La Santa Fanesca es una gozada. Te mantiene prendido todo el tiempo, te lleva por caminos lo suficientemente profanos como para desear más y más, e ir por un poco más.
Pero no todo es baile. Y me van a decir aguafiestas, por, eso lo dejo para después.
Lo bueno: Casi todo. Es un disco al que es difícil encontrarle un clímax, porque está tirando hacia arriba todo el tiempo, te pone a bailar, y a bailar bien, a sudar con ganas y a dejarlo todo en una zapateada de esas que se recuerdan por años, especialmente cuando la fiesta escasea. Entonces si, podemos decir que el disco es un orgasmo largo, convulso, divertido y satisfactorio.
Más cosas buenas… Voces logradas con timbres frescos, letras que van del mantra caribeño al nacionalismo inteligente, suficientemente bien armadas, y ligeras a la vez. Punto a favor. Y claro, harto flow del bien jalado en el rapeadito masculino. Agrada.
La instrumentación es caliente, llena, y bastante rockera para un disco tan dance. Los arreglos son diversos, delicados y colocados en los momentos justos. Los vocales se complementan y llevan la estructura de las canciones impecablemente, lo que es novedad en la música nacional, que justamente se caracteriza por esa carencia vocal y melódica que ya es casi endémica. Aunque eso parece estar cambiando de a pocos.
No se si hay un tema sobre el que gira el asunto, diría que es «Grita Pregonero», pero no me consta. Podemos acordar que hay un equilibrio que mantiene el disco bastante más que a flote.
Un trabajo ambicioso que va por toda la festividad habida y por haber, Bomba, Marimba, Cumbia, Dancefloor y Rocksito, de hecho, a uno le hace sentirse alienado e ignorante y con deseos de aprender sobre todos esos ritmos latinos, nunca bien ponderados (por uno al menos), curiosidad que es un verdadero logro en mi caso, que he tendido a llevar mis gustos siempre a otros mares más grises y fríos.
Lo malo: que a pesar de todas sus virtudes, le falta algo de personalidad y convicción para ganarles la partida a ciertos referentes demasiado presentes en este trabajo, como Calle 13 o Bomba Estereo. Lo siento, pero estas influencias se dejan sentir demasiado fuerte y eso desvirtúa un poquito a esta bien fundamentado y barroca construcción sonora. Quizá su único punto de perdida. A veces uno se pregunta si este tipo de influencias son las que van a generar bandas que remplazen al anacrónico y dominante ska andino… Si es así, tal vez no sea tan malo, si tienen la misma calidad de los Monks, hasta sería de agradecer. Pero ya es necesario despegar y armarse discursos propios de una forma un poco más categórica.
Por mi lado, lo malo, es haberme perdido el desarrollo de esta banda… Solo les he podido ver cancheros, buenos y sabiendo lo que hacen. Quisiera haberles visto evolucionar y crecer, asumo que hubiera bailado y farreado bastante más. Solo no fue.
Nada más que decir, de un disco que me ha dado ganas de poner ya en un par de pachangas caseras.