Hace unos años, Robert Smith dijo que The Cure no giraría en nuestro país porque “nadie toca en Ecuador”. Embargada de felicidad, conversé vía Skype y WhatsApp con Rafael Alfaro de Quito se Quema y Daniel Flores de Megalodon Discos, responsables de que Dwarves toque,...
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Finalmente, alguien le hizo una canción a Jodie Sweetin
Después de formar los Dwarves guayacos [Potato Head Punks] y una prestigiosa agrupación llamada Semen de Pavo, ¿cuáles serían las siguientes aventuras de Juan José «Cheche» Palacios? [sí, luego de esas bandas vino Stereo Salado, pero esa no cuenta]. Esta vez, luego de algunos meses de inactividad, converso con «Cheche» acerca de su más reciente encarnación: J. Calavera. Sigan leyendo.
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M: «Math rock», «shoegaze» y «lo-fi»: otra etiqueta para música que no entiendo [antes de escuchar tu nuevo proyecto, J. Calavera, por el nombre y el arte, pensé que iba a ser algo como Social Distortion u Oingo Boingo]. Has definido a J. Calavera como lo-fi. ¿Por qué? ¿Haces música con pocos recursos? ¿Do it yourself hasta la muerte? ¿Actitud «We jam econo»?
J: En realidad, la ética DIY la he aplicado desde que «aprendí» a hacer música, más que nada inspirado en el punk, que ha sido una ideología con la que me he sentido identificado desde el momento en que la conocí. El lo-fi, lo que estoy haciendo actualmente, está basado en los escasos recursos con los que tuve que trabajar para sacar este material.
Cuando empecé con Potato Head Punks en 1998, fue: «Hey, hagamos una banda… ¿quién sabe tocar algo? Eh… pues entonces cantaré», y sin saber tocar nada, empecé a plasmar mis ideas en una guitarra acústica que tenía en casa desde los 8 años agarrando polvo, haciendo ritmos y luego enseñándoselos al guitarrista, diciéndole «la canción es así», y él la interpretaba tocándola con acordes. Desde siempre fue así la manera de componer, en todas las bandas en las que toqué. Entonces ahora, con J. Calavera, fueron esas ganas de seguir haciendo música las que me llevaron a componer y grabar con lo que tenía a la mano: una guitarra acústica, una eléctrica, tambores de juguete, una radiograbadora y así por el estilo. De ahí la poca fidelidad [low fidelity: lo-fi] que tiene la calidad del producto final.
¿Qué tan diferente eres, es J. Calavera, de las bandas en las que tocabas?
Potato Head Punks, al igual que Semen de Pavo, fueron nombres que salieron sobre la marcha, básicamente chistes internos. Eran punk y hardcore, más basadas en joda y lo que pensaba en ese momento, por eso las letras no deben ser tomadas muy en serio. De eso, a lo que hago ahora, hubo un gran proceso. Al regreso de vivir en Argentina, formé Stereo Salado. Pasé del punk al post punk revival o algo así, pero seguí con ganas de seguir haciendo música, así sin saber grabar ni nada. Me puse a experimentar con lo que tenía a la mano, y de ahí nace J. Calavera.
No le paré mucha bola a Stereo Salado porque aún seguía esperando el regreso de Potato Head Punks, pero pienso que ese fue el punto de inflexión del punk/hardcore a lo que estás haciendo ahora.
El DIY siempre ha estado presente, y si no lo haces tú mismo, no deberías quedarte cruzado de brazos a que alguien lo haga por ti. Es eso lo que todas mis bandas han tenido en común. La libertad de poder hacer cualquier tipo de música, ya que ahora no estoy encasillado, es increíble. Si un día quiero hacer algo más pesado, va; si sale algo más suave, va. Si va algo hasta spoken word, va. No hay limitantes, excepto lo que solito me quiera imponer.
Habla, Henry Rollins.
Exactamente. Pero no tanto por ahí, sino por algo más a lo Boyd Rice, aunque ese man está bastante demente y va más por predicar el satanismo, pero igual sus experimentos musicales y con la audiencia son increíbles.
Escuchando J. Calavera, hay algunas canciones que son oscuras, sombrías, como que estuvieras manejando de noche a Quito con Jeffrey Lee Pierce.
