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BLOG | Los Pescados – Cuenca / El Camello

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Cuenca

Por Juan Fernando Andrade

Esta canción salió durante un jamming eterno en el cuarto de ensayo de las Vírgenes Violadoras, la banda post-punk guayaquileña. Supongo que estábamos preparando algún concierto porque habíamos pasado varios días yendo a esa guarida húmeda en el centro, reencontrándonos con el repertorio y con nosotros mismos.

Yo soy muy básico y no tengo problema con tocar la misma canción todo el día si hace falta: creo sin reservas en el arte de la repetición. Nelson, en cambio, necesita cambiar de frecuencia cada tanto y a veces, sin que haga falta anunciarlo, improvisa entre canciones para romper el rigor del ensayo. Durante esas improvisaciones yo trato de descubrir a tientas por dónde va la cosa y hacerme un lugar dentro de la idea. Por lo general tocamos sin mirarnos, tratando de presentir las variaciones (muchas de ellas totalmente predecibles en el lenguaje de la banda), y sólo cuando hemos encontrado un interés común entre la guitarra y la batería alzamos la frente, nos miramos y decimos esto está bacán, ¿qué sigue?

Así, después de cinco o diez o puede que hayan sido incluso quince minutos dando vueltas por todas partes, frenando y acelerando, dimos con la sección dance de la canción y el resto, intuyo, fue buscarle un cuerpo más rockero a esa extremidad casi techno. En el resultado se mezclan las estrofas con onda Foo Fighters, el coro noventero con arpegio y agresión, un paréntesis corto y pesado que Toño Cepeda, el productor, tuvo a bien llamar “esa parte Black Sabbath” y el final embalado que es prácticamente un plagio de los últimos treinta segundos de Review Mirror, una canción de Pearl Jam que tocábamos cuando estábamos en el colegio.

Antes de entrar al estudio, Toño nos obligó –gracias al cielo– a grabar ensayos para pre-producir las canciones. Desde entonces supimos que Cuenca tendría más trucos que cualquier otra. Queríamos que cada parte tuviese muy clara su identidad, doblar varias guitarras para endurecer las estrofas y jugar con sintetizadores para reproducir la sensación térmica de una disco en ebullición. Nelson tuvo que abandonar su método usual de trabajo, tocar notas graves y agudas al mismo tiempo, para grabar todo por separado y rearmarse como guitarrista en la mezcla. Grabar es como desdoblarse, bajarse del escenario, abrirse de la tocada, y verse a uno mismo con los ojos de otro.

La letra la escribimos en Portoviejo, al regreso de un concierto con Los Niñosaurios en Cuenca. Fue una noche memorable. Tocamos al aire libre y la plaza estaba llena. Tomamos pecho amarillo para calentar y en el after que se prolongó hasta el amanecer hubo almas caritativas que repartieron ácido, Dios las bendiga. Cuenca es una de nuestras ciudades favoritas, la gente que va a las tocadas realmente escucha, realmente aprecia, y está pendiente del trabajo que cada banda haga entre show y show. Por debajo de ese manto conservador cosido con retazos de alcurnia y buenas costumbres está la ciudad de la furia, un lugar que se quema y que siempre tendrá una nueva canción para mostrarte. Nuestros amigos cuencanos que son músicos tienen como tres bandas por cabeza, cada una en un género distinto, y uno puede atravesar la madrugada hablando de música.

Quisimos escribir una canción sobre los días on the road, sobre el jet lag de vuelo doméstico producido por la falta de sueño, la acumulación de kilómetros y los excesos del cliché. Esa casa con minibar de la que hablamos es el Hotel Cordero y nuestros vecinos son Los Niñosaurios. No puedo entrar en detalles porque ni yo estoy para contarlo ni mucho menos ustedes para saberlo. Cuenca era una fiesta.

CUENCA

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Concierto: Solo los fuertes sobreviven IV

G3 Records presenta la cuarta edición de Solo los fuertes sobreviven, concierto que contará con Grito, la lengedaria banda de hardcore de Medellín, junto a los los mejores exponentes del hardcore y rap de Ecuador. Solo los fuertes sobreviven, se realizará el sábado 24 de noviembre a partir de las 10h00 en el Centro Cultural El Aguijón (Reina Victoria y Calama).

