Nada me emociona tanto como pensar que viene una ‘bandota’, de esas que tocaban en los noventas y con las que uno soñaba estar en primera fila, saltando al unísono con todos esos que salían gritando en algún programa olvidado de MTV.
Lo impensable que fue ver algún día a Paul McCartney cantar en directo en esta ciudad llena de iglesias, tecnocumbia y hipsters bailando salsa, demostró que los tiempos han cambiado o que Paul no quiso irse de este mundo sin haber tenido el gusto de tocar en aquel lugar común conocido como ‘Carita de Dios’… “¡en tu cara, Dios!”, le diría el ‘bitle’ una vez llegado al cielo de los músicos.
Me estoy desviando del tema. Últimamente los rumores de que vienen más ‘bandotas’ no se han hecho esperar, desde los Rolling hasta Coldplay; desde Bruno Mars, hasta Rihanna; desde Bacilos hasta Elvis Crespo, ya todo parecería posible luego de la llegada del McCartney.
Yo sueño con que venga Radiohead pero creo que antes vendría John Lennon y la Plastic Ono Band… en fin, el último chisme del que me enteré fue que vendrían los Chili Peppers para Fiestas de Quito.
Y yo sigo pensando en que la emoción de la venida de una nueva banda a esta ciudad aún no se me ha ido, aunque también es emocionante cuando el rumor es que llegarán a algún país cercano al nuestro.
Esa posibilidad de armar el plan para viajar y recolectar hasta el último centavo para poder pararme en una desbocada primera fila junto con otros nómadas ‘groupies’ me emociona tanto como saber que Anthony Kiedis se pondrá a cantar descamisado sobre algún escenario del Bicentenario o La Carolina.
Habrá que esperar, capaz nunca vengan pero quiero que vengan y pensar en que un día los Chili se encontrarán con Paul y digan al unísono: “¡en tu cara, Dios!”.