Entonces la entendiste bien. Me gustan ese tipo de bandas que tienen algo oculto, que te hace analizarlas más de lo que te dejan en pequeñas pistas por aquí y por allá. Te mentiría si eso no me ha influenciado. Titán, Jeffrey Lee… «You’re a ghost on the highway!». Lo escucho cuando toca manejar en carreteras oscuras.
Por otro lado, tienes una canción que se llama «Jodie Sweetin». Lo digo porque es lo opuesto: canciones oscuras y otra que tiene el nombre de una actriz infantil. Aunque es una actriz que se hizo verga, entonces todo tiene sentido.
Exacto. Lo que sucede con «Jodie Sweetin», sucede con muchas otras canciones. La cosa es que la que saqué ahorita es una versión instrumental, cuando saque la versión completa se revelará el secreto aún más; obvio, sin explicarlo todo. Que lo descifren o saquen sus interpretaciones.
Todo tiene algún sentido oculto: desde los títulos, hasta las emociones que tratan de provocar. Te pongo un ejemplo, también hay una canción spoken word, que se llama «Tony Ridge Blues». El mensaje que cuenta, el título de la canción y el precio del disco tienen relación. Hasta ahí te puedo revelar. La gente quiere todo mascado y eso me molesta mucho.
Todo esto que me dices suena a que has pensado bastante el concepto de J. Calavera. ¿Crees que la gente entienda todo esto? ¿Hay una escena en Guayaquil para tu música? ¿Está el Ecuador preparado para ti?
De verdad sí, me lo he pensado bastante. Me gusta escribir mucho; tengo historias, letras de canciones que nunca compuse y que todas representan algo, algún momento en el tiempo, entre otras cosas. No están puestos así por ponerlos. ¿Hay una escena? Pues no sabría qué decirte. Puede que sí, puede que no. Actualmente, cuando voy a conciertos y festivales de arte, siempre me topo con lo mismo. Con esto no quiero insultar a nadie, que cada uno escuche lo que quiera escuchar, pero hay muy poco que me deslumbre. Obvio, la gente ha de decir lo mismo de lo que estoy haciendo yo, así que el tiempo lo dirá.
Ahora, hay algunas bandas que tienen la misma idea que yo de sacar todo el material que puedan, sin perder el tiempo, sin decir «…estamos componiendo un álbum que saldrá el próximo año», sino que son más inmediatos. Con ellos me siento muy identificado, porque están en la misma corriente que lo que quiero hacer. Todo esto comenzó inspirado en un documental que vi de Jay Reatard, en el que él compartía su filosofía de hacer música, más por amor a la música que por amor a los fans, el reconocimiento o que perciban su música como algo cool. Era el hacer todo lo que puedas con lo que tienes en el momento, no esperar a la oportunidad de crear algo y plasmarlo, sino simplemente hacerlo. Eso me gustó mucho y me inspiró a retomar lo que estaba dejando que se cubra de polvo.
¿Tienes ese documental? Préstamelo. Lo he querido ver hace tiempo.
Me lo compré, porque lo busqué para verlo en todos lados y nunca lo encontré. Es inspirador, no te voy a mentir. En un momento dice algo así como «algunas personas piensan que es un cierto número de canciones buenas que uno tiene para componer y que luego te quedas sin gasolina. Para mí, tiene algo que ver más con el tiempo: me tiraron a este planeta y seguramente me botarán en cualquier momento. Lo que creas en ese tiempo es lo que vale». Fui a la juguetería a comprar tambores, saqué la guitarra de palo y empecé a componer. A quién le importa cómo suene, necesitaba volver a crear y eso es lo que estoy haciendo. Sí, va a sonar como el culo, pero eso es mejor que nada [mensaje: así se llama el primer disco].
Hasta me metí en clases de guitarra para poder componer más y crear de otra forma a la que estaba acostumbrado, a ver qué nuevas cosas se le pueden aportar al proyecto. Y la idea es componer de todo, así que quién sabe, mañana sale un disco country de J. Calavera, basado en desamores, al mejor estilo Requiem for an Almost Lady, de Lee Hazlewood. Espero para entonces ya saber tocar bien, y sino, pues lo haré mal, pero lo haré.
Y de verdad lo botaron en cualquier momento. RIP Jay.