Bandas Confirmadas / Solo los fuertes sobreviven IV:

Grito (Medellín – Colombia)
Punto De Encaje  (Quito)
G.O.E  (Guayaquil)
Guanaco Mc (Ambato)
Custodia (Quito)
Sarcoma (Quito)
Cabal (Ibarra)
Rima Roja En Venus (Quito)
Mal Común (Quito)
Reasons To Return (Guayaquil)
Oponente Interno (Quito)
Clo Sísmico (Quito)
Decisión (Quito)
Instinto (Quito)

SOLO LOS FUERTES SOBREVIVEN IV

Lugar: El Aguijón, Reina Victoria y Calama
Fecha: Sábado 24 de noviembre de 2012
Bandas: Grito, Punto De Encaje, G.O.E, Guanaco Mc, Custodia, Sarcoma, Cabal, Rima Roja En Venus, Mal Común, Reasons To Return, Oponente Interno, Clo Sísmico, Decisión y Instinto.
Hora: 10h00 a las 22h00
Valor: 10 usd

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Escucha el nuevo EP de How To Destroy Angels

Trent Reznor sigue haciendo noticia, primero con el anuncio del regreso de Nine Inch Nails y ahora con el lanzamiento de An Omen, lo nuevo de su proyecto How To Destroy Angels.

Este es el primer lanzamiento de la banda con la reciente incorporación de Rob Sheridan. El EP de seis temas estará disponible desde el 13 de noviembre vía Columbia Recrods. Gracias a The Hype Machine podemos escuchar en streaming el nuevo trabajo:

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BLOG | Bandas Recomendadas / Por Oscar Molina

Revisa cada semana la selección de nuevas bandas que el staff de Plan Arteria y varios colaboradores invitados te recomiendan.

 ALT – J | Inglaterra

Sin apresurarte. Espera hasta escuchar el disco. Opina después de repetir ese temazo que es Tesellate. Delibera si es cierto o no que estos cuatros británicos son los nuevos Radiohead o tal vez es un criterio precoz, demasiado precoz. Mira Something good: el videoclip que te abrirá la boca más que un dentista. Busca en la web An awesome wave, el trébol de cuatro hojas en la escena músical 2012. La rehabilitación vendrá después.

CITIZENS! |  Inglaterra

Tienen caras de ser hijos de papi. Es la primera impresión y, por supuesto, no cuenta. Citizens es un nuevo y amigable grupo londinense (el pop, claro, tiene esa facultad). No son nada del otro mundo, pero tampoco de este, del actual. Alex Kapranos, vocalista de Franz Ferdinand, produjo su primer disco. Los medios especializados los catalogan como electrónicos, glam y funk. Para mí son fun. Diversión, pura y liberadora diversión.

THIAGO PETHIT | Brasil

Mejor no gasto palabras y ustedes tiempo. Pethit, está clarísimo, es el nuevo genio musical brasileño (bueno, el criterio de un fan no es de lo más confiable). Reservémosle, hoy y siempre, un merecido espacio en nuestras listas de reproducción.

Por: Oscar Molina @oscar0925

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BLOG | Los Pescados – Blues / El Camello

Blues

Por Juan Fernando Andrade

A finales de los noventa salimos del colegio y con ello acabó una larga temporada en bandas de covers en lo absoluto exitosas o populares. Nelson y yo nos fuimos cada cual por su lado y no volvimos a tocar juntos sino hasta uno o dos años después, cuando nos encontramos en Quito, ya en la universidad. Sin que pueda explicar cómo o por qué, ambos habíamos llenado parte de ese tiempo descubriendo y escuchando discos de blues.

