En la música guayaquileña hay mucho entusiasmo por hacer las cosas: unos buscan hacerlas bien, y otros simplemente hacerlas. Cuestión sólo de talento según algunos entendidos, cuestión de actitud y de ganas, añadiría.
Esperando el despegue se ha convertido en la sorpresa en lo que va del año en cuanto a “demos” de bandas guayaquileñas. Un año donde hubo de todo: poco nuevo, demasiado de lo mismo y algunos caminos equivocados.
“Ser metalero es no quedarse callado, es ser irreverente…”
Nunca escatimaron en rarezas. En sus primeras presentaciones El Cuarteto de Nos se trepaba al escenario con globos prendidos de sus pelos y papel aluminio en sus piernas. Utilizando medias can-can y un telón que los cubría hasta la cintura; o se disfrazaban de viejas.
La ropa es considerada una forma de mostrar estatus social, pues digan lo que digan nunca va a ser lo mismo vestir de a diseñador europeo que con prendas encontradas en el mejor de los locales de cualquier mercado de nuestras ciudades, en donde te la pruebas en medio de la clásica música chichera y voces gritando ofertas, entre otras cosas, que hacen únicos a estos ambientes urbanos.
Este fue un encuentro en el que Plan Arteria compartió con Álvaro Ruiz uno de los fundadores del proyecto Música Joven.
“Motozen expresa el hecho de caminar sobre una navaja. Es el punto de quiebre entre el riesgo absoluto y el equilibrio. Refleja el acto de meditar con los ojos cerrados, montado en una moto”.
“Llamar la atención”, puede ser una de las frases que la banda guayaquileña The Cassettes más repite al momento de entrevistarlas. Todas en diferentes contextos. En un momento pueden negar que la banda tenga ese propósito; luego de cierto tiempo, lo pueden afirmar. Pero pasar desapercibidas no es una de las cualidades de The Cassettes.
Guayaquil, 16 de mayo. Llegué a Diva Nicotina con gran entusiasmo, afortunadamente encontré el segundo mejor lugar para estar en un concierto en este lugar: frente al escenario, pero en el altillo.