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Bandcamp: http://jcalavera.bandcamp.com/
El derecho a poner reggaetón
«Aquí ‘estar down’ significa irse ‘hasta abajo'». Y ahí tienen una de las mejores líneas de marketing de un grupo guayaco. Lunes Sexy [Jaime Nuñez del Arco y Eduardo Vélez] mezcla «El gato volador», Pulp, imágenes de Magneto [el grupo], videos de aeróbicos de los 80 y tiene el nombre de banda nacional más bacán que he escuchado desde Noise de Ginatta. Aunque terminaron haciendo un análisis sociológico del derecho que todos tenemos de poner y bailar reggaetón y la «discriminación y encasillamiento» dentro de la música, ver a Lunes Sexy en vivo seguramente debe ser tan bacán como tener sexo un lunes.
[PD. El 50% de mi Spotify es In Flagranti, Patrick Cowley y The Flirts]
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¿Qué son? ¿Qué hacen?
Eduardo Vélez:
Es difícil definirlo: no somos DJs, peor aún músicos.
Los dos somos diseñadores.
Los que no son músicos, son críticos de música…
EV: …
o escriben sobre música,
en blogs de música, jaja.
Jaime Núñez del Arco: Nuestro proyecto se llama Lunes Sexy porque desde el inicio lo conceptualizamos como un asunto entre lo sensual y sexual, en onda bailable, y con ritmos locales.
Cuando hablo de locales, hablo desde tecnocumbia hasta Milli Vanilli, música que es parte de nuestro imaginario.
EV: «We are electronic performers», como la canción de Air.
¿Sensual no es lo mismo que sexual, entonces? [Otra casi referencia a Spinal Tap. Vayan contando.]
JNdA: Lo sexual es una manifestación más cruda de lo sensual: mensajes más directos con respecto al cuerpo y al acto sexual en sí. Es algo que de todas maneras lo tratamos de dosificar y enfocar de manera inteligente, sin volverlo algo cliché y literal. Generalmente, lo sexual viene incluido en las letras de los tracks o en un sample o en el mismo ritmo que utilizamos como base para nuestros mashups. Es subliminal.
EV: O incluso en lo que la gente entiende como «reggaetón»: reggaetón = sexo.
¿La gente entiende toda esa explicación sociológica? Todo el mundo va a » tropezarse sin querer» con otras personas y a chupar.
JNdA: La música se asimila, no se intelectualiza. El público consume directamente lo que escucha y el objetivo final es que bailen. No buscamos mucho más que eso.
EV: A veces Jaime y yo sí intelectualizamos sobre estas cosas, por ejemplo, el «derecho» o pertenencia a tocar reggaetón. Mi exesposa me mandó un mail diciendo que era una vergüenza porque ahora tocaba reggaetón. Creo que el mejor momento de mi vida reciente fue cuando pusimos «El gato volador» y la gente respondió.
JNdA: Es interesante analizar el encasillamiento y discriminación que sufre un espacio que se lo considera tan amplio y democrático como la música. Hay gente que hace hip hop en Guayaquil que son unos genios, pero jamás los van a programar en un espacio de Las Peñas o Samborondón, simplemente porque: 1. Hacen música «urbana», y 2. Porque son de Las Malvinas. Eso lo extiendo hacia el comentario de Eduardo: pusimos «El gato volador» en nuestra primera tocada y eso se volvió un tema de «Lunes Sexy vale verga porque son unos manes que ponen reggaetón». Obviamente, ese rechazo es el primer paso a tener algún tipo de éxito: estás marcando un territorio, una filosofía y una estética y de ahí no te saca nadie. Luego la gente lo empieza a aceptar… ¡Al menos eso espero!
EV: Para muchos «manes» de la escena electrónica, punk o rock o lo que sea, es un insulto el reggaetón. Olviden eso, no hay escena de nada en GYE. Todos fracasaron, jaja.
Como para meternos de nuevo en contexto en el «¿qué hacemos?», cuando Jaime me invitó al proyecto, dije «sí, de una» porque no era necesariamente «hagamos cumbia y reggaetón». Yo lo asimilé como una oportunidad de hacer algo nuevo con sobras, restos de un montón de cosas que estaban ahí flotando. Por ejemplo, «Jay» [Jaime] ahora saca samples de su colección de CDs.