La primera banda que tuvimos en la capital, junto a otros dos músicos portovejenses, se llamaba Vereda Blues y en principio se dedicaría exclusivamente a blusear. Eso nunca pasó. Enseguida nos convertimos en una banda de rock clásico que tocaba un blues muy de vez en cuando (Red House, de Hendrix, era mi preferido), pero desde ahí, intuyo, desde ese aterrizaje y esas tocadas en las que conocimos gente que tenía muchos más discos de los que teníamos nosotros –muchos de ellos discos de blues– nos quedamos con la pica.

Blues, la tercera rola de Por la boca muere el Pez, es al mismo tiempo una canción reciclada y una venganza. Canción reciclada porque se originó de otra que nunca pudimos terminar y que, en cámara lenta, era un blues perfecto. Y venganza porque ya lo habíamos intentado varias veces y en todas habíamos fracasado miserablemente. Lo más cercano a un blues que habíamos hecho era Descompuesto, un tema de nuestro primer álbum con el que solemos cerrar los conciertos. Ese empezó como un blues pero ya en el coro se transformó en otra cosa. Y quizás lo único que conservó fue la idea de repetir la misma estrofa dos veces, como en un blues de los viejos-viejos.

Para tocar blues tuvimos que librarnos de casi todas las vanidades musicales y respetar la voluntad de la médula, convencidos de que entre esas pocas notas podíamos meter varias de nuestras intenciones como banda. El blues, nos consta, se daña cuando se complica y hay que estar muy seguro de ti mismo –moral y psicológicamente– para sostenerlo por más de un minuto. La sencillez es más fácil de apreciar que de ejecutar, tomarla entre las manos es complicado porque uno quiere lucirse y en el blues, en el blues que nos interesa, el que se tiene que lucir no es el músico sino el feeling.

La música salió en media hora o menos, incluida esa sección antes del coro en que la guitarra se toma el escenario con una frase que sí, bien podría estar en una canción de cuna, pero también en el convertible que manejan los payasos asesinos del buen Rob Zombie. La letra tardó un poco más y el proceso fue completamente ajeno a nuestra rutina. Pensamos el blues como una versión del pasillo, un pasillo torturado y sangrante, una historia de humillación pública que se contagiara como un virus entre los testigos del crimen. Y escribimos cosas que, sospecho, jamás diríamos, cosas que ojalá y algún día se griten en una cantina con lodo en el piso y licor seco en las meses pegajosas, al final de un pueblo ranchero hundido en lo más profundo del monte.

Las imágenes en los versos son bastante claras y nuestra intención nunca fue que tuvieran doble sentido, mensajes ocultos o lecturas transversales. El blues te la canta como es y quizás por eso no habíamos podido componer uno decente hasta ahora: recién estamos aprendiendo a decir la verdad. Cero huevadas. Blues power.

BLUES

Dame un hueso de tu mano
Grito tu nombre por todos lados
Pero no vienes
Estás de compras en la iglesia
Salva mi alma
Dame un cuerpo para usarla

Como un enfermo voy por la calle
Contagiado y con hambre
Pero no vienes
Estás de compras en la iglesia
Salva mi alma
Dame un cuerpo para usarla

Estoy muriendo
A tu lado sin ti

Dame un hueso de tu mano
Grito tu nombre por todos lados
Pero no vienes
Estás de compras en la iglesia
Salva mi alma
Dame un cuerpo para usarla

A tu lado sin ti

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BLOG | Bandas Recomendadas / Por Carlo Ruíz

Revisa cada semana la selección de nuevas bandas que el staff de Plan Arteria y varios colaboradores invitados te recomiendan.

LAS AMIGAS DE NADIE | Perú

Este quinteto de limeñas hace música desde el 2010. Para el 2012, nos acaban de enviar su material nuevo Sincronía, que estará próximamente «al aire» en la red. Su estilo nos trae una mezcla de sonidos en donde se reconocen sonidos que nos recuerdan a bandas como Telepopmusik. Las Amigas de Nadie generan una propuesta muy interesante de pop, en donde uno se puede arriesgar a decir que así sonaría Julieta Venegas si se hubiera mantenido haciendo cosas interesantes: uso ingenioso de voces, instrumentaciones muy atmosféricas que envuelven confortablemente al escucha en donde se reconocen hasta influencias de Radiohead. No se pierdan el Tema Espirales y su curioso video, que están geniales.

