lo que más me duele es perder música y que se te lleven algún aparatejo donde escuchas canciones, eso es lo peor. Por coincidencia en mi primer y mi último asalto estaba escuchando Radiohead.
La primera vez fue hace más de quince años, tenía un walkman, de esos que ahora están en los museos, dentro llevaba un cassette con una copia del ‘The bends‘. Me parece que andaba escuchando ‘My iron lung‘, cuando en eso se acercan dos tipos, me rodean y me dicen: «Dame todo o te disparo con el arma que tengo en el bolsillo». Yo, chamo gil, le creí y no atiné más que decirle con tono conciliador: «Llévate todo, menos Radiohead» y saqué el cassette. «Un triunfo para mí», pensé aquel día, aunque la rabia no me pasó en un par de semanas. Hasta ahora conservo esa grabación.
La última vez fue hace un par de días, los tiempos han cambiado y yo venía con un ipod (de esos chiquitos con pantalla táctil, lindo era). Caminaba escuchando ‘Let down‘, ese temazo del ‘Ok computer‘ que habla de medios de transporte y bichos aplastados. Otros dos tipos me rodean y uno saca un arma, ahora sí la vi, ya no soy un chamo gil (creo) y me pidió el ipod, esta vez no pude decirle «llévate todo, menos Radiohead», sacar música de un ipod conlleva un proceso más complejo que sacar un cassette de cinta magnética de un walkman.
Curiosamente, minutos antes del asalto había pensado: “Si me roban hoy, que sea al menos escuchando buena música”. Y así fue: lo último que escuché de aquel ipod fue la frase “let down and hanging around, crushed like a bug in the ground”*, que es como te quedas cuando te roban y se llevan tu música (y todo lo demás que traías encima, claro). Espero que a alguien le sirva ese compilado de buenas canciones; yo, por mi parte, seguiré haciendo otros.
*Decepcionado y esperando, aplastado como un bicho en la tierra.
¡Aquí, escuchando basura!
‘I’m only happy when it rains’… Me encanta esa canción, me encantó desde el primer momento. Yo era un chamo, ahí, frente al televisor, viendo en video a una chica entre sexy y mala, entre enojada y feliz, entre tres viejos productores que la rodeaban mientras desenmarañaban metros y metros de cinta de grabación; todo era perfecto, la música, la lluvia, el sarcasmo, la ironía y la voz de Shirley Manson diciéndote que es la chica perfecta para un adolescente fanático del rock alternativo ‘noventero’ y Beavis and Butthead.
Empezó a llover en Quito y esta canción, interpretada por Garbage, parece perfecta para escucharla una y otra vez, claro que el grupo tiene más ‘exitazos bailables’ como ‘Queer’, ‘Stupid girl’ o ‘Milk’, canciones que van acorde a un clima frío como el que estamos disfrutando últimamente en la capital.
Y digo disfrutando sin ser sarcástico porque en realidad me gusta mucho el clima. Ya era hora de que caiga agua, tanto solazo me estaba dando migrañas pero la gente siempre buscará de qué quejarse. Ahora solo se quejan por la lluvia y el frío, antes se quejaban del sol.
Talvez no sea queja del clima, talvez tan solo sea que la gente ya no tiene nada más de qué hablar. Si no tiene tema de conversación, le aconsejo a usted, señora o señor, escuche música, póngase un buen playlist. Yo sugiero para estos días toda la discografía de Garbage. Sí, la banda no se ha separado (son los mismos cuatro de siempre) y su última producción de 2012 es buenísima (‘Not your kind of people’ es mi favorita), no han perdido el toque y ya se reunieron a grabar un sexto álbum.