JNdA: Mi relación con el reggaetón y, en resumen, todo tipo de música tropical viene desde mi niñez, y justamente por su total ausencia [mis padres escuchaban soft rock en inglés, tipo Phil Collins]. Yo descubrí la salsa cuando ya tenía 18 años y desde ahí no he parado de escuchar ritmos latinos y tropicales. Además me gusta mucho bailarla y en fin, ese medio ambiente. Por otro lado está el tema del pop, el cual también me obsesiona. Entonces la idea de encadenar las dos cosas fue lo que plantó la idea de Lunes Sexy. Con Eduardo resultó genial porque él piensa de una manera más abstracta y genera más noise y ambientes. Si fuera yo solito, básicamente sería un DJ de Tropicálida mezclado con uno de Radio Disney.
EV: Mr. Wilson, si lees esto, ya sabes, bro: Lunes Sexy.
Dentro de mis mejores recuerdos está mi papá «blasteando» a la FANIA.
JNdA: Hice recientemente un mashup entre Miley Cyrus y The Breeders. Creo que vamos a seguir buscando por ahí, excarvando recuerdos y buscando el espacio entre lo bizarro y lo bailable.
De ley. Mi sueño es ver a 2manydjs.
EV: Conversando con una amiga, me acordé de «Todavía», de La Factoría. La busqué en YouTube, subí el volumen y tenía en mi trabajo a tres chicas entre 24 y 35 años cantando. Eso es Lunes Sexy. Lunes Sexy es un tipo recién divorciado yéndose de casa con sus cosas en una camioneta de balde de madera que se choca contra las oficinas de Google.
JNdA: Este primer mixtape que hemos producido establece mucho de lo que Lunes Sexy propone. Es una especie de manifesto o enunciado de principios. Recorremos desde nuestro imaginario adolescente pop, hasta el sonido reggaetonero y sexualizado de este tiempo, hasta nuestro soundtrack de música indie y electrónica del día a día… ¡La mayor parte del tiempo todo sonando al mismo tiempo!
Nuestro objetivo: que lo lancen en su cuarto entre cuatro amigos o en la pista de su próxima fiesta casera y los haga bailar. Con eso creo que cumplimos con nuestro pequeño granito de involución musical.
EV: Ojalá mi exesposa lea esto, jaja.
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Al cierre de ésta edición no sé si estará ya listo el mixtape del que hablan arriba. Revisen www.lunessexy.com [no es paro, sí tienen un puntocom]
La reportera del hardcore
Yo le copiaba los exámenes a la directora de La Descorrupción
Siempre que hablo con mis excompañeras de colegio es para enterarme de algún chisme. Nunca me había tocado conversar con alguna acerca de su película sobre «matar corruptos para purgar el sistema» [recientemente premiada en Estados Unidos como la Mejor Película Internacional]. María Emilia García, directora y mil cosas más de La Descorrupción, responde mis preguntas.
Cuando estábamos en el colegio me imaginé que ibas a ser diputada o presidenta. Hoy estás por estrenar una película sobre matar políticos. Irónico. ¿Algún absurdo/lamentable suceso en particular de nuestra historia moderna que te haya inspirado a hacer La Descorrupción? ¿Abdalá cantando con Yesenea Mendoza? ¿La «Navidad negra» de Elsa Bucaram? ¿Las caídas de Mahuad o Gutiérrez? ¿La crisis de 1999? [Si alguien me pregunta, mis momentos favoritos son el paseo del primer barril de petróleo ecuatoriano en 1972 y el «cenicerazo» a Dahik en 1990]
Sí hubo una época en el colegio en que me interesaba la política, pero esa época ha pasado. Debo confesar que, aunque soy periodista, muy pocas veces veo las noticias, jejeje. Siempre es lo mismo: cosas preocupantes. Prefiero ver series. Prefiero la ficción ahora. No recuerdo ningún suceso en particular o momento donde se me haya ocurrido la idea. Fue solo algo que se fue cocinando en mi cabeza. Recuerdo alguna ocasión escuchar a la gente mientras veía algún golpe de estado de los de antes -que pasaban a cada rato- decir que por qué no agarraban a algún político corrupto para que así “escarmiente” y eso fue lo que me dio la idea: ¿qué tal si una persona llegara a ese extremo?
Parte de La Descorrupción se financió con crowdfunding. ¿Qué tal la respuesta? Pienso que es un método al que -en nuestro país- le falta despegar. [Sorry, me olvidé de donar]
Sí le falta aún y la verdad no sé si llegue a funcionar acá. El crowdfunding de La Descorrupción fue un fracaso. Pero no con eso creo que deba ser siempre un fracaso. Creo que las personas que lo quieran usar deberían adaptar el método a nuestra realidad, por ejemplo: recoger donaciones en vivo.