LOS CORRIENTES | Ecuador

Esta banda guayaquileña a la que tuve la oportunidad de entrevistar hace poco tiempo, nos trae una propuesta que podría definirse como la banda sonora de Guayaquil. En sus canciones encontramos muchas historias urbanas escritas inteligentemente, que escapan al chiché facilista y optan por cantarle a sus habitantes las plenas con explicit lyrics y todo. Los Corrientes tienen su música disponible en Internet a través de sets que publican periódicamente, en donde nos encontraremos con una mezcla de rap, rock, cumbia, salsa, entre otros.

SUZANNA CHOFFEL | EEUU

En un mundo en donde hay tantas y excelentes vocalistas femeninas, la tarea de encontrar algo distinto y especial se hace una tarea muy difícil. Uno de estos descubrimientos afortunados ha sido la música de la norteamericana Suzanna Choffel, que con una voz ligeramente ronca y dulce a la vez nos regala un pop muy muy interesante en donde las letras y los arreglos son innovadores e interesantes.

Por: Carlo Ruíz | @escuchaestoEC

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El mundo paralelo de la música / Por Rocío Carpio

Alguien decía que en Quito levantas una piedra y encuentras un músico. La afirmación no resulta traída de los cabellos si abrimos la página de eventos de Facebook en una semana cualquiera de verano, y analizamos la oferta: por lo menos ocho conciertos condensados en tres días, en géneros que por supuesto van en directa relación con el círculo en el que uno se mueva. Esto quiere decir  que es muy probable que la oferta se triplique (o más) si pensamos que en la ciudad conviven distintas tendencias, usos y prácticas. La cifra no es despreciable.

La escena musical en Quito es diversa, y todo indica que con el paso de los años la escena se va ampliando y cada vez incluye propuestas novedosas para el medio. Apenas seis años atrás escuchar ópera en Quito era un evento extraordinario –por poner un ejemplo. Hoy en día ya se han montado obras líricas mundiales y laboriosos musicales tipo Broadway con personal exclusivamente nacional. Pero antes de pensar en espacios de difusión de lo que está considerado como música seria o académica, entremos en la génesis de la esfera musical de la ciudad.

Quito tiene una enorme tradición melódica. Poco registro hay de etapas anteriores a la República, pero se sabe que la música sacra y la popular de raíces indígenas o de tradición española era lo que se interpretaba mayormente. Ya en la etapa republicana, lo civil y lo festivo priman: pasacalles, aires típicos, valses, por un lado y por otro bandas de pueblo, hijas de las bandas militares de la Independencia.

Hasta bastante entrados los 1900, la formación musical en la ciudad era empírica y se daba informalmente, bajo el esquema maestro-aprendiz. No es hasta 1870, cuando se funda el Conservatorio Nacional de Música, que empiezan a formarse músicos académicos. La aventura duró siete años, pues Ignacio de Veintimilla lo cierra en 1877 debido a la falta de recursos económicos. Desde 1904, año en el que Eloy Alfaro lo reinagura, empieza la historia continua del Conservatorio, la cual coincide con el despunte del ritmo nacional característico del siglo XX: el pasillo.

Hasta la primera mitad del siglo XX las generaciones de músicos populares se abanderan del pasillo y se crea un verdadero movimiento de música nacional que empieza a perder fuerza en los años setenta de siglo pasado, cuando ritmos foráneos empiezan a calar en una ciudad que de repente presenta un crecimiento acelerado y un inevitable intercambio con el mundo.

Aunque entre los sesentas y setentas el rock hace su aparición –y también la música protesta latinoamericana–, otros ritmos conviven en espacios selectos desde hace varias décadas. La masificación de lo que podría agruparse como música urbana empieza en los ochentas, tiene su fuerza en los noventas y defi-nitivamente presenta un enorme crecimiento en la entrada del siglo XXI. La cantidad de músicos y agrupaciones que existe hoy en día en el Distrito Metropolitano es incontable. Aún si solo nos centramos en aquella que, siendo popular, no cabe dentro de la canasta de la música comercial.

¿Cómo se hace un músico en Quito?

Hoy en Quito, como toda metrópoli, conviven varios escenarios y propuestas musicales. El pasillo y la música popular, aunque con marcado declive en los setentas, nunca ha desparecido, y en los últimos años ha experimentado un renacer con jóvenes intérpretes que han socializado estos ritmos entre las nuevas generaciones (Los Hermanos Núñez, por ejemplo). A la par, surge un movimiento alterno de músicos que vienen de escuelas como el jazz, el blues o el rock, y que presentan renovadas propuestas mestizas, como es el caso de María Tejada, Álex Alvear o Carlos Grijalva.

Estos músicos pertenecen a una generación que sin dedicarse a la música académica, provienen de espacios formales de formación musical. Durante muchos años, el músico de ritmos populares se preparaba espontáneamente: clases privadas si había cómo, y mucho de aprender en el camino. El Conservatorio Nacional y unos pocos conservatorios o escuelas privadas eran los espacios de aprendizaje más comunes desde lo académico. Hoy la cosa es diferente.

La música popular y urbana ha dejado de ser un hobby para convertirse en una carrera profesional. Es el caso del Instituto de Música Contemporánea de la Universidad San Francisco de Quito, que funciona desde hace 13 años, y que tiene convenio con el Berklee College of Music, en California.   Igualmente, la UDLA ofrece una licenciatura de cuatro años en música.

“En los músicos locales, hay de todo: académicos, autodidactas… Pero la nueva camada viene  mucho más preparada”, explica José Fabara, integrante de la Rocola Bacalao, banda de ska fusión. Fabián Romero, músico y productor musical, opina que “somos autodidactas entre comillas, la mayoría ha tomado clases por aquí y por allá, sin una titulación profesional, pero con un gran conocimiento transmitido oralmente. Lo de autodidacta más bien lo aplicaría a las ganas de entender y analizar cómo funciona la música, sea el estilo que sea”.

Además del estudio puro de música, algunos institutos ofrecen carreras como sonido, diseño y producción de audio e incluso arreglos musicales, como es el caso del Instituto de Artes Visuales de Quito IAVQ. En conclusión, cada vez son más los espacios de formación, pero ¿existe un mercado para todas estas propuestas que se van solidificando? ¿Cómo se financia la música en Quito?

La autogestión es todo

La música masiva y comercial tiene otros canales de difusión y financiamiento y, por lo tanto, un mercado distinto. Entre la gestión privada empresarial que generalmente apuesta por productos extranjeros y el músico que literalmente se las busca, hay una enorme y obvia diferencia. Para Diego Falconí, radiodifusor y conductor del programa Área 51 de Radio Visión, existe demasiada autogestión en la escena “independiente”, que es básicamente la mayoría: “Desde mediados del 2005 para arriba, las bandas cada vez han tenido más fuerza para autopromover la producción de sus discos, los conciertos”.

Falconí cree que la autogestión finalmente resulta un problema, pues muchos terminan desistiendo por falta de apoyo. “Hace falta auspicio de la empresa privada y generar buenas estrategias comerciales”. Entre esa sensación de que la empresa privada ha empezado a quitar el apoyo a la difusión de la música está quizás la idea de que las instituciones públicas se han convertido en las grandes financiadoras de las artes en general.

Conciertos masivos como el QuitoFest, el Ecuador Jazz o la Semana del Rock tienen auspicios públicos, pero también están otro tipo de eventos como la Fiesta de la Música o el reciente Music Lab Festival, que se gestionan con auspicios y fondos privados también. Para Fabián Romero, la autogestión muchas veces puede volverse un problema porque un músico debería dedicarse a la música, ya que “hay gente que se ha preparado específicamente para eso y muchas veces los músicos no tenemos ese conocimiento”. Él personalmente financia sus proyectos musicales con trabajos relacionados como elaboración de bandas sonoras para obras de teatro, sonido para video, y dictando talleres de música y producción.