No creo que hacer algo con menos plata signifique menor calidad, ¿pero qué implica? ¿Qué dificultades crees que pueden presentarse?
No, por supuesto que no implica menos calidad, pero sí puede ser limitante en cierto sentido. Depende de cómo uno aborde el reto. Hacer una película es un trabajo de equipo y al contar con poco presupuesto, primero tienes que asumir más roles de los que deberías dentro del proyecto, por ejemplo: ser la guionista/directora/productora/editora, hacer tus propios efectos, hacer las artes, etcétera. Y todo eso aumenta el tiempo que te demoras terminando el producto.
Parecía que en nuestro cine solo habían dos temas: el punk y el feriado bancario. ¿Cómo ves el panorama? Por cierto, ¿cuál es tu película nacional favorita? ¿Cuál no le recomendarías a nadie?
Mi película favorita hasta ahora de las que he visto es Qué tan lejos. Prefiero no decir cuál no recomendaría para no ofender a nadie.
Bueno, en términos de cómo veo el cine ecuatoriano, lo veo mal en cierto sentido porque todos los recursos para producción están concentrados en un solo lugar y lamentablemente esas producciones no están dando resultado. Cada año el promedio de asistencia baja más. Al menos si destinando los fondos a esas producciones viéramos un progreso o que despegue la industria cinematográfica en Ecuador, tendría sentido, pero eso no se ve. No veo una política de buscar que otras ciudades tengan proyectos que cuenten con financiamiento. Por ejemplo: hay un programa que se llama Ibermedia que ayuda a financiar películas y ellos tienen la política de que solo pueden escoger dos proyectos por país. Algo así se debería aplicar acá con los fondos concursables del CNCine.
¿Recuerdas la broma del ratón en Cuarto curso? Esa sí fue una película de terror de bajo presupuesto.
Creo que sí, jeje.
Buscando la tumba de «Prema»
Siempre me he preguntado dónde está enterrado “Prema”, vocalista de Descontrolados, generalmente considerada como la primera banda punk del Ecuador [hasta ahora, nadie más ha reclamado esa distinción; si alguien tiene un papá con cresta que tocaba en los 70/80, que avise]. “Prema”, cuyo nombre era Orlando Aníbal -¿o Aníbal Orlando?- Abruzzini, murió asesinado a puñaladas en Guayaquil el último sábado de agosto de 1988, según la edición de EL UNIVERSO del 1 de septiembre de ese año. Miren las fotos de arriba [las tomé en la hemeroteca en 2012]. El número de puñaladas varía según la fuente: unos dicen que fueron tres o cuatro y otros, más de 30.
Tenía la idea de que iba a ser difícil dar con la tumba, casi imposible. Había creado una leyenda en mi mente. Me imaginaba buscando y entrevistando a los que lo conocieron a ver si recordaban algo. El mito se fue abajo cuando un amigo al que le había comentado mi duda, me envío por WhatsApp: “Cementerio General, puerta 15, bloque 1, nicho 26544, fila 5”. Chao.
Le dije a Omar, fotógrafo y vocalista/bajista de Ultratumba, que tome las fotos. De hecho, por él escuché a Descontrolados, hace casi diez años. Bueno, quedamos en ir hoy, domingo 7 de diciembre. Estuvimos en el cementerio a las 07:10, pero estaba cerrado; abrían a las 07:30. Fuimos a comer bolones y regresamos a las 8.
Fantaseaba con conocer la tumba de Jim Morrison desde que vi la película de The Doors en VHS. Tenía en la cabeza aquella escena final. Fui en marzo de 2003 y ya se habían robado el busto, pero los grafitis y los curiosos como yo, seguían ahí. Sentí la misma, digamos, emoción al buscar la tumba de “Prema”, aunque a diferencia de la de Morrison, la de Orlando Abruzzini está olvidada: ni una flor de plástico, un “QEPD” a medio pintar. Nada. Estoy segura que no ha tenido cambio alguno desde 1988.
Ahora que ya sabemos donde está enterrado “Prema”, es hora de ir con marcadores permanentes a escribir en su lápida. Hay que llevar una escalera.
Foto por Omar Sotomayor
BLOG | Bandas Recomendadas / Por María Isabel Cartagena
Revisa la selección de nuevas bandas que el staff de Plan Arteria y varios colaboradores invitados te recomiendan.