En la otra orilla, José Fabara defiende la autogestión pues “aunque demanda harto trabajo, es la única manera de mantenerse independiente. A nosotros nos ha funcionado durante 13 años”. Eso sí, cree que hay que estar muy bien organizado, “saber cómo armar una propuesta, qué ofrecer a un auspiciante, cumplir los acuerdos”. La idea de todo músico es lograr generar ingresos a partir de su trabajo, por eso muchos, como la Rocola, también se financian con la venta de discos, camisetas, afiches, y por supuesto, entradas a conciertos.

Lo difícil es hallar un público objetivo para su producción, dado que al ser ya un mercado pequeño demográficamente hablando, son pocos los pedazos del pastel disponibles. Entonces, ¿cómo hacen los músicos para hallar un público y difundir su trabajo?

Estrategias de difusión

Por el momento que se vive, el principal canal de socialización de la música hoy en día son las redes sociales y la Internet. Allí se anuncian conciertos y se difunden las nuevas propuestas. Además de los ya tradicionales Youtube y My Space, nuevos sitios como Reverbnation y Soundcloud permiten a los internautas escuchar bandas locales. El ya clásico evento de Facebook, es hoy por hoy la principal vía para dar a conocer conciertos pequeños en bares y discotecas.

Quienes se dedican a la música generalmente tienen sus propias páginas en redes sociales y lo complementan con las páginas web. Otros espacios importantes pero no muy masivos, son publicaciones especializadas virtuales como Plan Arteria, Telón de acero, Ecuarock, etc. Igualmente, hay páginas web que promocionan conciertos exclusivamente como conciertosytocadas.com o tocadas.com.

El mundo en la red tiene su propio acelerado ritmo, pero para Diego Falconí, se trata simplemente de herramientas, ya que considera que las redes sociales no son un medio de comunicación. Él cree que la radio es aún la mejor herramienta de difusión de la música. No obstante, la realidad de la radio en la ciudad es notoria: podemos hablar de un 90% de programación de música extranjera, aunque radios como la Pública, la Municipal, la Visión, la Metro o la COCOA de la USFQ tienen programas especializados en donde pautan música local y nacional.

Para Fabara, la gente que busca algo específico en la música simplemente no oye radio, sino que busca su música en Internet. Muchos oyentes señalan que la radio virtual Ultramotora es un importante espacio de difusión de bandas locales. Por otro lado, si de medios convencionales se trata, los periódicos le han dado gran cabida a las propuestas musicales locales los últimos años.

Fabara asegura que parte de la promoción son los medios tradicionales y recursos como afiches y volantes, pero cada vez se usan menos cuando se trata de conciertos pequeños. Ahora, todas estas estrategias de promoción ven la luz en espacios como salas de conciertos, bares, cafés y discotecas con una amplia oferta semanal.

Los eventos más grandes tienen dos tendencias: o forman parte de grandes festivales gratuitos en espacios públicos y abiertos o, dependiendo del género musical, son conciertos pagados de uno o varios artistas.

Por: Rocio Carpio | @marocape / Fotos: Martín Jaramillo
Texto publicado en Revista Q mes de Septiembre 2012

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BLOG | Los Pescados – T. Rex / El Camello

T. Rex 

Por Juan Fernando Andrade

La melodía de esta canción es tan… cómo decirlo, ¿amigable?, que teníamos que dañarla de alguna manera. Cuando ocurren cosas como esa pensamos en el principio con el que Kurt Cobain componía muchas de las canciones de Nirvana, algo así como juntar las melodías de Los Beatles con la maldad de Black Sabbath. Y ya que teníamos una canción que casi y podría tocarse en el lobby de un hotel mientras familias cristianas disfrutan de un buffet mediterráneo, decididnos ponerle una letra suicida.