Por: María Isabel Cartagena | @maluqui
SWEET SANDRA | Ecuador
Hace unos años, mientras mi papá manejaba, puse Kelly Kapowski en el carro. Dijo que era la música “más horrible que jamás había escuchado”. Creo que Sweet Sandra le produciría el mismo efecto. Esa es la idea, ¿no?
PD. SS aparece en el Music Alliance Pact de julio 2014
SoundCloud: soundcloud.com/sweet-sandra
KING DUDE | Estados Unidos
¿Sabían que Anton LaVey y Dolly Parton fueron novios en los 70? Es mentira, acabo de inventarlo, ¡pero qué bacán hubiera sido! Eso es King Dude: parte americana, parte folk y adoración al Ser Maligno. Lo mejor es que está en Spotify. Ay, la globalización.
Bandcamp: kingdude.bandcamp.com
BEYOND PINK | Suecia
Foto por Michelle Olaya
Beyond Pink debería haberse llamado Beyond Punk, porque más que punk, tocan hardcore… ¿Entienden? No, por favor, no me boten de Plan Arteria… Bueno, estas chicas usan camisetas de Cro-Mags, así que por ahí va la cosa.
Bandcamp: beyondpink.bandcamp.com
-¿Aló? ¿Diga? -Hola, ¡somos Moshi Moshi!
Foto por Fabián Peñaherrera Cattani
Justo cuando le preguntaba por vigésima vez a Ángela cuándo mismo iban a tocar Las Beaches, un trío de antiguas Cassettes, me dijo que ese grupo había muerto y que ahora estaba en Moshi Moshi [llamado así por una expresión japonesa para contestar el teléfono]. Hablé con ellos por Skype para conocer un poco más sobre “el conjunto” -como dice mi papá, en vez de decir “grupo” o “banda”-, que lo completan Roberto [voz y guitarra] y Denise Chalela [bajo] y Guillermo “Mito” López [batería].
Panas, disculpen. Recién a esta hora puedo.
Ángela Peñaherrera: ¿Dormiste al niño?
Sí, ya se “ruqueó” ese man. Ya me estaba durmiendo yo también.
¿Roberto tocaba en mUte? Me acuerdo que los vi cuando le abrieron a Miranda!
Roberto Chalela: Así es. A Miranda! y a los Babasónicos, allá en 2006. Otros proyectos: recLAB. Rondamon, Bejin de Kabuto, dO VS Serlinn, Ricardo Pita, etc. Acá esta nueva banda no tiene nada que ver con The Cassettes y peor con mUte…
A eso iba… Quería saber qué tanto de The Cassettes iba a haber en Moshi Moshi.
RC: …de hecho, Ángela y yo nos conocimos por Boards [el último grupo de Roberto y Denise].
AP: Simón.
RC: Nos conocimos en una tocada de Boards, aunque Denise dice que la conoció en Colors [una discoteca gay de Guayaquil].
¡Ángela! ¿Por dónde es qué andas?
Denise Chalela: Nos conocimos en Envidia, en realidad [otra discoteca gay de Guayaquil].
AP: Vi a Roberto y Denise tocar, y dije “wooooooooooow!”, y me acerqué a felicitarlos después del concierto, pero sólo a Roberto porque Denise tenía cara de brava y me intimidaba desde que la veía en Colors. Bueno, escuché Boards y dije, “no puede ser, alguien tocando surf rock inédito en Guayaquil”.
Debe ser bacán tocar con tu hermano/a, así como Pimpinela. Hubiera querido tener un grupo como Redd Kross, claro, si mi hermana y yo tuviéramos talento musical alguno. ¿Hay algo especial en tocar con Denise/Roberto?
RC: Hay química y feelin’ cuando se toca con hermanos. No hay otro interés más que la misma música. De hecho, Denise me enseño mis primeros acordes.
Denise es DJ… ¿En Moshi Moshi meten algo de eso?
DC: Hasta ahora, no.
RC: Nada. Dos guitarras, 3 voces, un bajo, una batería. “Sufi”.
Guillermo López: Dos perros y un gato.
DC: Hay ritmos en batería que emulan un poco a ritmos electrónicos, pero no hay sintetizadores, ni nada.
Antes de empezar el chat, me metí a su Bandcamp para escucharlos pero no hay nada.
RC: No, aún no subimos el primer EP de Moshi Moshi, El Niñou.
AP: Pronúnciese con “acentou gringou”.
RC: Contiene 3 temas: “El hilo”, “El sueño” y “Todos somos filtros”.
Tengo la idea de que la banda es medio ‘90s. No he escuchado nada, pero siento que es algo que podría haber visto en 120 Minutos de MTV en 1996.
GL: ‘60s.
RC: Tiene de todo un poco: indie, alternativo, post punk, dreamy.
AP: Es que inevitablemente va a sonar a ‘90s con algo de surf rock, más que nada por la música que escuchamos.
Dreamy?! ¡¿Van a haber canciones de más de 3 minutos?!
DC: Hay, pero muy pocas.
AP: O sea, 3:30. No pasan de los 3:45.
RC: La mayoría son de menos de 3 minutos, pero porque son temas rápidos y dinámicos. Se manejan a un tempo alto. Si escuchas el tema, tiene sus partes y cambian y todo, y pasa bastante en esos 3 minutos.
AP: Roberto me pasa las maquetas con los riffs y yo los toco con mis rasgueos y de a poco le voy subiendo al gain; así suena más “punkeado”. Me enseñó el amor al reverb.
RC: La pasión por el drip.
AP: The wet sound.
No tengo idea de lo que están hablando.
RC: La verdad es que cuando Ángela ingresó a la banda, empecé a “punkear” old school o rock ‘n’ roll de los ‘50s: Chuck Berry, Little Richard, cosas así.
AP: Yo le pasaba links como loca a Roberto de The Ventures, Dick Dale, The Beach Boys.
Angela, no sé por qué creo que los has hecho escuchar The Cramps.
Oigan, ¿y “Mito”? ¿Se llama así?
AP: Roberto ya había escuchado, creo… The Cramps es increíble.
RC: Con “Mito” llevamos tres ensayos.
AP: “Mito” es relativamente nuevo.
GL: “Guillermito” = “Mito”.
¿Antes habías tocado en otros grupos?
GL: La verdad, no en bandas de la escena local. Toqué en grupos cristianos.
Ángela, ¿tú también tocabas en la iglesia, no?
AP: Sí… Tú ya lo sabías, chucha.
GL: Todos somos “brotheres”.
AP: “Brotheres” en Jesús.
RC: Con Moshi recién comenzamos. Se viene un álbum de 10 temas en español y un EP de 6 temas en inglés, más El Niñou. Hay harto material.
Alguien me comentó que «esa banda nueva de Ángela» estaba chévere.
AP: Me da risa, la banda es de Roberto.
DC: Roberto lleva casi 20 años componiendo música.
Oigan, entonces van a sacar un álbum de 10 temas, un EP de 6 y El Niñou? ¡Qué camelladores! Gran ventaja tener un estudio propio, ¡diga!
AP: No diría tanto estudio, sino equipos y gente que quiere hacer música en serio. Nuestro “estudio” es el “depar” de Denise, los equipos de Roberto y de Denise y mis equipos. Roberto ya lleva harto tiempo produciendo música, entonces ya tiene el expertise.
RC: Acá, en el estudio en casa, tengo Pro Tools en una “compu” y en la laptop Ableton. Con eso hago todo. Un par de mics, los “ampis” sí son de lujo -el mío y el de Ángela y el de Denise- miles de pedales, sintetizadores y muchas guitarras.
GL: Yo amo tocar lo más simple del mundo: bombo, dos “tones”, un platillo.
AP: Eso fue súper para la banda porque las “batacas” que se imagina Roberto son de lo más simples, pero piqueteras, a lo
Pixies o Sonic Youth.
RC: Claro. Mientras menos en batería, es más. Para este estilo.
DC: Menos es más.
GL: Menos es bueno.
Menos es más, excepto cuando yo como. OK, entonces en Moshi Moshi no esperemos nada de The Cassettes, Las Beaches, Boards, mUte o los grupos evangélicos de “Mito”.
AP: Por ahí queda el rastro de Boards, pero no es Boards.
RC: Boards es mucho más mellow. Moshi Moshi es más energético.
AP: Sorry, pero quiero poner este link: http://youtube.com/watch?v=UJXqnYCWW7Y
Cuando hice esta nota [28/07/2014], Moshi Moshi aún no había subido El Niñou, pero cuando ustedes estén leyendo esto, ya podrán escucharlo. Vayan a su Bandcamp. También pueden seguir a la banda en Twitter, facebook e Instagram.
Por María Isabel Cartagena Faytong