La primera estrofa es, evidentemente, una confesión de primera mano: llevamos años tocando y estamos sordos y maltrechos pero lo seguimos haciendo. Ahora bien, lo hacemos porque de alguna manera tocar nos mantiene con pulso, pero también nos genera frustraciones, nos hace daño. Hemos visto bandas desaparecer porque la música independiente en el Ecuador es insostenible, o gente que lleva más de diez años “en el negocio” y aún tiene que vender un carro o hipotecar su casa cada vez que quiere grabar un disco. Este tipo de traumas te comen el cerebro, te causan insomnio y una persona que no puede dormir no puede hacer mucho más tampoco.

La falta de sueño ocasiona, entre otras cosas, falta de comunicación entre neuronas y puede conducir a la demencia. Por eso, en la segunda estrofa escribimos: Todo lo que quiero / Es poder dormir / Me quedé sin gotas / Tengo que sufrir / Mordiendo el techo. Esas gotas se llaman Neuryl (el famoso clonazepam de Calamaro y tantos otros), un relajante muscular con propiedades ansiolíticas que en ciertas farmacias se vende sin receta. Las gotas se disuelven en un poco de agua y listo, ahí se ven. De dormir, duermes, pero el sueño químico es más bien un corte de electricidad, un apagón: pasas ocho o diez o doce horas out, pero luego no recuerdas nada de nada, no parpadeas ni le das vuelta a la almohada ni te levantas a mear: es un sueño sin sueños. Y aún así es mejor que quedarse boca arriba y “mordiendo el techo”, frase acuñada por todos aquellos a quienes se les fue la mano con la fundita blanca, ya sea porque la fiesta estuvo buena o porque se portaron egoístas y se la metieron toda sin decirle a nadie.

El coro, que tiene esa voz Bowie-Jagger en su etapa más coqueta, es para nosotros el momento en el que el suicida jala el gatillo y se vuela la cabeza. Y mi cabeza… / Y mi cabeza… Nos gusta mucho que, cuando lo tocamos en vivo, la gente lo tome como el momento preciso para levantar las manos y bailar. Eso, así queremos creerlo, significa que la ironía y la rivalidad entre ideas llegaron a buen puerto: en la contradicción está el gusto.

La segunda estrofa retoma la sensación del miedo-dependencia al sueño químico. ¿Y si tomaste más gotas de las necesarias y ya nunca más habrá buffet mediterráneo junto a los otros cristianos? Puede pasar. Pudo haber pasado ya y esa imagen del zombi que aún no entiende que es zombi, y que dicho sea de paso anhela la existencia de un Dios al cual llevarle las plegarias que se dirán en su funeral, nos pareció, por decir lo menos, oportuna. Además, en ese momento la guitarra se queda sola y bien podría entonces un alma en pena treparse a las cuerdas.

Pero lo que más nos gusta son las frases con las que se despide la canción. Adiós amigos / Adiós mundo cruel. Ambas vienen de momentos clave en la historia del rock y tienen que ver con el final de los días. La primera es el nombre del último disco de Los Ramones, lanzado en 1995, que abre con la versión de I Don’t Wanna Grow Up, esa canción de Tom Waits que retrata mejor que ninguna otra la enfermedad conocida como Síndrome de Peter Pan. En ese título, en ese disco y en esa canción está el final de Los Ramones y el comienzo de su leyenda, es decir de su vida después de la muerte. Y la frase siguiente, “Adiós mundo cruel”, es el título de la canción con la que se acaba la primera mitad del The Wall de Pink Floyd, el álbum que por un lado conquistó el reino de los cielos y por otro mató a la banda en su mejor momento.

Eso queríamos, una muerte que se pudiese rockear y hasta bailar de ser necesario.
¡Feliz día de los muertos!

T. REX

Cuánto tiempo
En medio de tanto ruido
Y aquí
Aquí vamos de nuevo

Todo lo que quiero
Es poder dormir
Me quedé sin gotas
Tengo que sufrir
Mordiendo el techo

Y mi cabeza…
Y mi cabeza…

En la noche pienso
Capaz y ya me fui
Pasó sin darme cuenta
Y dejé de existir
Por eso estás llorando

Estoy llevando
Tus plegarias a Dios

Y mi cabeza…
Y mi cabeza…

Adiós amigos
Adiós mundo cruel

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